Entrevista a George R.R. Martin en Vanity Fair (14/03/14)

CS 67 26th October 2010

He leído ya varias referencias a esta entrevista a GRRM en Vanity Fair, y es que algunas cosas que ha dicho han levantado bastante revuelo. Sobre todo, las concernientes a la serie Juego de Tronos y el ritmo al que escribe sus novelas. Por eso he decidido dedicarle un rato y traducir la entrevista, porque resultará interesante seguro a quien está esperando A Wind of Winter (Vientos de Invierno), sexto volumen de la saga Canción de Hielo y Fuego. Hace unos días también se comentó que el equipo de la serie Juego de Tronos (HBO, la 4ª temporada comienza el 6 de abril en USA), planea liquidarla en 7 temporadas.

La entrevista original en inglés la podéis encontrar en este enlace. Y ahora, la traducción.

George R. R. Martin es perfectamente consciente de que la serie de televisión Juego de Tronos puede ir más rápido de lo que él escribe los libros. A dos volúmenes de completar su saga de siete libros, Martin se ha reunido con los creadores de la serie, D.B. Weiss y David Benioff, para hablar de la velocidad a la que van. «Lo están haciendo. Sí. Es alarmante».

Pero los fans de Poniente y su complicada narrativa no deberían entrar en pánico todavía. Martin tiene un sorprendentemente detallado plan sobre cómo la serie puede ralentizarse y darle tiempo suficiente para ponerse al día.

La temporada que está a punto de estrenarse cubre la segunda mitad del tercer libro. El tercer libro [Tormenta de Espadas] era tan largo que tuvo que partirse en dos. Pero hay dos libros más aparte de ese. Festín de Cuervos y Danza de Dragones. Danza de Dragones en sí mismo es tan largo como Tormenta de Espadas. Así que hay potencialmente tres temporadas más ahí, juntando Festín y Danza, si los parten en dos como hicieron con Tormenta. Ahora, Festín y Danza ocurren simultáneamente. Así que no puedes hacer primero Festín y luego Danza del modo en que lo hice yo. Puedes combinarlos y hacerlo cronológicamente. Y espero que lo hagan de esa manera, y entonces, mucho antes de que me alcancen, habré publicado Vientos de Invierno, lo que me dará otro par de años. Podría ir un poco justo en el último libro, A Dream of Spring, mientras ellos avanzan a toda velocidad.

No solo eso, sino que Martin está abierto para una pausa del estilo de Breaking Bad o Mad Men insertada en mitad de la última temporada, o incluso una temporada precuela. Dicho eso, «No quiero sonar demasiado simplista con eso. Es una preocupación seria». Continúa, «Vamos avanzando, y los niños se hacen mayores. Maisie era de la misma edad de Arya cuando empezó, pero ahora Maisie es una joven mujer y Arya todavía tiene 11 años. El tiempo pasa muy lentamente en los libros y muy rápido en la vida real».

Para nuestra historia de portada del número de abril sobre Juego de Tronos, que vuelve a HBO el 6 de abril, Jim Windolf visitó a Martin en su casa de Santa Fe para una larga conversación, sobre los libros, la serie, la gigantesca imaginación del autor, y los lugares donde incluso una bien financiada serie de televisión puede igualar lo que Martin vio en su mente.

Una casa en Santa Fe, New Mexico. Dos sillones orejeros enfrentados el uno al otro. El novelista George R.R. Martin se sienta en uno, yo en el otro. A mi izquierda, en una estantería, hay una réplica en miniatura del trono de hierro de Juego de Tronos, la adaptación de HBO de la saga épica de Martin, Canción de Hielo y Fuego. Ha completado cinco de los siete volúmenes planeados. (Esta entrevista ha sido condensada y editada pero no mucho).

Jim Windolf: ¿Te gusta este trono?

El Trono de Hierro, por Marc Simonetti
El Trono de Hierro, por Marc Simonetti

George R.R. Martin: Ese trono es muy icónico y ahora lo conocen en todo el mundo como el Trono de Hierro. Pero es un caso en el que David y Dan y sus diseñadores se apartaron mucho del trono de los libros. Hay una versión de un artista francés llamado Marc Simonetti que puse en mi Not a Blog y dije, «Aquí está el Trono de Hierro. Alguien lo ha clavado finalmente».

Además de la serie, hay juegos ahí fuera: hay juegos de cartas, juegos de tablero; hay miniaturas. Muchas de ellas son anteriores a la serie. Hay un calendario, un calendario con arte; hay versiones ilustradas de los libros. He trabajado con numerosos artistas a lo largo de los años, y algunos de ellos han hecho un trabajo magnífico, y otros lo han hecho menos magnífico, y una docena de artistas hicieron intentos del Trono de Hierro, y ninguno lo hizo muy bien, y eso me volvió un poco loco en algunos momentos, porque digo, «No estoy describiendo esto bien. Nadie lo está entendiendo. No puedo dibujarlo yo mismo. ¿Cómo lo hago…?» Así que finalmente, trabajé con Marc Simonetti, ¡y lo clavó!

La principal diferencia es la escala. El Trono de Hierro que se describe en los libros es gigantesco. Es enorme. En realidad hay una escena en la serie donde Meñique habla de las mil espadas de los enemigos de Aegon, y dice, «Bueno, realmente no hay mil espadas. Solo es una historia que nos contamos a nosotros mismos». Y David y Dan hicieron un discurso brillante ahí, porque claramente no hay mil espadas ahí. Pero en el real, el de los libros, ¡realmente hay mil espadas! ¡Puede que dos mil! Tienes que escalar unos cuantos escalones, y es feo, y es asimétrico. Este, parece peligroso, con las puntas, y tiene cierta belleza y cierta simetría. El trono de los libros, se dice que está construido por herreros, no por diseñadores de muebles. Se quería que fuera un símbolo de conquista y triunfo, y, sabes: «Mira.. Tomé las espadas de esas personas y las clavé ahí. Ahora pongo mi culo encima de ellas». Tiene un mensaje.

Todo es mucho más grande en mi cabeza, en su mayor parte. Tenemos el escenario de sonido más grande de Europa, en el Paint Hall, en Irlanda. El Paint Hall es muy grande, y los escenarios son muy grandes. Pero aún así son decorados de película. Yo me imagino la catedral de St. Paul en mi cabeza. Me imagino la Abadía de Westminster. Y un trono que dominaría esa sala. ¡No podríamos ni siquiera meter el trono que estoy imaginando en ese decorado! Así que. Sabes. Ese es el tipo de concesión que haces.

En mi imaginación, puedo hacer todo lo que quiera. Puedo hacer cosas muy grandes y coloridas. Puedo tener un reparto de miles de personajes, pero cuando lo trasladas a televisión, tienes que tener ciertas cuestiones prácticas en cuenta. Tienes que construir artefactos gigantes o hacerlos con CGI. Si tienes un reparto de miles, tienes que hacer casting para mil personas, o al menos crear a mil personas con CGI. Dado que he trabajado en Hollywood durante mucho tiempo, estoy familiarizado con el otro lado de esto. Puedo ponerme la gorra de guionista o productor. ¿Pero con los desafíos que teníamos? Pensaba que esos libros eran improducibles. Nunca se me ocurrió que podrían ser trasladados de forma tan fiel y brillante a la pantalla, cuando los escribía.

Me he rendido con Hollywood en ese sentido. Lo intenté con series de televisión en emisión al principio de los 90, cuando aún trabajaba allí – diseñé series con conceptos que habrían sido fácilmente producibles. Y ninguno de ellos lo fue, así que dije al final, «Al diablo con eso, voy a escribir algo simplemente gigantesco. Nunca será producido. No me importa. Es un libro. Es todo lo que va a ser – ¡es una novela!» Y en una de esas pequeñas ironías es la que lo ha conseguido. Afortunadamente, David y Dan tienen que resolver todos estos problemas, y yo no.

Cuando tuviste la idea para ello, en 1991, ¿sabías que iba a ser no solo una novela, sino varias?

La primera escena que se me ocurrió fue un capítulo del primer libro, en donde encuentran a los cachorros de huargo. Se me ocurrió de repente. Estaba en realidad trabajando en otra novela, y de repente vi esa escena. No pertenecía a la novela que estaba escribiendo, pero lo vi de forma tan vívida que tuve que sentarme y escribirlo, y cuando lo hice, me llevó a un segundo capítulo, y el segundo capítulo fue el de Catelyn donde Ned acaba de volver y recibe el mensaje de que el rey ha muerto. Y fue ese tipo de realización, también, porque cuando estaba escribiendo el primer capítulo, no sabía lo que era. ¿Era un relato? ¿Es un capítulo de una novela? ¿Todo iba a tratar de este niño, Bran? Pero entonces, cuando escribí el segundo capítulo y cambié puntos de vista – justo ahí, justo al principio, en julio del 91, tomé una decisión importante. En el minuto en que entré en un segundo punto de vista, mejor que tener un solo y solitario punto de vista, supe que había hecho el libro mucho más grande. Ahora teníamos dos puntos de vista. Y una vez tienes dos, puedes tener tres, o cinco, o siete, o los que sea. Incluso en el momento en que tenía tres o cuatro capítulos, sabía que iba a ser grande.

Inicialmente, pensé: una trilogía. Y lo vendí como eso, cuando finalmente lo puse en el mercado. Tres libros: Juego de Tronos, Danza de Dragones, Viento de Invierno. Esos eran los títulos originales. Y tenía una estructura en mente para los tres libros. En ese momento, a mediados de los noventa, la fantasía estaba dominada por las trilogías, como había sido desde los sesenta. En una de esas pequeñas ironías de la publicación, Tolkien no escribió una trilogía en realidad. Escribió una novela larga titulada El Señor de los Anillos. Su editor, en los cincuenta, dijo: «Esto es demasiado largo para publicarlo como una sola novela. Lo dividiremos en tres libros». Así que, ahí tienes la trilogía, El Señor de los Anillos, que se convirtió en tal megaéxito que todos los demás escritores de fantasía, durante más de veinte años, estuvieron escribiendo trilogías. Fue realmente Robert Jordan quien rompió ese molde de forma decisiva, con La Rueda del Tiempo, que, supongo, también empezó como una trilogía, pero rápidamente creció más que eso, y la gente empezó a ver, «No. Puedes hacer una saga más larga. Podrías tener, esencialmente, ¡una mega-novela!» Y yo, definitivamente, llegué a esa conclusión también, pero no hasta el 95 o así, cuando se hizo patente que ya tenía mil quinientas páginas de borrador para Juego de Tronos y no estaba ni cerca del final. Así que mi trilogía, en ese punto, se convirtió en cuatro libros. Luego, después, se convirtió en seis. Y ahora está en siete.

Espero ser capaz de terminarlo con siete libros.

Es grande, ¿sabes? Y la verdad es que no es una trilogía. Es una novela larga. Una novela realmente, realmente larga. Es una historia. Y cuando esté terminada, la pondrán en una caja y si alguien todavía lee de aquí a veinte años, o de aquí a cien años, lo leerán todo junto. Lo leerán de principio a fin, y perderán la pista, como yo, de lo que ocurría en cada libro.

¿Fue un gran cambio para ti, cuando estabas escribiendo las escenas que tenían lugar en Invernalia y de repente tenías la escena de Daenerys, con una localización completamente diferente?

De forma bastante temprana, en verano del 91, tenía el material de Daenerys. Supe que estaba en otro continente. Creo que ya tenía dibujado un mapa para entonces – y ella no estaba en él. Solo había dibujado el mapa de un continente que llamaría Poniente. Pero estaba en el exilio, y yo sabía eso, y eso fue algo así como apartarse de la estructura. Es algo que tomé prestado de Tolkien, en función de la estructura inicial del libro. Si miras El Señor de los anillos, todo comienza en la Comarca con la fiesta de cumpleaños de Bilbo. Tienes un foco muy pequeño. Tienes un mapa de la Comarca al principio del libro – crees que es el mundo entero. Y entonces salen fuera. Cruzan la Comarca, algo que parece épico en sí mismo. Y luego el mundo sigue creciendo y creciendo y creciendo. Y luego añaden más y más personajes, y luego esos personajes se separan. Esencialmente miré al maestro ahí y adopté la misma estructura. Todo en Juego de Tronos empieza en Invernalia. Todo el mundo está junto y luego conoces más gente y, definitivamente, se separan y van en direcciones diferentes. Pero la que se apartaba de eso, desde el principio, fue siempre Daenerys, que siempre estuvo apartada. Es casi como si Tolkien, además de tener a Bilbo, hubiese puesto algún capítulo de Faramir, desde el principio.

Aunque Daenerys está ligada a Invernalia, porque escuchamos hablar de su familia, la familia Targaryen, desde el principio.

Se va solapando. Daenerys se casa, y Robert recibe el informe de que Daenerys acaba de casarse y reacciona a eso y la amenaza que supone.

Tienes giros muy fuertes y mantienes al lector en tensión. Podrías pensar que estás en el territorio de Espada en la Piedra al principio – puedes ver en qué se podría convertir el libro, con Bran como héroe, pero luego es como un juego de engaños entre tú y el lector.

Creo que escribes lo que quieres leer. He sido un lector, un lector voraz, desde que era un niño en Bayonne. «George con la nariz en un libro», siempre me decían. Así que he leído muchas historias en mi vida, y algunas me han afectado de forma muy profunda; otras las he olvidado a los cinco minutos de dejarlas. Una de las cosas que he llegado a apreciar es algún tipo de impredecibilidad en mi ficción. No hay nada que me aburra más rápido que un libro que parece que sé hacia donde está yendo. Los has leído también. Abres un nuevo libro y lees el primer capítulo, puede que los dos primeros, y no tienes ni que leer el resto. Puedes ver exactamente a dónde va a ir a parar. Creo que tengo algo de eso de cuando estaba creciendo y veíamos televisión. Mi madre siempre podía predecir a dónde iban las historias, ya fuera I Love Lucy o algo similar. «Bueno, esto va a pasar», decía ella. Y, casi siempre, ¡ocurría! Y nada era más delicioso que cuando pasaba algo diferente, cuando había un giro. Siempre que el giro fuera justificado. No puedes hacer giros arbitrariamente y cosas que no tienen sentido. Las cosas tienen que ser coherentes. Quieres algo al final donde digas, «Oh Dios mío, no vi venir eso, pero había presagios; había una pista ahí. Debería haberlo visto venir». Y eso, para mí, es muy satisfactorio. Busco eso en la ficción que leo e intento ponerlo en mi propia ficción.

Como con Bran siendo empujado, puedes presagiar eso, también, para que el lector no se sienta engañado. Lo mismo con la Boda Roja.

Siempre hay esta tensión entre la ficción y la vida. La ficción tiene más estructura que la vida. Pero tenemos que esconder la estructura. Tenemos que esconder al escritor, creo, y hacer una historia que parezca cierta. Demasiadas historias están demasiado estructuradas y son demasiado familiares. El modo en que leemos, el modo en que vemos televisión, el modo en que vamos al cine, nos da a todos ciertas expectativas de cómo funciona una historia. Incluso por razones que están completamente desconectadas de la historia real. Si vas a ver una película, ¿quién es la gran estrella? Vale, si Tom Cruise es la estrella, Tom Cruise no va a morir en la primera escena, ¿sabes? ¡Porque es la estrella! Va a salir adelante. O estás viendo una serie de televisión y se llama Castle. Sabes que el personaje Castle está bastante a salvo. Va a estar la semana que viene, también, y la semana siguiente.

No deberías saber eso, en circunstancias perfectas. La implicación emocional sería mayor si de alguna manera pudiéramos dejar eso atrás. Que es lo que intento hacer, ¿sabes? Bran es el primero de los personajes importantes que conocéis, después del prólogo. Así que piensas, «Oh, vale, esta es la historia de Bran, Bran va a ser el héroe aquí». Y luego: Oooops, ¿qué acaba de ocurrirle a Bran? Inmediatamente, cambias las reglas. Y, es de esperar que, desde ese punto, el lector está en la incerteza. «No sé quién está a salvo en esta película». Y me encanta eso, cuando la gente me dice, «Nunca sé quién está a salvo en los libros. Nunca puedo relajarme». Quiero eso en mis libros. Y quiero eso en los libros que leo, también. Quiero sentir que puede ocurrir cualquier cosa. Alfred Hitchcock fue uno de los primeros en hacer eso, sobre todo en Psicosis. Empiezas a ver Psicosis y piensas que ella es la heroína. ¿Vale? La has seguido todo el tiempo. ¡No puede morir en la ducha!

¿Había escritores que leyeras cuando eras niño, o series que miraras, que hicieran algo así? The Twilight Zone lo hacía.

The Twilight Zone era famosa por sus finales con giros imprevistos. Esos finales son difíciles de hacer. Trabajé en el remake de Twilight Zone a mediados de los ochenta, y la cadena estaba siempre encima nuestro, diciendo, «¡Tenéis que meter más finales con giro!» Y lo que descubrimos es que es mucho más difícil hacer un final con giro en 1987 que uno en 1959. El público ha visto decenas de miles de series más, y se han vuelto más sofisticados. Intentamos hacer remake de algunos de los capítulos clásicos de Twilight Zone, como cuando Anne Francis es un maniquí que va a una tienda en el original, e intentamos hacer remake. Tres minutos y dicen, «Es un maniquí». ¡Jajaja! O ese donde operan a una mujer. Supuestamente es horriblemente fea y la están operando para convertirla en bella. Pero si te das cuenta de cómo filman eso, nunca ves la cara de nadie. Solo la ves con vendas. Y, por supuesto, se los quitan, y es increíblemente bella, y todo el mundo reacciona con horror – y ves que ¡son todos gente idiota con cara de cerdos! Bueno, al minuto que haces el remake de eso, el público moderno dice, «No nos muestran la cara de nadie». Así que, el truco es más difícil de hacer. El público es cada vez más sofisticado y consciente de esas cosas.

Supongo que El Sexto Sentido fue de las últimas en hacer eso. Pero fue hace quince años.

Lo hizo. Aunque – mira, si lo sabes – no vi El Sexto Sentido cuando se estrenó. No justo entonces. Y mi mujer, Parris, y yo estuvimos escuchando, «Oh, tiene un giro increíble, ¡nunca verás lo que va a pasar!» Así que, tres semanas después, y a los cinco minutos de empezar la película, cada uno cogió un pedazo de papel y escribió una nota y lo guardó. Era: «Bruce Willis está muerto». ¿Sabes? Entonces, al final de la película, lo abrimos. Sabíamos que había un giro, así que fue bastante fácil adivinar el giro. No intento hacer ese tipo de final sorprendente. Es casi un truco, ¿sabes? Pero intento que las historias tengan giros inesperados, y algunas de ellas centradas en personajes. Intento crear estos personajes grises y con matices que tienen ambigüedades y conflictos internos, así que no son héroes ni villanos. Uno de mis personajes favoritos – y me encanta El Señor de los Anillos; no hagáis que suene como si estuviese criticando a Tolkien aquí, porque es mi libro favorito de todos los tiempos – pero mi personaje favorito de Tolkien en El Señor de los Anillos es Boromir, porque es el más gris, y es el que realmente lucha con el anillo y al final sucumbe a él, pero luego muere heroicamente. Ves, tiene tanto el bien como el mal.

Señalas la ambigüedad pronto cuando Ned decapita al ranger pero está equivocado. No es un corte limpio. E incluso Jaime Lannister tiene un encuentro amigable con Tyrion tras la escena en que empuja a Bran. Ves otro lado de él.

Las personas de verdad son complejas. Las personas de verdad nos sorprenden y hacen cosas diferentes en días diferentes. Tengo un pequeño cine aquí en Santa Fe que compré y reabrí hace un par de meses. Hemos tenido algunos eventos con autores. Hemos tenido a Pat Conroy para una firma hace unas semanas. Increíble escritora, uno de los mejores escritores americanos. Y ha pasado la mayor parte de su carrera escribiendo libros sobre su padre. A veces clasificado como memorias, a veces clasificado como ficción, pero puedes ver su relación problemática con su padre sobrevolando eso, incluso cuando le da un nombre diferente y una profesión diferente y todo eso. Sea como sea, el personaje de Great Santini, el padre de Pat Conroy, es uno de los grandes personajes complejos de la literatura moderna. Es un maltratador horrible, aterroriza a sus hijos, pega a su mujer, pero también es un héroe de guerra, un luchador de primera, y todo eso. En algunas escenas, como el personaje de El Príncipe de las Mareas, es casi un tipo cómico como Ralphn Kramden, donde compra un tigre e intenta abrir una gasolinera y las cosas van mal.  Lees esto y es todo el mismo tipo, y a veces sientes admiración por él, y a veces sientes odio y asco por él, y, chico, eso es tan real. Es el modo en que a veces reaccionamos a personas reales de nuestras vidas.

¿Dónde vivías cuando empezaste a escribir Canción de Hielo y Fuego?

Aquí en Santa Fe. Estaba viviendo en Dubuque, Iowa, en los setenta. Estaba enseñando en la universidad. Y he escrito desde que era un niño pero empecé a trabajar en ello en el 71 y tuve éxito inmediato de forma discreta. Vendía todo lo que escribía. Hice relatos durante seis años y vendí mi primera novela y tuve un buen dinero por mi primera novela. En 1977 un amigo mío, un escritor brillante, tenía como diez años más qeu yo, se llamaba Tom Reamy, había ganado un Premio John Campbell por ser el mejor escritor en su terreno. Era un poco mayor, estaba en la cuarentena, así que había empezado a escribir más tarde que otros, pero había sido un fan de la ciencia ficción durante mucho tiempo. Vivía en Kansas City. Tom murió de un ataque al corazón justo unos meses después de ganar el premio a mejor escritor en su terreno. Lo encontraron sobre su máquina de escribir, con siete páginas de una historia nueva. Instantáneo. Boom. Lo mató. No éramos muy cercanos. Lo conocía de convenciones y había admirado su escritura. Pero la muerte de Tom tuvo un efecto profundo en mí, porque yo tenía treinta y pocos entonces. Había estado pensando, que mientras enseñaba, bueno, tengo todas estas historias que quiero escribir, todas estas novelas que quiero escribir, y tengo todo el tiempo del mundo para escribirlas, porque soy joven, y luego ocurrió la muerte de Tom, y dije, Chico. Puede que no tenga todo el tiempo del mundo. Puede que muera mañana. Puede que muera dentro de diez años. ¿Sigo enseñando? Realmente me gustaba enseñar. Era bastante bueno en eso. Enseñaba periodismo e Inglés y ocasionalmente me dejaban dar algún curso de ciencia ficción en esta pequeña universidad de Iowa, Clark College, una universidad católica de chicas. Pero enseñar implicaba gastar mucha energía emocional. Escribía unos pocos relatos en el descanso de Navidad y algo más en el de verano. Pero no tenía tiempo.

Había terminado una novela antes del trabajo de profesor y no sabía cuándo escribiría la segunda. Después de la muerte de Tom, dije, «Sabes, voy a intentar esto. No sé si puedo ganarme la vida como escritor a tiempo completo o no, pero ¿quién sabe cuánto tiempo me queda? No quiero morir dentro de diez años o veinte y decir que nunca he contado las historias que quería contar porque siempre pensé que podría hacerlo la semana siguiente o el año siguiente. Puede que me muera de hambre pero entonces puedo volver y buscar otro trabajo, si no funciona».

Una vez di el aviso, dije, «Bueno, no hay que quedarse en Dubuque, Iowa, más. Puedo vivir donde quiera». Y en ese momento particular Dubuque había empezado a tener inviernos muy, muy duros y estaba cansado de apartar la nieve a paladas de mi coche para que no quedara enterrado. Pienso que mucho material para Juego de Tronos, la nieve y el hielo y el congelamiento, viene de mis recuerdos de Dubuque. Y había visto Santa Fe el año antes a ir a una convención en Phoenix, y me encantaba New Mexico. Era tan hermoso. Así que decidí que vendería mi casa en Iowa y me mudaría a New Mexico. Y nunca he mirado atrás.

¿Te gusta el aspecto de la serie de Juego de Tronos? Los castillos, los uniformes.

Creo que el aspecto de la serie es genial. Hubo un poco de adaptación para mí. He estado viviendo con estos personajes y este mundo desde 1991, así que llevo cerca de veinte años de fotos en mi cabeza del aspecto de esos personajes, y las banderas y los castillos, y por supuesto no se parece a eso. Pero está bien. Requiere un poco de adaptación por parte del escritor pero no soy uno de esos escritores que se vuelve loco y dice, «¡He descrito seis botones en la chaqueta y habéis puesto ocho, idiotas de Hollywood!» He visto demasiados escritores así cuando estaba en el otro lado, en Hollywood. Cuando trabajas en televisión o cine, es un medio colaborativo, y tienes que permitir a los otros colaboradores emplear su propio impulso creativo, también.

Las diferentes estrategias que las diferentes casas tienen para conseguir poder y mantenerlo. Renly usa el encanto, como Bill Clinton. Ned tira por el honor. Robb sigue eso. Stannis es pedante pero también le atrae la magia. Y Daenerys tiene un carisma mesiánico. Lo ves en políticos con los que estamos familiarizados. ¿Lees mucha historia y piensas en ello?

No soy historiador de ningún modo pero leo mucha historia popular. No leo disertaciones sobre la rotación de las cosechas de 1332 a 1347 pero me encanta leer las historias populares. Las cosas que ocurren en la vida real son increíbles y son brutales y llenas de sorpresas. Pero me gusta hacer que el lector piense en estas cosas y presentar lados diferentes. También quiero reflejar el hecho de que los valores eran diferentes. Es tramposo porque tienes que hacer que se entienda para los lectores del siglo XXI, pero no quieres que el personaje tenga actitudes del siglo XXI porque no los tenían en la sociedad medieval. Igualdad del género o racial, la idea de democracia, que la gente pudiera opinar sobre quien los gobierna – esas ideas, si existían, ciertamente no eran las dominantes en la sociedad medieval. Tenían sus propias ideas muy fuertemente basadas en Dios eligiendo a la gente y el juicio por batalla, con Dios asegurándose de que ganase la persona correcta, o que el correcto gobernase por cuestión de sangre.

Las mujeres son poderosas en tus libros

Pero luchan en una sociedad patriarcal, así que siempre tienen obstáculos para prosperar, que fue la historia en la verdadera edad media. Podías tener una mujer poderosa como Leonor de Aquitania, que fue mujer de dos reyes, y aún así su marido pudo meterla en la cárcel durante dos décadas porque se enfadó con ella. Eran tiempos diferentes, y este es un mundo de fantasía, así que es aún más diferente.

¿Qué estrategia va a funcionar al final?

Eso sería contar demasiado. Tendrás que llegar al final para verlo.

Tienes grandes contrapuntos para tus personajes, como cuando Jaime viaja con Brienne de Tarth. Y hay otras parejas, como Arya con el Perro. ¿Piensas conscientemente en estas cosas?

Bueno, el drama surge del conflicto, así que está bien juntar dos personajes que son muy diferentes el uno del otro y ver cómo saltan chispas. Eso consigue mejores diálogos y mejores situaciones.

Algunas florituras que salen en los libros también están en la serie. Como que Tyrion silba en el libro, y también silba en Juego de Tronos.

Peter en realidad es diferente de Tyrion en los libros. Solo ciertas cosas básicas del físico. Es más alto que Tyrion. Y es considerablemente más atractivo. Peter es un tipo atractivo y Tyrion no. Pero nada de eso importa cuando lo ves actuar. Es Tyrion. Ahí está. Y es perfecto.

Cuando David y Dan se te aproximaron, ¿qué había en ellos que te hiciera sentir seguro?

Estaba en Los Angeles en otros negocios, y mi agente, Vince Gerardis, arregló una reunión para nosotros en el Palm. Nos encontramos para comer y empezamos a hablar de ello, y el restaurante estaba abarrotado. Mi actitud al empezar la reunión era, «Esto no se puede hacer, pero me voy a reunir con estos tipos». Me había reunido con otros. Desayunos y comidas y conversaciones telefónicas. Inicialmente, todo el interés era en hacer una película. Peter Jackson había hecho las películas de El Señor de los Anillos, las películas fueron bien, hicieron mucho dinero, y Hollywood  básicamente es imitativo. Así que al minuto en que ocurría eso, todos los demás estudios de Hollywood dijeron, «Oh Dios mío, mira todo el dinero que está haciendo New Line. Vamos a hacer nosotros una también». Y empezaron a mirar alrededor a todas las sagas de fantasía. Y creo que todas ellas tenían los derechos comprados, todos los libros de fantasía que estaban en la lista de bestseller. Y vinieron a mí, para hacer una película, pero mis libros son más grandes que El Señor de los Anillos. El Señor de los Anillos, realmente, todos los tres volúmenes, si los combinas, tienen más o menos el mismo tamaño que Tormenta de Espadas. Así que no veía cómo se podía hacer en una película. Y por supuesto alguna gente quería hacer una saga de películas: «¡Lo haremos en tres películas como El Señor de los Anillos!» Y yo les decía, «Bueno, podríamos intentar eso, ¿pero vamos a conseguir un trato para tres películas?» «No, no, haremos una y si tiene éxito, haremos otra».

Bueno, eso no lleva a El Señor de los Anillos. Peter Jackson tenía un trato, cuando finalmente consiguió la luz verde, New Line ordenó tres películas. Sabía que tenía tres películas. Filmó tres películas a la vez. Hay algunas grandes economías de escala ahí. Además, al menos sabes que vas a contar toda la historia. Si haces una película y luego veremos si podemos hacer más, eso te lleva a Narnia. Esto te lleva a los libros de Philip Pullman, donde hacen uno, no va bien – Dios, nunca vamos a tener el resto de esa historia. No quería que eso ocurriese a mis libros. Prefería no tener trato. 

Afortunadamente, los libros eran best sellers. No necesitaba el dinero, sabes, así que podía simplemente decir no. Otras personas querían tomar el enfoque de, hay tantos personajes, tantas historias, tenemos que centrarnos en una. Hagámoslo todo sobre Jon Nieve. O Dany. O Tyrion. O Bram. Pero tampoco funcionó, porque las historias están todas interrelacionadas. Se separan pero se juntan de nuevo. Pero me tuvo pensando sobre ello, y me hizo pensar en cómo debería hacerse, y la respuesta que se me ocurrió es que podia hacerse para televisión. No puede hacerse como película o una serie de películas. Así que televisión. Pero no televisión de cadena. Había trabajado para televisón. The Twilight Zone. Beauty and the Beast. Sabía qué había en los libros, las escenas de sexo, la violencia, las decapitaciones, las masacres. No van a poner eso un viernes por la noche a las ocho en punto, donde siempre ponen series de fantasía. Las dos series en las que estuve, Twilight Zone y Beauty and the Beast, viernes por la noche a las ocho. Piensan, «¿Fantasía? ¡Niños!» Así que no iba a hacer una serie de cadena. Pero había estado mirando HBO. The Sopranos. Rome. Deadwood. Me parecía una serie de HBO, una serie donde cada libro era una temporada completa, era la manera de hacerlo. Así que cuando me senté con David y Dan en esa reunión en el Palm, que empezó como una comida y terminó como cena, y dijeron lo mismo, entonces supe de repente que estábamos en la misma longitud de onda.

Y no sabía qué iba a pasar. Eran tíos de películas. Pero llegaron a la misma conclusión que yo. Y yo también estaba muy impresionado por el hecho de que ambos eran novelistas, y creo que les gustó la idea de que yo hubiera trabajado en televisión, así que no iba a ser uno de esos novelistas prima donna. «¿Cómo puedes cambiar eso?» Entendía el proceso desde el otro lado. Pero ellos entendían cómo era el proceso desde el otro lado, también, porque ambos habían escrito novelas, y en el caso de David, había visto sus novelas adaptadas a peliculas. Así que teníamos pasados gemelos y encajamos bastante bien.

¿Viste que Obama mencionó Juego de Tronos como una de sus series favoritas?

Eso fue muy agradable. Ese ha sido siempre el sueño imposible de un escritor, desde que John Kennedy dijo que le estaban gustando las novelas de Ian Fleming. Fue lo que hizo James Bond. James Bond era una saga medio desconocida de libros con ventas relativamente bajas. De repente Ian Fleming era un nombre conocido. No sé si lee mis libros, sin embargo. No sé si Obama ha leído mis libros. Eso sería realmente chulo, en caso de ser verdad.

¿La existencia de la serie ha motivado tu imaginación o te ha hecho sentir prisa para terminar Canción de Hielo y Fuego?

Bueno, ciertamente ha incrementado la presión. Pero hay cierta presión de todos modos. En el minuto en que tienes una saga y sale un libro, la gente inmediatamente empieza a preguntar, «¿Y el próximo libro?» Y cuanto más éxito tiene la saga más gente pregunta eso, y más presión empiezas a sentir. El hecho de que la serie me esté alcanzando ha duplicado eso y me hace sentir mucho más la presión. La verdad es que muchos escritores se motivan con eso. Yo no. No me gustan los plazos. He pasado la mayor parte de mi carrera intentando evitar plazos. Las novelas que he escrito antes de Canción de Hielo y Fuego – Muerte de la luz; Refugio del Viento; Sueño del Fevre; Armaggedon Rag – todas las he escrito sin contrato, en mi propio tiempo. Y cuando las he terminado se las he enviado a mi agente y he dicho, «Mira, he terminado una novela. Venga, véndela». Y, por suerte lo han hecho. Pero nadie estaba esperándolas. No había fecha de publicación anunciada que tuviera que ser cambiada porque yo no entregara a tiempo y todo eso. Así que podía escribir estos libros por mi propio placer, y hay parte de mí que echa de menos eso. Pero en el minuto en que empecé con esta mega-novela y publicando cada segmento, me di cuenta de que había perdido eso. Se ha ido. Y cuando termine Hielo y Fuego, puede que vuelva a eso. Cuando complete los siete volúmenes, no le diré a nadie que voy a escribir una novela. Simplemente la escribiré, se la daré a mi agente y diré, «Venga, véndela». Hay cierta libertad que viene con eso.

David y Dan me contaron que vinieron a verte aquí para hablar de cosas porque se están acercando a ti con la serie. 

Sí, lo hicieron. Sí. Es alarmante.

¿Les contaste a dónde te diriges con la historia?

Saben ciertas cosas. Les he contado ciertas cosas. Así que saben algo, pero el diablo está en los detalles. Puedo darles las líneas generales de lo que pretendo escribir, pero los detalles todavía no están ahí. Espero que no me alcancen. La temporada que está a punto de empezar cubre la segunda mitad del tercer libro. El tercer libro [Tormenta de Espadas] era tan largo que tenía que ser partido en dos. Pero hay dos libros más después, Festín de Cuervos y Danza de Dragones. Danza de Dragones es en sí mismo un libro tan grande como Tormenta de Espadas. Así que potencialmente hay tres temporadas más ahí, entre Festín y Danza, si lo parten en dos como han hecho con Tormenta. Ahora, que Festín y Danza ocurren a la vez. Así que no puedes hacer Festín y Danza del modo en que lo hice yo. Puedes combinarlos y hacerlo cronológicamente. Y espero que lo hagan así, y antes de que me alcancen, habré publicado Vientos de Invierno, lo que me dará otro par de años. Podría ir un poco apurado con el último libro, A Dream of Spring, mientras avanzan a toda velocidad.

Supongo que podríais hacer algún tipo de hiato, del modo que va a hacer Mad Men, partiendo una temporada de televisión en dos. 

Y también Breaking Bad. Hay varias cosas. Spartacus fue atrás y tuvieron una temporada de precuela. También es una opción. Tenemos precuela. Tenemos las novellas de Dunk y Egg, que tienen lugar cien años antes. Así que hay mucho material de Poniente ahí, si queremos seguir haciendo proyectos de Poniente, pero no necesariamente eso. Pero, sabes, me doy cuenta – no quiero sonar demasiado simplista sobre esto. Es una preocupación seria. Estamos avanzando, y los niños se están haciendo mayores. Maisie era de la misma edad que Arya cuando empezamos, pero ahora Maisie es una joven mujercita y Arya todavía tiene once. El tiempo pasa muy lentamente en los libros y muy rápido en la vida real. 

Funcionará. 

Definitivamente, será diferente. Tienes que reconocer que va a haber algunas diferencias. Estoy muy contento con cómo de fiel es la serie a los libros, pero nunca puede ser exactamente lo mismo. No puedes incluir todos los personajes. No vas a incluir sus líneas reales de diálogo o subtrama y esperemos que todos aguanten. Tenemos la película de Lo que el viento se llevó y el libro de Lo que el viento se llevó. Son parecidos pero no son lo mismo. Hay tres versiones de El Halcón Maltés, ninguna de las cuales es exactamente lo mismo que la novela El Halcón Maltés. Cada una tiene su entidad y tiene su propio valor y es genial a su manera. El Señor de los Anillos es un buen ejemplo. Están los puristas de Tolkien que odian las versiones de Peter Jackson, pero creo que son una pequeña minoría. La mayoría de la gente a la que le gusta Tolkien le gusta lo que hizo Jackson, incluso aunque haya omitido a Tom Bombadil. Capturó el espíritu de los libros.

¿Tienes alguna teoría sobre por qué tienes una imaginación enorme? ¿Alguna vez te has preguntado a ti mismo por qué eres como eres?

A veces me pregunto a mí mismo por qué soy quien soy. Hay aspectos de mí que no tienen sentido ni siquiera para mí. Salí de un ambiente obrero en Bayonne. No un entorno literario, de ningún modo. Mi madre leía algo, bestsellers y cosas así. Mi padre nunca leyó un libro después del instituto, estoy seguro. Ninguno de los niños con que crecí leía. ¿Por qué siempre tenía la nariz metida en un libro? Casi parece como si fuera un niño cambiado en la cuna. ¿Es genético? ¿Es algo en la crianza? ¿Qué hace a un escritor? No lo sé. ¿Por qué alguna gente se convierte en grandes jugadores de basket o béisbol? Ciertamente no tenía talento para eso

¿Crees que tienes que estar de algún modo dañado para ser un artista? ¿O puedes tener talento sin daño emocional?

Sabes, creo que hay algo ahí. Conozco a escritores que no  parecen estar dañados y afirman haber tenido infancias felices y son adultos bien adaptados, pero a veces, cuando les escucho decir eso, me pregunto si están mintiendo, y solo esconden sus cosas. Creo que los mejores escritores escriben desde el corazón, las tripas, al igual que con la cabeza. Y para mí eso ocurrió muy pronto, en 1971. Había publicado un par de historias. Supongo que era un escritor bastante bueno, solo contando una historia, utilizando palabras de una manera aceptable. Pero mis primeras historias eran historias intelectuales. Estaba publicando historias sobre cosas de las que no sabía nada, solo cosas en las que había pensado. Algún problema político o algo así. Pero todas son de este tipo de historias intelectuales o historias de aquí-hay-una-idea-guay. Esas no eran muy profundas. Pero en el verano del 71 empecé a escribir historias que casi dolían, que eran dolorosas para mí, y esas eran las historias donde casi te estás exponiendo, estás exponiendo tu vulnerabilidad como escritor. Si no llegas nunca a ese punto, nunca vas a ser un gran escritor. Podrías ser uno de éxito, uno popular, pero tienes que sangrar un poco sobre la página para llegar al siguiente nivel.

¿Te importa que la fantasía no tenga respeto, mientras que la ficción realista suburbana es más probable que se considere literatura?

Bueno, me importa hasta cierto punto pero no demasiado, a menos que esté en un ambiente donde la gente te lo restriegue. Como escritor de ciencia ficción, estoy acostumbrado a eso desde siempre, incluso cuando era un adolescente, leyendo ciencia ficción. Como Rodney Dangerfield, la ciencia ficción no tenía respeto, y a menudo era condenada como basura. Tenía profesores que me decían, «Bueno, tienes mucho talento, eres muy inteligente, tienes realmente mucho talento para escribir, ¿por qué lees esta basura? ¿Por qué escribes esta basura? ¿Por qué te gusta esto de Superman y Batman?» Sin embargo, he visto en mi vida – tengo sesenta y cinco años – he visto ese cambio. El prejuicio es mucho menor de lo que era.

Quiero decir, si vuelves a los cincuenta, sabes, es como el prejuicio contra las mujeres, el prejuicio contra los gays, contra las personas negras, con las leyes Jim Crow, todas esas cosas han mejorado.

No son perfectas, pero es mucho mejor de lo que eran en 1956, por decir algo, y a una escala mucho más reducida. No quiero igualar estas cosas en seriedad. El prejuicio contra la ciencia ficción y la fantasía y la literatura de género en general es mucho menor de lo que solía ser en los cincuenta y sesenta. Ahora tenemos cursos de universidad por todo el país, cursos de ciencia ficción o cursos de fantasía o cursos de cultura popular. Los libros de ciencia ficción y los libros de fantasía han ganado premios. Michael Chabon ganó el Pulitzer hace unos años por Kavalier and Klay, una novela sobre dos guionistas de cómics. Y ha sido un defensor ferviente de cruzar géneros y todo eso. Jonathan Lethem, un escritor muy respetado literariamente, salió del campo de la ciencia ficción y ha hecho ese cruce a lo literario de forma respetable. En tiempos, de forma tan reiente como los setenta y ochenta, no podías hacer ese cambio. Al minuto en que tenías ciencia ficción en tu historial o habías publicado algo en Analog, no querían saber nada de ti. Y lo vi venirse abajo. En 1977, tenía un puesto en la Conferencia de Escritores Breadloaf, que es muy prestigiosa. Estaba allí con John Irving y Stanley Elkin y Toni Morrison, y el hecho de que hubiera sido invitado y me dieran un puesto mostraba que ese muro se estaba desmoronando un poco. Pero los prejuicios siguen ahí, y todavía salen de la nada de vez en cuando, pero creo que están desapareciendo. No sé si viviré para verlo, pero en una generación o dos, creo que habrán desaparecido completamente. Lo realmente importante es, ¿qué gente va a leer de aquí en cien años?

 

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