Pues bueno, aquí tenemos una de esas series británicas que de repente aparecen y corren como la pólvora por estos mundos de Internet. Ya ni recuerdo dónde fue la primera vez que tuve conocimiento de esta serie, y ya después empecé a leer buenos comentarios sobre ella en todas partes (aunque reconozco que no he querido leer demasiado para no fastidiarme sorpresas a mí misma).
La serie tiene un título muy evocador, y según su creador, Charlie Brooker, explicó a The Guardian, ese espejo negro se refiere al que podemos encontrar en todos los hogares, en las manos de todo el mundo, en todas partes: son las pantallas de teléfonos móviles, televisiones y portátiles que hay en todas partes. Esos aparatos que nos proporcionan información pero que también tienen su lado malo. Brooker ha dicho: «Si la tecnología es una droga, entonces, ¿cuáles son los efectos secundarios?» En esta serie, compuesta por tres capítulos en los que se desarrollan historias claramente distintas, se analizan esos «efectos secundarios» mediante varias situaciones extremas. Haré un repaso de cada uno de los tres, sin spoilers. En general me ha parecido una buena serie, muy a tener en cuenta para todo el mundo, aunque el segundo y tercer capítulo tienen un fuerte elemento de ciencia ficción y eso puede no gustar a todos. El primer capítulo tiene un tono más realista y por lo que sé, ha impactado y encantado a todos los que conozco y lo han visto. Comentaré un poco por encima cada uno de ellos ya que son historias diferentes y autoconclusivas.
La serie tiene un punto de partida muy interesante. El primer ministro británico visiona, junto a sus consejeros, un vídeo que tiene como protagonista a la Princesa Susannah, un miembro muy querido de la Familia Real. La princesa está secuestrada por una organización o secuestrador desconocida, y la condición para su liberación, como ha formulado ella en un vídeo que se ha difundido rápidamente por Internet y las redes sociales, es que el Primer Ministro mantenga relaciones sexuales con un cerdo en horario de máxima audiencia y de forma que lo vea todo el país. Lo que viene después son las reacciones de ciudadanos, medios de comunicación y las propias partes implicadas ante el suceso. ¿Cómo debe enfocarse la tarea de informar sobre un hecho que ya conocen todos? ¿Algo que, gracias a Internet, se ha convertido en global? El hecho será objeto de bromas, y veremos cómo la ciudadanía está pendiente del hecho a través de Facebook, Twitter, foros o similares. Al igual que pasaría en la vida real, de ocurrir algo así, se desencadena un circo mediático, donde medios de comunicación y ciudadanía por igual no hacen más que hacer crecer la inmensa bola de mierda que aparece por ese vídeo y secuestro. Paralelamente, veremos cómo el primer ministro vive la situación, la presión ejercida sobre su persona y cómo intentan evitar con los medios a su alcance evitar cumplir la petición. Lo principal, y dada la principal motivación de la serie, será el ver en muchos rostros esa mirada a la vez asqueada pero fascinada por lo que está viendo en la pantalla.
Me ha parecido un capítulo brillante donde se prueba cuántas fuerzas entran en juego con determinado tipo de informaciones que salen a la luz, y cómo el público es cómplice en gran medida de que cierto tipo de circos mediáticos resulten ser todo lo repugnantes que son. Porque quien habla de un secuestro, también podría estar hablando de muertes, terrorismo y actos de cuestionable interés. Y este primer capítulo también es el mejor de los tres, sin ninguna duda. Horrible y a la vez apasionante, hace pensar acerca de nuestra hipocresía y sobre lo expuestos que estamos a cualquier mierda que veamos en una pantalla. Y con un buen final.
En un mundo futurista donde la tecnología está más integrada que nunca en las vidas de las personas, la gente habla menos, se relaciona lo justo y está obligada a pedalear en una especie de sala de ejercicio colectiva, para así conseguid una especie de créditos, llamados «merits» (méritos). La gente está permanentemente conectada a pantallas y estímulos visuales y auditivos. El capítulo también es una especie de parodia de las redes sociales, donde a las personas se les informa de que a sus conocidos les gusta tal o cual cosa, o que a quien le ha gustado una manzana, también le ha gustado el plátano. Las personas están obligadas a ver televisión todo el día, y deben también ver los anuncios (saltárselos tiene una penalización de puntos). Todos van vestidos en la realidad con trajes grises, aunque todo el mundo tiene una especie de avatar al que pueden personalizar su vestuario. En ese mundo, los obesos están condenados a vestir de amarillo (limón), y ser humillados para entretenimiento de los demás, o limpiar las salas donde los demás pedalean.
El protagonista, Bing, ha heredado 15 millones de méritos y por eso se puede dar ciertos lujos que los demás no, como saltarse anuncios en la televisión. Conoce a Abi en los lavabos de la sala donde pedalean, y la escucha cantar. Resulta que en ese mundo hay un concurso, Hot Shots, parecido a X-Factor, donde los concursantes pueden demostrar su talento cantando y así ganarse la libertad y el salir de esa vida de esclavos que llevan. La idea de Bing es que Abi participe en el concurso, para lo cual empleará casi todos los méritos que tiene, y el resultado será bastante curioso.
Lo que me ha ocurrido con este segundo capítulo, es que me ha parecido que tiene menos medios (sobre todo creativos) a su disposición que el primero. Sí, también denuncia ciertos efectos nocivos de la tecnología, las redes sociales y la telerrealidad, pero me parece que lo hace de forma bastante menos sutil y sobre todo, menos entretenida. Las actuaciones, además, son justitas y no llegan al nivel de la primera. El hecho de que el capítulo sea tan largo tampoco le ayuda mucho, aunque no está mal del todo y no deja de ser una parodia llevada al absurdo de ciertas cosas que hacemos todos los días. Aunque las escenas por separado pueden no parecer gran cosa, el resultado global del capítulo es bastante redondo y con un resultado curioso y de buena ciencia ficción.
Este tercer capítulo también es de una ciencia ficción más pura que el primero. Se trata de un mundo alternativo donde todas las personas tienen un implante que les permite volver a ver y escuchar todo lo que han hecho. Es como tener una grabación de toda su vida. La gente, en vez de contar sus recuerdos y explicarlos, recurre a enseñar sus grabaciones. En los controles de seguridad controlan lo que la persona ha hecho desde X horas antes. Las personas no tienen que recordar, sino solo volver a reproducir lo que les ha ocurrido. El protagonista es Liam Foxwell, un abogado que acaba de recibir una evaluación en su trabajo de la cual no está demasiado seguro. Al llegar a una cena de amigos, y cuando su mujer y los demás le preguntan sobre el tema, le preguntan qué tal ha ido. Ante su respuesta dubitativa, le piden que lo reproduzca, cosa que no llega a hacer. En esa reunión hay un hombre al que Liam no reconoce, Jonas. A raíz de esta reunión, las cosas se pondrán difíciles entre Liam y su mujer, Ffion, por la relación que esta y Jonas tuvieron en el pasado, y la cuestión de los recuerdos «grabados» no ayudará en nada a solucionar el problema.
Este capítulo es quizás el que más me ha sorprendido de los tres. Y gratamente además. El primer capítulo es muy bueno, y el segundo es curioso, pero este tercero ha sido el que más me ha gustado, si es que tengo que elegir. Tiene un guión estupendo, unos medios sencillos pero no necesita más. Y la actuación del protagonista (Toby Kebbell, conocido ya por haber tenido sus papeles de más y menos relevancia en el cine) es casi lo mejor del capítulo. Se trata de un mundo donde no hay malentendidos de «tú has dicho, yo he dicho». Solo hay que mirar una pantalla y confirmar si lo que recordamos es cierto. Podemos buscar en nuestros recuerdos caras y recordar exactamente en qué contexto hemos conocido a alguien, cómo, cuándo y qué dijimos. Podemos recordar malos momentos de la forma más vívida, y los buenos también (como apunta Jonas en un momento y vemos en otra escena, también los sexuales). Y en todo detalle, además, se puede hacer zoom y pasar las escenas a cámara lenta o con lectura de labios si se quiere. Imaginaos a qué situaciones puede llevar eso en una pareja y es de eso de lo que trata este tercer capítulo.
Como digo, muy bueno, comparable para mí en interés y calidad al primero, aunque sería injusto compararlos. Este es muy bueno en un modo más íntimo, más de la relación entre dos personas y la analogía que se puede hacer con ciertas nuevas tecnologías se puede deducir fácilmente.
Parece interesante, y a mí estas series de la BBC siempre me han gustado mucho. Son diferentes. Voy a ver si la encuentro.
¡Muchas gracias, Sonia!
Creo que a ti te gustará mucho. ;D
Descargada… como dentro de poco tendré tiempo de sobra para ver la pantalla sin parar me la reservo, sí que tiene buena pinta!! 😀
VIR, bufff, qué mal suena eso de que tendrás tanto tiempo. 🙁
Espero que te guste, de todos modos!
Me has dejado con ganas de verla. Por lo que veo son argumentos realmente curiosos… muy curiosos. Ya te contaré. Saludos!
Es una lástima el no haber leído este post mucho antes. Ayer, mientras andaba leyendo cosas online, me topé con esta serie e, inmediatamente, me llamó a la atención. Hoy mismo vi el primer episodio y puedo decir que quedé impresionado. Veré los demás episodios muy pronto. Y, como es usual Sonia, muy buena entrada.
Saludos!