Cuando una película de este género (que, aparte de todo, no es exactamente terror para mí, quizá más bien un thriller más bien), tiene tan buenas notas en todas partes, hay que tenerlo en cuenta. Y resulta que esta había tenido buenas opiniones de público y de crítica, que no me ha quedado más remedio que verla. 

La premisa es sencilla. Tres jóvenes de pocos recursos se dedican a realizar robos de poca monta dentro de domicilios en los que la instalación de seguridad está realizada por la empresa del padre de uno de ellos. Ellos son Rocky (Jane Levy), Alex (Dylan Minnette) y Money (Daniel Zovatto); aunque Money parece tener intenciones algo más destructivas, se supone que Rocky lo hace para conseguir una vida mejor para ella y su hermana pequeña en otro estado, California. En un apunte aparte, pero no poco importante, su amigo Alex se encuentra metido de lleno en la friendzone con ella. Bueno, la cuestión es que les surge el «robo perfecto», y es asaltar la casa de un veterano de guerra cuyas heridas en combate le dejaron ciego; al parecer el ciego guarda una fortuna en casa, y ese es el botín que esperan conseguir. A este ciego lo interpreta Stephen Lang, y vive en un vecindario medio abandonado. Al parecer la gran suma de dinero que el ciego tiene acumulada es debido a una indemnización que recibió después de que una chica rica matase a su hija en un accidente de coche. 

Así que deciden asaltar la casa del ciego una noche, y ahí comienza  su pesadilla. Se imaginaban que al tratarse de un hombre más bien mayor y ciego, iba a resultar un trabajillo fácil, pero el ciego en cuestión parece tratarse de una especie de Rambo jubilado que mantiene casi todas sus habilidades a pesar de la edad, y la ceguera. El espectador comienza sintiendo lástima por este ciego, pero a medida que transcurren los minutos el sentimiento va cambiando, sobre todo con algunas revelaciones que se producen a lo largo de la película. Y sin revelar mucho más, solo decir que el ciego en cuestión esconde varios secretos que cambiarán bastante el sentimiento de piedad que sentimos al principio por él.

Para mí, ha sido una película razonablemente entretenida, sobre todo en la primera parte inicial, donde se establece el «quién es quién» y conocemos la casa donde tendrá lugar el resto de la acción. Como en todo este género, es muy importante el ejercicio de ‘suspensión de la incredulidad’ constante (me encanta esa expresión), y al ser un argumento bastante sencillo el de esta película, en este caso es bastante constante. Ya digo, sobre todo hacia el final. Pero dejando a un lado ese elemento, que ya asumo como habitual en este género, hasta cierto punto la película me entretuvo bastante… pero no mucho más. Se suceden situaciones absurdas, cosa que ya esperaba; el problema para mí es que algunas eran un poco más absurdas o increíbles incluso de lo esperado. Los elementos con que el guión pretende hacer que simpaticemos con los personajes no funcionan, y finalmente, mi deseo solo era verlos sufrir (a todos) de la forma más miserable posible.

En general, es una película que puede resultar entretenida y que sorprende con algún giro de guión. Pero por lo demás no deja de ser ‘una más’ en el género de exploitation, donde las situaciones increíbles se suceden, y no siempre para beneficiar el entretenimiento del espectador. Mi lamento es que, una vez el guión pierde el rumbo, la película no consigue caer en el ‘despiporre’ y tomarse menos en serio a sí misma. Si algo bueno tiene, es que no es larga.

Director: Fede Álvarez
Guión: Fede Álvarez, Rodo Sayagues
Año: 2016
Duración: 88 minutos
País: USA
Ficha IMDB
Reparto: Jane Levy, Dylan Minnette, Stephen Lang, Daniel Zovatto, Sergej Onopko, Jane May Graves, Jon Donahue, Katia Bokor, Christian Zagia, Emma Bercovici, Brak Little, Michael Haase