The Green Inferno, de Eli Roth (2013)

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Está claro, no hay nada como disfrutar de una película de género en un festival especializado. Por eso Sitges sigue teniendo éxito, me imagino, a pesar de su deficiente organización. Ahora que caigo, creo que aunque llevo unos años acercándome al festival, nunca he llegado a hacer una entrada en condiciones comentando mis impresiones, y quizás debería hacerlo. Pero volviendo al tema de la entrada, el día 12 fuimos a ver The Green Inferno, la nueva de Eli Roth, poco rato después de la Zombie Walk que se hace todos los años en el Festival de Sitges, y para la que Eli Roth hizo de pregonero. Ya cuando lo vimos allí, supimos que seguramente presentaría su película cuando íbamos a verla, y así fue.

20131012_234328En la foto se ve pequeño y borroso, pero es Eli Roth el que va vestido de negro y está hablando en ese escenario. También fue con él la protagonista de la película, Lorenza Izzo. Lo que iba diciendo es que no es lo mismo ver una película de este tipo en casa, o en un cine cualquiera, que en un festival y rodeado de gente que, como yo misma (nosotros en realidad), estábamos deseando que nos gustara. Los comentarios habían sido «pues dicen que es más fuerte que Hostel«, «parece que es de las más esperadas del Festival»…. Y bueno, quieras que no, con estas cosas el hype va creciendo aunque uno lo intente mantener bajo control. Error.

Una vez hecha la presentación a cargo de Roth y en la que preguntó si alguien había visto su serie Hemlock Grove y por poco no se oyen los grillos (¡aunque yo sí la he visto! 🙂 ), empezamos a ver la película. Ya sabíamos que no iba a ser excesivamente larga sino de una duración media (1 hora 40 minutos, muy razonable), ya sabíamos que iba de caníbales en la selva (de ahí el «green» y de ahí el «inferno»). Y la peli no arranca mal. Tras una introducción ambientada en los Estados Unidos en que da tiempo a ver lo malos actores que son Lorenza Izzo y Ariel Levy, la película no tarda mucho en tomar «ritmo». ¿Y cuál puede ser la excusa para que un grupillo de estadounidenses de buena posición (estudiantes más bien tirando a perroflautiles) acabe perdido en medio de la selva peruana? Pues resulta que son un grupo de activistas que quieren actuar y tomar partido ante el expolio de la selva amazónica y tienen claro cómo. Tienen que llamar la atención del mundo sobre el tema, y enseñar en directo la destrucción de las aldeas y tribus que habitan allí. Así que su plan es ponerse delante de las excavadoras cuando estas vayan a destrozar una aldea, y retransmitirlo todo en las redes sociales.

Como os podéis imaginar y seguramente ya sabéis, las cosas se tuercen y por diferentes motivos nuestros protagonistas acaban en manos (y quizá en el estómago en algunos casos) de los miembros de una tribu indígena caníbal. Esto da lugar en los momentos iniciales a algunas escenas realmente agobiantes donde no resulta difícil meterse en la piel de las personas capturadas y empatizar con el terror que pueden estar experimentando (a lo desconocido, a lo que la tribu pueda llegar a hacerle…) Sin embargo, pronto empiezan los despropósitos y – al menos a mí – el desastroso guión y las aún peores actuaciones empezaron a descolocarme muy gravemente, impidiendo que llegara a disfrutar de la película.

Empiezo por el guión. No puedo comprar las críticas y comentarios por ahí que dicen que es «más bestia que Hostel«. A ver, almas de cántaro, ¿habéis visto Hostel? ¿Habéis visto The Green Inferno? No tienen nada que ver. Partiendo de la base de que cualquiera de Hostel tiene infinita peor intención que esta, ni las situaciones, ni las torturas, ni nada llegan a agobiar ni la mitad en The Green Inferno. Si tengo que hacer la comparación con otra de la filmografía de Eli Roth, yo diría que en este caso los tiros van más en la línea de Cabin Fever que en la de Hostel. Una pena pero así es. Si desde el principio me dijeran que es una película serie B del montón, con sus green_infernodosis de gore, su humor absurdo y sus medios cutre salchicheros, pues OK, lo aceptaría y ahora no me estaría quejando. Pero como digo, las expectativas que llevaba eran muy diferentes de lo que acabé viendo. No solo fallos de guión pequeños, sino otros grandes e importantes, errores de cajón en muchas escenas y planteamientos de situaciones que no se sabía si eran ridículas, humorísticas, o ambas cosas a la vez. Como he dicho, no tengo nada en contra del planteamiento serie B y gamberro de ciertas pelis, incluso muchas veces lo disfruto, pero entonces – y aquí entra en juego otra vez mi derecho a la pataleta – me quejo de que eso «no es lo que me vendieron», simple y llanamente. Me esperaba otra cosa, más seria, agobiante, y en definitiva, mejor. Esto no está mal como entretenimiento gore, pero deja mucho que desear. No es un guión serio, no es un guión efectivo, y lo único bueno que tiene es que los minutos van pasando y uno no mira mucho el reloj.

Y ya que llegamos al tema del gore. Creo que después de todo lo que hemos visto, después de todas las películas mainstream que como colectivo tenemos los aficionados al terror, cine de casquería o como le queráis llamar, no hay ningún motivo para llevarse las manos a la cabeza con la película de la que estoy hablando hoy. No es que haya resultado ser mucho menos gamberra, sangrienta y cruel de lo que esperaba, es que incluso considero que tiene una dosis de gore muy aceptable por casi cualquier persona que sabe lo que va a ver y no hiere la sensibilidad. Yo personalmente tengo el estómago a prueba de todo, pero es que íbamos un grupo de 7 personas y a ninguno le dio asco. Gore para todos los públicos, entonces. Alguna tripilla por aquí, una amputación por allá, y en total, los momentos más asquerosillos aparecen bastante al principio de la película con el primer asesinato.

Pero aunque podría comprar el gore que se nos ofrece, aunque podría aceptar que el tono del guión es totalmente diferente al que me esperaba, lo que realmente me sacó de mis casillas fue ver que las actuaciones eran penosas, tristísimas. Esto aplica a los dos protagonistas principales, Lorenza Izzo y Ariel Levy, tanto monta monta tanto. Y la ambientación y decorados, ya que llegamos a eso. La selva es muy bonita, me gustó mucho el colorido de la vegetación, el río… pero creo que no tienen un cariz amenazante, no es el tipo de selva y naturaleza salvaje que despierta el terror a lo desconocido y a los peligros que alberga. Pero bueno, aún así creo que con toda su belleza, es capaz de transmitir a la vez esa sensación de «no hay a donde huir».

Y en definitiva, podría soportar alguno de los factores negativos por separado, quizá incluso dos cualquiera, pero todo a la vez me saturó los sentidos y agotó mi paciencia. No considero que sea una película mala, y quiero dejar claro que no estoy diciendo eso, pero sí hay que tener en cuenta, si la vais a ver, que es una película del montón y de serie Z. No esperéis la angustia de Holocausto Caníbal, el asquete de Hostel o las toneladas de tripas de Saw. Solo es un entretenimiento ligero, cutrecillo, y con toques de guión absurdos y que pretenden divertir más que asquear o agobiar. Eso ha sido para mí The Green Inferno. Un entretenimiento válido pero fácilmente olvidable.

Director: Eli Roth
Guión: Guillermo Amoedo, Eli Roth

Año: 2013
País: USA
Duración: 103 minutos
Ficha IMDB
Reparto: Lorenza Izzo, Ariel Levy, Sky Ferreira, Nicolás Martínez, Kirby Bliss Blanton, Aaron Burns, Magda Apanowicz, Matías López. Daryl Sabara, Adam Leong, Mary Dunworth, Cody Pittman

One comment

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