…a veces le decía que lo de andar por ahí, por lo menos desde los diez años, era una de las dos o tres cosas que siempre me han gustado más, porque te hace pensar en el día como algo inmenso, y también en el mundo como algo inmenso…
Leí una breve reseña de este libro en un suplemento de un periódico, hace un tiempo. Me intrigó lo que decían de él, aunque no recuerdo exactamente cómo lo «vendían», despertó mi curiosidad como para buscarlo y comprarlo en una web. Quizá uno de los aspectos interesantes para mí es que no he leído mucha literatura italiana aparte de Umberto Eco…
El protagonista de esta novela breve se encuentra en esa encrucijada en que todos hemos estado alguna vez, ese momento en que uno deja de estudiar y comienza su primera experiencia laboral seria. Nada de los trabajillos para sacar algo de dinero de cuando se es estudiante. En este caso el protagonista se ha criado en Módena, y ha vivido allí toda su vida, ha estudiado y ha realizado pequeños trabajos. Nos cuenta cómo allí dio el primer beso, sus primeras novias, esos amigos con los que iba a todas partes…
Resulta que más o menos a la vez que termina de estudiar, mueren con poca diferencia de tiempo, su madre y su padre. Uno pensaría que ese va a ser el centro de la narración, pues por lo que cuenta en esta historia en primera persona, él era cercano a los dos. Habla muy por encima de algún hermano, aunque la historia no está centrada en eso. En realidad el tema de la novela no son tanto los sucesos vitales que le acontecen, sino más bien el reflejo que estos tienen en su vida interior.El libro es un ejercicio de divagación, con vocación más espiritual que narrativo. Tambien ahonda con cierto tino en el sentimiento de la pena entendido como ansia de vacío, porque el duelo no siempre toma la forma de depresión y lágrimas, él nos explica, aunque no sin aclarar cierta disposición suya antes de todo eso, su gusto por la vida nocturna por ayudarle a vaciar la cabeza. Pero repito, Roma no trata de la muerte de sus padres sino de su relación con el trabajo.
Y yo, en todo aquel tiempo, o sea, desde marzo a junio, después de estas muertes que nos habían tocado tan de cerca, vivía estupendamente quedándome levantado toda la noche. Y el único deseo verdadero que tenía y que he tratado de llevar adelante de todos los modos posibles, aunque esforzándome sin cesar para conseguirlo porque no resulta fácil, era el de mantener la cabeza vacía por completo, para bien o para mal.
Hago un inciso para apuntar que documentándome para la reseña he leído que realmente esta novela podría tener mucho de autobiográfico. El propio Ugo Cornia perdió a sus padres, algo que sin duda tiene que ver con el aire de verosimilitud que le reconocía antes. Parece que en otro de sus libros, Sobre la felicidad a ultranza, habla más en profundidad sobre ese tema. Y ese lo leeré seguro, porque quiero conocer más a fondo su punto de vista, del cual tenemos algunas pistas en este libro. Me ha gustado este fragmento en el que describe el trabajo como posibilidad de evasión durante unas horas.
…de modo que en los periodos de gran asquerosidad vital, cuando uno piensa a cada momento que querría tirarse debajo de un tren, una jornada de trabajo es una bonita distracción. Pero luego sales de trabajar y se te vienen otra vez a la cabeza todos los pensamientos desgraciados.
Pero ya digo. No trata exactamente de eso, aunque también, porque en el fondo, ¿cómo separar en el mundo actual el trabajo, de la familia, del amor…? Decir que pasamos más horas en el trabajo que en casa es un lugar común, y en algunos casos una exageración, pero, ¿cómo ignorar el trabajo, quien lo tiene, cómo desechar en el mejor de los casos, nueve o diez horas fuera de casa cada día? En el libro el autor reflexiona de un modo bastante maduro, desde la perspectiva de quien comienza a trabajar «de verdad» cerca de la treintena. Es, el protagonista/autor, un hombre solitario y reflexivo, intuimos que introvertido, al que su padre no permitió trabajar mientras estudiaba.
Hay dos momentos importantes para el narrador. Su yo que no trabajaba, o que realizaba trabajos de pocas horas y estudiaba, y su yo que tiene que atarse a un horario y un trabajo estable. Su yo de Módena en los años 90, su yo de Roma una década después. En Módena su existencia era más contemplativa, más vitalista y alegre, que encuentra emoción en las cosas pequeñas, sin influencia del mundo laboral; en Roma adecúa su vida y horarios al ritmo laboral, al transporte público, e inevitablemente no es lo mismo. Esta diferencia viene acrecentada también por sus experiencias vitales. En Módena le bastante encontrar calles nuevas para sentirse feliz, mientras que en Roma se siente un poco prisionero de su rutina. Tampoco es como si en Módena fuese siempre feliz y en Roma estuviese triste, pero se analiza el cambio tan radical en su vida, y cómo le afecta.
Y tener en la vida periodos perfectos, aunque luego acaben por fuerza deshilachándose a lo largo de los días, poco a poco o de golpe, y a menudo también sin que consigas entender por qué, es una de esas cosas que sucede cada dos o tres años, y produce un resultado de felicidad trimestral o semestral. Aunque se trata siempre de una felicidad no reproducible a través de procedimientos conocidos o voluntarios, porque para mí está bastante claro que si volviese a vivir un periodo exactamente igual, haciendo las mismas cosas que hacía, y haciéndolas de la misma manera, ya no surgiría una nueva fase de felicidad trimestral, dado que en alguna parte hay algo imposible de calcular que ya ha cambiado, y cada vida individual tiene necesariamente una especie de rueda que al girar se desfasa y a cada instante corrige su factor de potencia con todo lo demás…
Aunque ha habido reflexiones y emociones en las que me he sentido reflejada, el libro en general me ha dejado una impresión rara. Me gusta cómo lo cuenta, me gusta el estilo, me cae bien el protagonista, pero al terminar de leerlo, siento que no me ha marcado demasiado, que le hubiera faltado un poco para tocarme el corazoncito. Lo que sí me ha gustado es la habilidad para explicar pequeños placeres o alegrías de la vida, es una novela bastante optimista, casi luminosa, que pasa de largo sobre las grandes tragedias y se centra en las pequeñas alegrías. Y al final, se lee tan rápido que uno se da cuenta del calado del libro cuando lo termina, también un poco mientras, claro. Sea como sea, ya he dicho que buscaré ese otro libro suyo que habla de la pérdida.
Y a menudo pensaba, por no decir me concentraba, en esta nueva no emotividad mía en la que me había sumido desde que estaba en Roma. Por no emotividad entiendo lo siguiente: que a menudo era feliz al treinta por ciento; y de vez en cuando, pero raras veces, infeliz al quince por ciento. Aunque la mayor parte del tiempo me sentía neutral. Algo que, para mi gusto, hace que toda tu vida te parezca como algo no tuyo, porque faltan todos los vaivenes y el continuo sube y baja de mis estados de ánimo interiores.
Autor: Ugo Cornia
Año publicación: 2004
País del autor: Italia
Número de páginas: 120 páginas
ISBN: 978-84-16291267
Idioma original: Italiano
Leído en… español (Editorial Periférica)
Información Bitacoras.com
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