Shot in the heart, de Mikal Gilmore (Reseña)

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(…) Sentí que ya no tenía una familia. Los cantantes de blues te hablarán sobre qué horrible condición puede ser terminar como un niño sin madre en este mundo – qué devastador puede ser para uno ser privado no solo del amor y refugio que una madre puede dar, sino también de los manantiales de tu propia historia. Perder a tu madre, dice el cantante, es perder tu ancla en el mundo. Todo lo que te ha hecho y protegido ya no está. Estás a la deriva, e incluso si encuentras tu lugar, habrás perdido para siempre tu enlace más vital a tu ascendencia. Habrás perdido algo sagrado.
Siempre me gustaron esas canciones, pero no creo que ese es el modo en que me sentí yo. Sí, lloré a mi madre. Me sentí apenado e indignado por los sufrimientos que ella había pasado en su vida, y es cierto que al saber de su muerte, tuve una sensación de pérdida y ruptura – una sensación de dolor absolutamente desgarrador e inconsolable – que no había sentido con ninguna de las otras muertes de mi familia.
(…) Pero la verdad es que, no me sentí perdido en el mundo cuando perdí a mi familia. Si acaso, sentí alivio. Ya no estaba atado a la destrucción que había sido el espíritu de mi familia y cualquier ruina que pudiera venir a mi vida, al menos sería mía. Ya no tendría que sentarme y temer el próximo desastre familiar.

Hace ya tanto que supe de este libro, que ni recuerdo cómo lo hice. Supongo que algo tan tonto como que vi una recomendación en alguna web, salió como compra sugerida en Amazon, algo así. Sin embargo, sí recuerdo qué me llamó la atención de él. La historia se puede resumir muy fácilmente («hermano de asesino cuenta la historia de la familia»), pero como suele ocurrir en las historias verdaderas, esta no tiene nada de sencillo.

El hermano de Mikal Gilmore fue Gary Gilmore, famoso por ser ejecutado por un pelotón de fusilamiento que le disparó al corazón (de haí el título), tras ser encarcelado por el asesinato de dos personas en Utah. De hecho, hay otro libro que habla de él, y es La canción del verdugo, de Norman Mailer. Y mientras la obra de Mailer se centra en los últimos meses de vida de Gary, por medio de numerosas entrevistas y narrando desde poco tiempo antes de los asesinatos hasta la muerte frente al pelotón, el libro de su hermano va mucho más allá. Mikal Gilmore quiere dejar testimonio de todo lo que recuerda o ha podido averiguar sobre su familia, ahora para siempre relacionada con Gary.

En la portada del libro aparece la familia Gilmore, pero no al completo. En la foto aparecen los padres y los tres hermanos mayores. El menor de todos es el autor del libro, Mikal, y aún no había nacido cuando se tomó la foto. Aparecen los tres hermanos ahí: el mayor, Frank Jr. haciendo una mueca; Gary, con pose de pistolero; y Gaylen, con sonrisa encantadora de niño pequeño. En el libro el hermano menor habla de todas estas personas en detalle, sin ahorrarse las partes feas, pero también contando lo que hacía que fueran buenas, su parte más amable. Si el libro se tratase de demonizar aún más a Gary Gilmore, no tendría valor. Lo que intenta su hermano es explicarnos la historia completa, y entender él mismo qué pudo pasar para que su hermano se convirtiese en un asesino… y él no.

Me senté en la oscuridad en esa noche de invierno, llorando durante horas. Supe entonces lo que era el infierno: el infierno era mi familia. Era tener que vivir con personas que hacían las peores cosas a las personas que deberían haber querido más.

La historia de la familia Gilmore la comienza muy atrás, mucho antes de que él o su hermano naciera, y es haciendo un recorrido por los ancestros de su madre, y lo poco que sabe de su padre, el enigmático Frank Gilmore. Porque para Mikal, el hecho de que su padre fuera como era (misterioso, errático, brutal), puede ser uno de los motivos que convirtió a su hermano en lo que era. Pero no es algo tan sencillo como la influencia del padre sobre el hijo, sino que Mikal va explicando que puede que su familia estuviese maldita desde un inicio, que a juzgar por cómo eran su madre y su padre antes de conocerse, y la simbiosis que formaron juntos, quizá hubiera sido preferible que no hubieran tenido hijos. Lo que Mikal cree, y esté equivocado o no, es el que tiene información más completa, es que los secretos y frustraciones de sus padres ayudaron a crear un legado ‘maldito’, que acabó desembocando en el instinto asesino de Gary.

O quizá hubo algo más que terminó convirtiendo a este bebé en un asesino. Muchas veces en los últimos años me he descubierto a mí mismo centrándome en un par de sencillas preguntas: ¿Cuándo y cómo comienza el asesinato? O, por decirlo de otro modo: ¿Podría localizar un solo momento donde todo se torció, un momento – o periodo de tiempo – que pudiera haber marcado toda la diferencia? Y si pudiera entontrar tal momento, ¿estaría dentro de la vida de Gary? ¿O estaría fuera – un momento, digamos, en la oscuridad secreta de la historia de su propio padre? No hay respuestas sencillas a preguntas como estas – solo hay discusiones sin fin y especulaciones.

Como he dicho, Gary Gilmore se hizo famoso por asesinar a dos mormones, ser encarcelado y posteriormente ejecutado. Su ejecución fue bastante polémica porque fue el primer individuo en ser condenado a muerte, tras una década sin ninguna muerte. Rechazó hacer ningún tipo de apelación a su sentencia, se resignó a su destino pues consideraba que las muertes de esos hombres no tendrían que haber ocurrido nunca.

Como he dicho, la historia comienza muy atrás. Cuando los antepasados de su madre, mormones, llegaron a Utah y estableciéndose en Provo. Su madre, criada en un entorno de profunda represión religiosa y rodeada de historias terroríficas de castigo y pecado, escapó de su casa para huir de todo eso y se encontró con algo peligrosamente parecido a un criminal, un hombre de muchos alias, siempre con problemas con la justicia que huía de estado en estado; uno de sus alias era Frank Gilmore. Frank había estado casado ya anteriormente, con 6  o 7 mujeres, ya había tenido otros hijos, y había estado en varios estados, llevando a cabo estafas y trabajos de toda índole. Casarse con Bessie, por supuesto, no lo cambió, y Mikal cuenta que su padre desaparecía durante semanas sin dar muchas explicaciones. El primer hijo del matrimonio fue Frank Jr., el mayor y el que con el tiempo tendría que llevar una fuerte carga de las responsabilidades familiares; el segundo, Gary, siempre tuvo que soportar durísimas palizas de su padre porque Frank pensaba que no era hijo suyo (una creencia sin fundamento, como resultó); y el tercero fue Gaylen, un encanto de niño que acabó echándose a perder también. Los tres primeros hijos soportaron la peor parte del padre: palizas, malos tratos, violencia sin límites… su padre les pegaba por no comer lo bastante rápido, les pegaba por cualquier motivo, o sin motivo. Se burlaba de ellos y los humillaba. Esa es la parte que Mikal solo conoce de oídas y no tuvo que vivir de primera mano, y que convirtió a sus hermanos en lo que fueron al final: Frank, encerrado en sí mismo; Gaylen, fascinado con el crimen; y Gary, obsesionado con la injusticia del castigo.

Como cuenta, desde que tuvo 14 años, Gary siempre estuvo metido en problemas. Solo que los problemas eran cada vez de mayor envergadura y con peores consecuencias. Por el camino, hubo varias oportunidades para que Gary se rehabilitase, abandonase la senda de destrucción que iba siguiendo, pero siempre se torcía por un motivo o por otro.  La historia de Gary es la de algo que sabemos que va a acabar mal, muy mal, y que de repente haya un pequeño claro de luz lo hace todavía más difícil y peor. Si Gary hubiese sido un asesino despiadado, que acabara asesinando sin ningún motivo, juzgarlo sería más fácil. Pero como siempre, la realidad es más compleja y tiene muchos claroscuros y muchos tonos de gris. Mikal escribe sobre su familia de ese modo, sin ponerse excesivamente sentimental sino intentando ser imparcial (sin conseguirlo en ocasiones, normal dado que habla de su familia, sus traumas), hablando de las partes positivas de sus hermanos y padres, pero también de sus miserias sin ahorrarse nada. Mikal siempre se sintió fuera de la fotografía, pero no puede evitar mostrarse obsesivo, apenado y en cierto modo nostálgico en todo lo que se refiere a su familia. Mikal terminó siendo el miembro de la familia con más éxito, reportero de la Rolling Stone y teniendo fama, incluso a pesar del triste legado de su hermano. Pero leyendo estas páginas uno se da cuenta de que Mikal morirá llevando a cuestas la cruz de su familia, que traumas así nunca se superan del todo, y que en ocasiones la familia daña tanto a sus miembros que son incapaces de recuperarse del trauma.

Dios, odio las familias. Las veo caminando en grupos en un centro comercial, o escucho a amigos hablando de sus reuniones y problemas familiares, o visito a familias en sus casas, e inevitablemente me siento molesto por ellos. Me siento molesto por cualquier felicidad real que puedan haber conseguido, y porque no he tenido una familia como esa en mi vida. Y los desprecio por los modos en los que la noción del bien familiar todavía es utilizada para avergonar o subyugar a los hijos dentro de la familia, mucho tiempo después de que se han convertido en adultos.

El libro es una maravilla (triste maravilla) porque nos da una visión única y sincera en lo que se refiere a esta familia, y aunque en la mayor parte del libro no habla de él mismo, al final sí, y de qué modo. Nos cuenta por qué no ha tenido hijos, qué han significado sus padres y sus hermanos para él e intenta explicar su visión de por qué Gary Gilmore resultó ser así. Los crímenes del padre, la madre mirando a otro lado, las palizas constantes, el maltrato… es la historia de siempre, pero en este libro, parece contada con especial sinceridad.

Todo esto me parecía normal – era el único mundo que conocía. Pero quizá a algún nivel reconocía que no era normal, y puede que este reconocimiento se tomase su precio.
(…)
Recuerdo que me sorprendió cómo de mal se tomaron mi madre y hermanos la muerte de mi padre. Me sorprendió que todavía lo quisieran lo suficiente para llorar por él. O puede que estuvieran llorando por el amor que él ya no ocultaba, y la reconciliación que ahora les había sido negada para siempre.
(…)
Sé que en los últimos años de mi madre, mi ausencia le hizo mucho daño. (…) Lo sé porque, en una de las cintas con entrevistas que Larry Schiller y Norman Mailer me dejaron, mi madre le contaba a Mailer: «Echo de menos a Mikal. Me gustaría que se mudara aquí. Casi no llama, y cuando lo hace, suena tan distante, tan educado. Me trata como algo que le da miedo tocar».
Tenía razón. Huí. No podía ayudarla, y no podía quedarme mirándola morir. Quería estar tan lejos como fuera posible de mi familia.
(…)
Puede que parezca que es donde estar historia debería terminar… Puede que suene como a cierre. Puede que incluso tenga una pizca de redención. (…) Pensé: Esto es lo que tengo que aprender – lo que todos hemos tenido que aprender: Nuestras vidas siguen adelante. Tenemos que inhibir el dolor, enfrentarnos a los recuerdos, y perdonar lo que podamos. Con todo, no es la peor verdad que podemos aprender. Pero el problema es, nuestras vidas continúan, y la vida no tiene un cierre real, excepto la muerte.

Autor: Mikal Gilmore
Año primera publicación: 1994
País del autor: USA
ISBN: 9780385478007
Número de páginas: 416

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