A Sorrow Beyond Dreams: A Life Story, de Peter Handke (Reseña)

a sorrow beyond dreamsMi madre lleva muerta casi siete semanas: tendría que ponerme a trabajar antes de que la necesidad de escribir sobre ella, que sentí con tanta fuerza en su funeral, desaparezca y caiga en el mutismo idiota con el que he reaccionado a los nervios de su suicidio.

No sé cómo terminé leyendo este libro, pero sí sé por qué. Me interesan las enfermedades mentales, me suelen atraer los libros que tratan el tema de una u otra forma. Quizá tiene algo que ver que la Psicología es, seguramente, la tercera carrera que nunca llegaré a hacer…

De cualquier modo, acabé leyendo esta pequeña obra (no llega a las 100 páginas), devorando las páginas en apenas un par de tandas de lectura. Es una obra de no ficción, y en ella el autor nos cuenta con toda la exactitud posible la vida de su madre, y cómo vivió hasta que decidió no hacerlo más (vivir). Su madre se suicidó con una sobredosis de pastillas, muy joven. Peter Handke es un escritor austríaco, autor de teatro, novela, poesía y ensayo.

La madre de Handke fue a casa de sus suegros en Berlín durante la Segunda Guerra Mundial, y después de terminar la guerra volvieron a Austria. Dos de sus hermanos habían muerto en la guerra. Peter Handke mismo parece haber llevado una vida itinerante y con gran implicación política. Pero es poco resumir para dos vidas, la del autor y la de su madre, que como se nos muestra en el libro tienen mayores profundidades. Peter Handke adopta un tono frío, académico y pretendidamente objetivo para hablar de la vida y muerte de su madre. Su madre, que terminó muriendo por voluntad propia a los 51 años, para ella, el autor intenta buscar una explicación, respuestas. Al inicio del libro explica que quiere volcar todo lo que sabe antes de caer presa del mutismo del dolor y la pérdida.

Estos dos peligros – el peligro de contar meramente lo que ocurrió y el peligro de un individuo humano dolorosamente sumergido en frases poéticas – han ralentizado mi escritura, porque en cada frase tengo miedo de perder mi equilibrio. Esto es cierto en cualquier esfuerzo literario, pero especialmente en este caso, donde los hechos son tan apabullantes y a duras penas hay algo que pensar.

Con este estilo tan prosaico, sin caer en cursilerías, sin sonar a falso o pretencioso, este texto nos dice mucho más que si utilizase todas las palabras de compasión y amor del mundo. Es la confesión de un hijo cuya madre se ha suicidado, y nos habla de la impotencia y la falta de respuestas, del dolor sordo, del no saber qué sentir. Pero ya digo que no se habla demasiado de sentimientos, sino de hechos. Y el retrato es desolador pero no demasiado fuera de lo común. Se habla de una mujer inteligente, que debido a su entorno, su familia y las circunstancias históricas que la rodean no puede conseguir una buena educación e independencia. Esta mujer se sintió toda su vida atrapada, encadenada a una vida que no sentía suya, y en última instancia vacía por dentro, ya no «humana».

Como he dicho, el estilo de la obra es impersonal, no emotivo. Muy pocas veces el autor habla de la protagonista como «su madre», en un sentido cariñoso y en cambio es aséptico. Seguramente esto es totalmente consciente y deliberado, Peter Handke intenta ser objetivo y no perder la perspectiva, para ello debe evitar sentimentalismos o expresiones histriónicas.

Para una mujer nacer en ese lugar era letal en sí mismo. Pero quizá había un consuelo: no había necesidad de preocuparse por el futuro. Las pitonisas en nuestras ferias solo se interesaban en las palmas de las manos de los jóvenes – el futuro de una chica era una broma.

Durante toda la obra, no se dice ni una vez el hombre de la madre, pero sí se describe en detalle cómo fue su infancia, su juventud, su vida adulta. Nacida en los años 20 en un pueblo de Austria, aunque lo intentó con mucho empeño, la madre no consiguió realizarse como persona, consiguiendo estudios o un trabajo en el que se sintiera bien consigo misma. Con algún error de juventud, se ve condenada a casarse con un hombre que no la trata bien y con el que pasa diferentes dramas (aborto, el alcoholismo de él…). En una sociedad donde se debe camuflar la verdad, regir la vida por apariencias y ocultar la pobreza… No es algo poco frecuente, sino que hace daño leerlo por saber que esto ocurre todos los días, quizá siin llegar al extremo del suicidio, pero el dolor está en todas partes, el dolor y el sufrimiento nos rodean: son monedas de uso común.

A lo largo de las páginas, hay algunos fragmentos de escritos de la madre, y son escalofriantes y estremecedores. Se transmite una soledad y tristeza tan terribles en sus palabras que es inevitable sentir algo… Que uno tiene que entender la opción del suicidio.

«Hablo sola, porque no puedo decirle ya nada a los demás. A veces me siento como una máquina. Me gustaría irme a algún sitio, pero cuando oscurece tengo miedo de no encontrar el camino a casa. Por la mañana hay una niebla densa y luego todo está tan silencioso. Todos los días hago el mismo trabajo, y cada mañana el lugar es un desastre de nuevo. No tiene fin. Realmente me gustaría estar muerta. Cuando estoy en la calle y veo un coche venir, quiero tirarme debajo. Pero, ¿cómo puedo estar segura de que funcionaría?»

Puede parecer que el acto de escribir sobre algo así es liberador. Debería serlo, debería vaciar todo lo horrible que queda dentro, servir como un acto de redención. Pero, ¿qué pasa cuando el dolor tiene su origen en algo que ni podemos definir? ¿Que no tiene solución? ¿Por lo cual no se puede ya hacer nada? Para Peter Handke el hecho de escribir los hechos, sin embargo, no espercibido como útil ni una verdadera ayuda.

No es verdad que escribir me haya ayudado. En mis semanas de preocupación con la historia, la historia no ha dejado de preocuparme. Escribir no ha sido, como supuse al principio, un recordatorio de un período terminado en mi vida, sino un constante fingimiento del acto de recordar, en la forma de frasees que solo reclaman indiferencia. Incluso ahora a veces me despierto sobresaltado, como en respuesta a un empuje interior, y, sin aliento por el horror, siento que estoy pudriéndome a casa segundo.

Es difícil para mí opinar sobre el libro, sin caer en valoraciones personales. Básicamente he contado de qué va, y tampoco necesito – ni quiero explicar – por qué me interesa esta historia. Simplemente es un gran retrato. No solo de la madre sin nombre cuyo último acto de voluntad fue abandonar su vida de dolor, sino del hijo que, vacío y sin respuestas, intenta dárselas a sí mismo a través de una escritura tan dolorosa. Porque si ya de por sí leerlo es difícil, y a uno se le forma un nudo en la garganta y siente empatía y tristeza por todo, no quiero imaginarme qué supuso para Peter Handke, que se puso manos a la obra, en pleno duelo, con 31 años de edad. No quería juzgar, ni apiadarse, sino quizá rendirle un último homenaje o escribirle una carta con lo que nunca dijo ni pudo expresar; si creemos lo que dice al principio, esta tarea necesitaba llevarla a cabo con el sufrimiento aún muy reciente, más adelante no hubiera sido capaz.

Solo después de leer esta pequeña obra uno puede entender frases como la que utilizo para terminar esta breve reseña. Gran obra y documento, un ensayo muy destacable sobre la depresión y en general, sobre la frustración vital como enfermedad mental.

Estaba lleno de orgullo por que se hubiera suicidado. 

Autor: Peter Handke
Título original: Wunschloses Unglück
País autor: Austria
Idioma original: Alemán
Número de páginas: 69 
ISBN: 978-0374533649
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