Título: Cien años de soledad
Autor: Gabriel García Márquez
Año primera publicación: 1975
ISBN: 84-7017-681-1
Editorial Argos Vergara
Leído en… español
Dedicatoria: para jomí garcía ascot
y maría luisa elio
Después de leer el año pasado El amor en los tiempos del cólera, y habiéndome encontrado una edición tirada de precio en un mercadillo de esta novela, ya tocaba que por fin leyera Cien años de soledad. Realmente no sé cómo empezar a hablar del libro, pues en realidad la mayoría ya lo habéis leído o al menos sabéis cosas de él, casi seguro. Es una de esas novelas clásicas de las que todos hablan bien, y por qué negarlo, me daba más que un poco de pereza ponerme a leerla.
Una de las cosas que dicen de Cien años de soledad es que tiene un montón de personajes que se llaman igual, y es verdad. En el libro hay un buen puñado de Aurelianos y otros cuantos José Arcadios. En cuanto a las mujeres, hay más diversidad en los nombres: Úrsula, Fernanda, Amaranta, Remedios… aunque también tiene unas cuantas repeticiones. Eso puede convertir la lectura en algo compleja, naturalmente, sobre todo cuando conviven en la narración varios personajes que comparten parentesco y nombre. La historia, como también sabía antes de empezar el libro, se centra en las vivencias de una familia – la familia Buendía – en un pueblo ficticio, Macondo. Es un pueblo ficticio, pero al final de la novela, ya me había metido tan de lleno en la trama que para mí casi ha sido un lugar real, y la familia, una familia real. La novela se enmarca dentro del género – si se le quiere llamar así – o corriente del «realismo mágico» latinoamericano, del que García Márquez fue uno de sus mayores exponentes. En la novela se van alternando situaciones de lo más normal con sucesos sobrenaturales, pero estos últimos están integrados de tal modo en la narración, que resultan de una naturalidad pasmosa.
Y ya entrando a valorar qué me ha parecido la historia, pues es difícil saber por dónde empezar. La novela tiene violencia, guerra, afán de superación, fuerza, valor, muchísimo amor, también odio, relaciones incestuosas, asesinatos, situaciones y personajes grotescos… como he dicho, uno se llega a sentir como si estuviera allí, siendo testigo de las vidas de personas reales, de las cuales sabe más que ellos mismos. Y es que como lectores omniscientes conocemos las motivaciones de todos y cada uno de ellos, lo que sucede cerca y lo que sucede lejos, lo sabemos todo y por eso asistimos como meros testigos a los hechos que les acontecen, muchas veces trágicos o tristes. Cien años de soledad no es una novela alegre, y lo que tenemos según pasan las páginas son tragedias inesperadas, muertes, muchas lágrimas y amores contrariados. Los personajes dan rienda suelta a sus pasiones o las reprimen, se aman con locura, hacen el amor, se obsesionan, se rinden o luchan hasta morir… Diría que es como la vida misma, pero no, es mucho más emocionante. Es como ser espía de la vida de decenas de personas, cada una de las cuales tiene una personalidad compleja y llena de contradicciones y también de una enorme coherencia. Pero no solo se nos cuenta la historia de la familia. Esa familia vive en Macondo, y junto a su historia tendremos un retrato de lo que ocurre en el pueblo, algo que evidentemente influirá en ellos. Por ejemplo, tenemos hechos clave, como la construcción del pueblo en sí mismo, la llegada del ferrocarril, principales acontecimientos, la compañía bananera, la manera de sobrellevar las diferentes guerras civiles del país, desastres naturales… Todo ello nos da una visión muy global que compone el tapiz de la novela, lo que consigue que uno se enganche y se interese por lo que está ocurriendo, lo que va a ocurrir, y cómo todo enlaza con lo ya ocurrido.
Pero no todo son buenas palabras. Aunque en mi caso puedo decir que disfruté muchísimo de la lectura, he visto otras opiniones que no son tan halagüeñas. El estilo denso y florido que a mí me ha resultado tan atractivo, es el mismo motivo por el que hay personas que abandonan la lectura de la novela. La complejidad y riqueza de sus personajes (que se cuentan por decenas), unido al hecho de que muchos comparten nombre, hace que muchos digan que es una novela excesivamente enrevesada y compleja, difícil de seguir. No lo voy a negar, no es fácil de seguir, y quizá hasta es recomendable recurrir a un árbol genealógico de la familia para poder saber en todo momento sobre quién estamos leyendo. Pero bueno, que pasado el periodo (páginas) de adaptación necesario para sumergirme en la dinámica de la novela, he disfrutado muchísimo su lectura, incluso tomándole afecto a sus personajes, a cada uno de un modo distinto.
Para terminar y a modo de resumen, novela densa y algo complicada de leer, pero para mí, no por eso menos entretenida, apasionante y emotiva. Incluso diría que esos factores juegan a su favor, contruyendo un mundo rico y con muchos matices. Para mí, ya ha pasado a ser uno de mis libros favoritos, aunque soy consciente de que este tipo de lectura puede no gustar a todo el mundo. Pero al fin y al cabo, ¿qué hay que sí le guste a todo el mundo?
FRAGMENTOS
…haciendo algo que desde hacía mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer, pero que nunca se había imaginado que en realidad se pudiera hacer, sin saber cómo lo estaba haciendo porque no sabía dónde estaban los pies y dónde la cabeza, ni los pies de quién ni la cabeza de quién, y sintiendo que no podía resistir más el rumor glacial de sus riñones y el aire de sus tripas, y el miedo, y el ansia atolondrada de huir y al mismo tiempo de quedarse para siempre en aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa.
(…)
…Aureliano escapaba al alba y regresaba a la madrugada siguiente, cada vez más excitado por la comprobación de que ella no pasaba la aldaba. No había dejado de desearla un solo instante. La encontraba en los oscuros dormitorios de los peublos vencidos, sobre todo en los más abyectos, y la materializaba en el tufo de la sangre seca en las vendas de los heridos, en el pavor instantáneo del peligro de muerte, a toda hora y en todas partes. Había huido de ella tratando de aniquilar su recuerdo no solo con la distancia, sino con un encarnizamiento aturdido que sus compañeros de armas calificaban de temeridad, pero mientras más revolcaba su imagen en el muladar de la guerra, más la guerra se parecía a Amaranta.
(…)
– ¿Qué dice? -preguntó.
– Está muy triste -contestó Úrsula- porque cree que te vas a morir.
– Dígale -sonrió el coronel- que uno no se muere cuando debe, sino cuando puede.
(…)
Fue entonces cuando se le ocurrió que su torpeza no era la primera victoria de la decrepitud y la oscuridad, sino una falla del tiempo. Pensaba que antes, cuando Dios no hacía con los meses y los años las mismas trampas que hacían los turcos al medir una yarda de percal, las cosas eran diferentes. Ahora no solo crecían los niños más deprisa, sino que hasta los sentimientos evolucionaban de otro modo.
(…)
Vio un dromedario triste. Vio un oso vestido de holandesa que marcaba el compás de la música con un cucharón y una cacerola. Vio a los payasos haciendo maromas en la cola del desfile, y le vio otra vez la cara a su soledad miserable cuando todo acabó de pasar, y no quedó sino el luminoso espacio en la calle, y el aire lleno de hormigas voladoras, y unos cuantos curiosos asomados al precipicio de la incertidumbre.
(…)
Para Petra Cotes, sin embargo, nunca fue mejor hombre que entonces, tal vez porque confundía con el amor la compasión que él le inspiraba, y el sentimiento de solidaridad que em ambos había despertado la miseria. La cama desmantelada dejó de ser lugar desafueros y se convirtió en refugio de confidencias.
(…)
Se sintió tan fieja, tan acabada, tan distante de las mejores horas de su vida, que inclusive añoró las que recordaba como las peores, y solo entonces descubrió cuánta falta hcían las ráfagas de orégano en el corredor, y el vapor de los rosales al atardecer, y hasta la naturaleza bestial de los advenedizos. Su corazón de ceniza apelmazada, que había resistido sin quebrantos a los golpes más certeros de la realidad cotidiana, se desmoronó a los primeros embates de la nostalgia. La necesidad de sentirse triste se le iba convirtiendo en un vicio a medida que la devastaban los años.
(…)
…terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo, que olvidaran cuanto se cagaran en Horacio, y que en cualquier lugar en que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.
(…)
…y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.
Desde mi punto de vista, es una de las mejores (si no la mejor), que he leído en mi vida. Es verdad que tiene muchísimos personajes, a cual más llamativo, pero también eso hace grande a la historia.
Tu reseña es magnífica, en serio, porque abordar esta obra es sumamente complicado y a mi me ha encantado como lo has hecho.
Un beso.
Pues sí, Kayena, es una gran novela. Creo que sus personajes ya se han quedado conmigo para siempre. Y eso me encanta, son personajes imperfectos, llenos de defectos, algunos tan solos…
Muchas gracias por lo de la reseña, significa mucho para mí que digas eso. ^^
Un beso!
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Valora en Bitacoras.com: Título: Cien años de soledad Autor: Gabriel García Márquez Año primera publicación: ISBN: 84-7017-681-1 Editorial Argos Vergara Leído en… español …Continuar leyendo »…
La leí hace tiempo.
No recuerdo nada de nada, solo Macondo y Aurelianos varios.
Ay, Roxe, pues yo creo que ya no podré olvidarlo!
Es uno de mis libros favoritos, lo lei hace un montón de años y me encantó
También es de mis favoritos, creo que es de esos que pasarán años y volveré a leerlo. Gracias por comentar, saludos!
Alla en mi lejana época de estudiante, cuando La Rabida -Palos de la Frontera-Huelva, era mi lugar de estudios. Nada mejor que tan señalado paraje hispanoamericanismo, para la lectura de cualquier obra del Marquez.
Han pasado 40 años y aun me queda el regusto de tan esplendida lectura.
Gracias por traerla de nuevo a mis recuerdos.
Un abrazo desde esta ciudad, que le decían descubridora.
Vaya, quiero acordarme de este libro dentro de cuarenta años (si es que llego, que ya soy un poco mayor), y de muchos otros. Qué bonito leerlo en un paraje representativo que te haya sentir aún más cerca de la historia.
Quizá hasta quieras releer la novela.
Un abrazo! No sabía lo de tu ciudad, ahora ya la he buscado en el mapa. Lo más cerca que he estado ha sido en Sanlúcar. Qué tierra tan preciosa es Andalucía. ^^
Me alegra que te animases por fin a leer esta gran novela. Como ya te dije es mi libro favorito. Por muchos motivos, pero quizá el que más es la forma de contar historias de García Márquez.
Sabía que te tenía que gustar, no podría ser de otra manera.
Ahora te recomiendo otro: La Colmena de Cela
(ahh y enhorabuena, hacer una reseña de esta obra asusta al miedo, y creo que la tuya es una buena reseña)
Sí, Bea! No sé por qué, no me animé hasta hace muy poco, y en cierto modo «El amor en los tiempos del cólera» fue el detonante, un regalo que claro, tuve que leer. Y me encantó. Su manera de contar la historia es tan personal, tan completa… ufff. Hay mucha psicología en esas páginas, mucha.
Y muchas gracias por lo que dices de la reseña, es que hablar de un libro que ya conocéis todos es algo difícil, pero bueno, intento hacerlo siempre como si le hablase a alguien del libro en «modo monólogo», o algo así.
Me apunto lo de Cela, no sé qué me pasa, pero casi nunca leo nada de autores españoles…
Un beso!
Es uno de los libros de mi vida. Desde que me lo leí a los catorce años (fui una lectora rarita y algo precoz) hasta ahora. Me encanta.
Y además le debo una notaza en el examen de selectividad.
Jo, pues leerlo a los catorce años tiene su mérito. Es un libro complicado, yo a los catorce leía Stephen King y cosas así… así salí.
Pero eso, que creo que se nota que a mí también me encanta. ¡Pedazo de novela!
Fué lectura obligatoria cuando yo andaba devorando Episodios Nacionales por gusto, imagina el choque de trenes…
Pasados los años y tras tropezar con Crónica de una muerte anunciada, volví a leerlo y entonces sí tenía el alma y el cuerpo para adentrarme en Macondo.
Si te encuentras en fase de enamoramiento, te recomiendo Memoria de mis putas tristes, es una delicia.
Con esta novela me pasó una cosa curiosa. Siendo muy jovencito, la empecé como cuatro o cinco veces y no era capaz de pasar de las primeras páginas. Entonces, un día (aún adolescente), la cogí y no pude parar hasta que me la terminé. Así, en plan obsesivo. Hoy es uno de mis libros favoritos. Un día de estos tengo que releerlo.
La leí hace un par de años y también ha pasado a ser uno de mis preferidos. Para abordarla es lo que dices, saber dónde «te metes» y ser constante en la lectura. No es de esos libros que puedes leer 50 ó 100 páginas, dejarlo una temporadita y volver a abordarlo. La complejidad que comentas en cuanto a personajes requiere una lectura constante en el tiempo para imbuirse en la atmósfera que se crea, mágica atmósfera y no perder el hilo ante tantos personajes con igual nombre.
Un buen libro para releer, sin duda.
Saludos
A mí también me gusta muchísimo este libro. Yo creo que el truco está precisamente en meterse en la lectura, en vivir en Macondo y sufrir con los personajes, en sentir su historia como si fuera propia. Si eso no ocurre, es fácil que la prosa se nos vuelva compleja y los hechos difíciles de seguir. Y si ya nos pasa en otros libros más ligeros imagínate con este, que es un buen tocho 🙂 En fin, que para mí es maravilloso, coincido plenamente contigo.
saluditos
Pienso igual que Lillu, a mi perconalmente me encantó, pero me costó un poco al principio hasta meterme dentro, que todo hay que decirlo…
Besos Sonix y buenas noches!!!,
¡Las patatas fritas! Respondiendo a la pregunta de si hay algo que a todo el mundo gusta, 😉 Pues yo voy a poner la nota discordante. He leído mucho de García Márquez, casi todo, y en general de la corriente del «realismo mágico». Me encantan, el autor y las novelas de ese tipo. Pero… imagino que fue una época difícil, Cien años de soledad me dejó fría. Me enfadaba a cada momento, me llenaba de amargura, me desesperaba,… Y el final me mató definitivamente. No lo volveré a leer, demasiada tristeza.
Me encantó ese libro. Pero más todavía «El amor en los tiempos del cólera». Me encanta cómo García-Márquez es capaz de combinar magia y drama. Es un denominador común en varios escritores sudamericanos y lo hacen magistralmente.