Me he animado a ver esta película chilena porque estaba nominada a los Oscar y trata un tema bastante curioso e incómodo, desde un ángulo diferente. El tema de los casos de pedofilia en la Iglesia aquí está tratado abordando la culpa y la conciencia de los que han hecho daño a niños, en esta película un grupo de sacerdotes que están en una especie de retiro de penitencia junto a otros como ellos.
Una monja cuida de cuatro hombres en una casita de un pueblo apartado. Es una casita bonita, donde los hombres desarrollan sus vidas diarias, con rutina y orden, siempre bajo la atenta mirada de una mujer. Luego sabremos que son cuatro sacerdotes apartados de la Iglesia por sus pecados, que iremos averiguando cuáles son, y que la mujer es una monja que está dedicando su vida a ser carcelera de ese grupo de curas. El tema aquí es el hecho de que estos curas prácticamente están de vacaciones y a salvo de la reprobación de la sociedad, amparados por la Iglesia y vigilados muy de cerca por la monja. Prohibido que manejen dinero, prohibido entrar y salir de la casa a ciertas horas, prohibidas las duchas largas, prohibido masturbarse… Viven una vida tranquila y de total represión de sus instintos, aún latentes.
Pero esa vida de retiro y paz se verá alterada un día, cuando la llegada de un hombre provoque un suceso que tendrá como consecuencia una investigación a fondo por parte de la iglesia. Y esa investigación provocará la llegada de un cura que pondrá en peligro la existencia de la casa de retiro, ya que precisamente no está convencido de la conveniencia y la justificación de la simple existencia de una casa así.
No quiero desvelar mucho sobre el argumento pero sí se puede decir que es una historia muy dura, tratada con mano de hierro y frialdad. Es una película difícil de ver en muchos sentidos, no porque trate el tema de forma explícita visualmente, pero sí verbalmente. Las situaciones que se muestran también son muy dramáticas y duras, en algunos momentos realmente quitan el aliento. No se trata ni del mismo tipo de película, ni son comparables, sin embargo he de decir que mientras que Spotlight me dejó un poco decepcionada con su tratamiento de la pedofilia en el seno de la Iglesia, esta otra trata el tema de una manera que agarra las tripas y las retuerce.
El club trata de un grupo de hombres desconectados de la realidad, que en teoría están cumpliendo penitencia pero no son conscientes de lo que han hecho, han perdido el contacto con todo y viven en una nube. Claramente y en algunos casos no asumen que han hecho algo malo, no se percibe compasión por sus víctimas o arrepentimiento sentido. No es una visión institucional, que condene a la Iglesia por ocultar o tapar a sus criminales (el hecho de denominarlos pecadores es una manera muy eufemística de abordarlo). En cierto modo sí lo es, pero yo considero que sobre todo se centra en personas, en los diversos puntos de vista (el culpable, la víctima, el observador horrorizado). Cuando he visto la peli me ha dado la sensación de estar viendo algo real, las actuaciones me han gustado mucho (curiosamente Marcelo Alonso me ha recordado mucho físicamente al Obergruppenführer Smith). La fotografía, inundada de grises y paisajes nubosos, apoya la sensación de tristeza y opresión del retiro de los curas. Algunas escenas son intensamente simbólicas, como la del galgo al que entrena uno de los sacerdotes, que corre incansable tras su víctima, a la que nunca alcanza y por lo cual aumenta su frustración.
Muy recomendable si no os importa ver una película muy dura y real de forma muy dolorosa. No os dejará indiferentes.
Director: Pablo Larraín
Guión: Guillermo Calderón, Daniel Villalobos, Pablo Larraín
Año: 2015
País: Chile
Duración: 98 minutos
Ficha técnica
Reparto: Roberto Farias, Antonia Zegers, Alfredo Castro, Alejandro Goic, Alejandro Sieveking, Jaime Vadell, Marcelo Alonso, Gonzalo Valenzuela, Diego Muñoz,Catalina Pulido, Francisco Reyes, José Soza