Bueno, hoy voy a hacer una reseña literaria un tanto atípica, pero es que el libro en sí mismo es atípico. Se trata de un conjunto de pequeños artículos o ensayos (26, concretamente) que Hornby escribió sobre canciones y los sentimientos o asociaciones que tienen para él.
Voy a comentar bastante brevemente lo que me ha parecido el libro, y para después he preparado los vídeos de todas las canciones con fragmentos que me gustaron o me llamaron la atención, de cada uno de los ensayos. Así que la entrada es más larga de lo que me gustaría, pero espero que no por ello resulte pesada (la segunda parte, de las canciones y las frases, sé que no lo será).
Antes de empezar a leer miré el índice del libro y me di cuenta de que coincido muy poco con Hornby en gustos musicales. De las 31 canciones, quizás me quedo con las de 4 artistas (Springsteen, The Beatles, en parte Bob Dylan, en parte Santana). Eso hizo que pensara que quizás no disfrutaría con la lectura, o que el hecho de que hable de artistas que: a) no conozco, o b) no me gustan… haría que el libro fuese pesado y no placentero. Pues bien, no ha sido así, al final he disfrutado mucho, y me he quedado con parte de las sensaciones que tuve al leer Alta Fidelidad (aquí está mi reseña). ¿De

qué sensaciones hablo? Pues sobre todo, me quedé con ganas de escuchar más música, de hacer listas de grupos o canciones favoritas, de ir a conciertos… Lo que quiero decir es que Nick Hornby es un melómano de los buenos, de los que te hacen plantearte por qué amas la música, por qué la escuchas, y eso para mí es un plus que tienen estos dos libros suyos (tengo pendiente leer los demás). Personalmente, me encanta que me recomienden cosas. Ya sean películas, libros, música, o lo que sea. En este caso Hornby no hace exactamente eso (recomendarnos canciones), sino explicarnos su opinión sobre ellas, cuál ha sido su historia con ellas o qué le hacen sentir. El estilo de la escritura es muy cercano, casi como si él nos lo estuviera explicando en persona (y con una cervecita delante, ¿por qué no?), y eso acentúa para mí el atractivo de estar leyendo a alguien que habla de algo que le apasiona.
Como comentaba antes, el hecho de no coincidir en gustos con él no es algo que reste interés al libro, porque él habla en muchas ocasiones, más que de la música en sí, de las canciones como un todo, como un espejo de su estado de ánimo en algunas etapas de su vida (divorcio, paternidad…), definiendo la música y a quienes hacen la como una parte más de su vida, como algo más que una ‘banda sonora vital’. Decía antes que me encanta que me recomienden música, pero como soy de naturaleza curiosa, me gusta aún más saber por qué a la gente le gusta lo que le gusta, qué es lo que despierta en ellos la música que escuchan o las cosas que hacen. Para mí, es una forma más de conocer a las personas, pero claro… a no ser que haya mucha confianza esas preguntas no las puedo hacer. Pero Hornby aquí nos cuenta con todo lujo de detalles por qué le gustan o en algún momento le han gustado las canciones (me encantó su teoría sobre la música para hacer el amor, que explica para la canción de Santana… supongo que cada uno tiene la suya 😉 ), así, lisa y llanamente. Es un desconocido, claro, pero eso no quita que acabe resultando muy interesante conocer sus puntos de vista. Y, repito, el hecho de que sea un amante tan incondicional de la música dota de una pasión contagiosa a todo lo que dice.
Así que ya intentando terminar, diría que para mí ha sido una lectura muy amena; que leí el libro en su mayor parte en fines de semana, escuchando mi propia música con auriculares y disfrutándola de una forma especial; que no coincido con Hornby en otras cosas aparte de los gustos musicales (por ejemplo, dice que más que grupos o estilos, le gustan canciones sueltas), pero aún así me ha gustado el libro; que aunque sea escribiendo ensayos, me gusta mucho el estilo de Hornby, casi tanto como en su ficción… Aún así, no es un libro que le recomendaría a cualquier persona. Es no ficción, y no todo el mundo quiere leer no ficción. Habla sobre música, y a uno tiene que gustarle mucho la música para leer sobre ella todo un libro. Son, al fin y al cabo, las opiniones de alguien sobre música. Es algo que gusta o no gusta. Pero si pensáis, como yo, que os puede gustar, dadle una oportunidad.
En definitiva, supongo que todos podríamos hacer una lista de 31 canciones, y explicar qué significan para nosotros… pero, ¿con tanta gracia y pasión? Eso ya es más difícil.
A continuación, los vídeos de las canciones por separado, y fragmentos escogidos para mí de cada uno de los 26 ensayos. Al final de la entrada he puesto el link a la lista de reproducción que alguien ha creado en YouTube. Enjoy!
Autor: Nick Hornby
Título original: Songbook
Número de páginas: 160
Editorial: Anagrama
ISBN: 9788433973528
Año de primera publicación: 2002
Dedicatoria: Para Lee, y todas las demás personas que me hicieron conocer canciones nuevas
Información del libro en Amazon.es
1. “Your love is the place where I come from” – Teenage Fanclub
Yo escucho sobre todo canciones, excluyendo casi cualquier otra cosa. Casi nunca escucho jazz, o música clásica, y cuando alguien me pregunta qué música me gustas me resulta muy difícil contestar, porque normalmente quieren nombres de artistas y y sólo sé darles títulos de canciones. Y casi todo lo que tengo que decir de esas canciones es que me gustan, y quiero cantárselas, y obligar a otras personas a escucharlas y cabrearme cuando a esas personas no les gustan tanto como a mí.
2. “Thunder Road” – Bruce Springsteen
Pero algunas veces, muy de vez en cuando, canciones, libros, películas y fotografías expresan a la perfección lo que tú eres. Y no lo hacen necesariamente con palabras o imágenes; la conexión es mucho menos directa y más complicada que eso. …) Es un proceso parecido al de enamorarse. No eliges necesariamente a la persona mejor, ni a la más sensata, ni a la más guapa; persigues otra cosa.
(…)
«Thunder Road” logra de alguna forma hablar por mí.
(…)
Puede ser que la razón por la que “Thunder Road” se mantiene para mí es que, a pesar de su energía y volumen y coches veloces y cabellos, consigue de algún modo sonar a elegía, y cuanto más viejo me hago más puedo escucharla. Y si es cuestión de eso, supongo que también yo creo que la vida es algo trascendental y triste pero que no destruye toda esperanza, y puede que eso me convierta en un depresivo que exagera su papel o puede que en un idiota feliz, pero en cualquier caso “Thuner Road” sabe cómo me siento y quién soy, y eso, en definitiva, es uno de los consuelos del arte.
3. “I’m like a Bird” – Nelly Furtado
Dave Eggers tiene la teoría de que escuchamos las canciones una y otra vez, los que lo hacemos, porque tenemos que “solucionarlas”, y es cierto que en nuestras primeras relaciones con una canción nueva, y en el cortejo de la misma, hay una fase semejante a una especie de perplejidad emocional.
4. “Heartbreaker” – Led Zeppelin
…hay cosas que se pierden, también, y una de las cosas que se perdieron – junto con el gusto por, no sé, los dramas de hospitales sobre niños enfermos y el cine experimental – fue Jimmy Page. El ruido que hace ya no es lo que yo soy, aunque sigue siendo un ruido que merece escucharse; es también un recordatorio de que intentar crecer con inteligencia tiene un coste.
5. “One Man Guy” – Rufus Wainwright
Todo lo que puedo decir es que oigo cosas que no están ahí, veo y siento cosas que normalmente no puedo ver y sentir, y emmpiezo a comprender que sí, existe algo que se llama alma inmortal, o, por lo menos, una conciencia humana unificadora, que nuestras vidsa son cortas pero tienen significado. Más allá d eesto, la verdad es que no estoy seguro de que cambien mucho las cosas. De todos modos, por si acaso no voy a escuchar cosas como esta demasiado a menudo.
6. “Samba pa ti” – Carlos Santana
Inevitablemente, no perdí la virginidad al ritmo de “Samba pa ti”. En vez de eso, mi poco afortunada amiga y yo estábamos escuchando la cara dos de Smiler, de Rod Stewart, mi disco favorito de entonces; la cara dos, ahora me doy cuenta, incluye “Hard Road”, “I’ve Grown Accostumed To Her Face” y “Dixie Toot”. En un mundo perfecto es obvio que eso no hubiera sucedido.
7. “Mama you been on my mind” – Rod Stewart
Porque a mí me parece que la gente que sigue con la música pop más tiempo es la que se confía a muy tierna edad a alguien como Stewart, alguien que era él mismo, claramente, un fan.
8. “Can you please crawl out your window?” – Bob Dylan
9. “Rain” – The Beatles
Acabaré hartándome de estas dos canciones, por supuesto, simplemente no duran lo bastante como para conserver su misterio y su magia para siempre. Pero de momento lo hacen.
10. “You had time” – Ani DiFranco
11. “I’ve had it” – Aimee Mann
“You Had Time” es quizás la canción de ruptura más amable y de espíritu más generoso que conozco.
(…)
He oído “I’ve had it” un montón de veces,y hay ocasiones en que el matiz de autocompasión de la letra me resulta inmensamente reconfortante. (La autocompasión es una emoción innoble, pero todos la sentimos…) (…) Incluso así, hay algo un poco turbador en la fuerza melódica de la canción que te deja sin aliento. He aquí la cuestión: ¿qué vino antes, la melodía o la letra?
(…)
Las letras sobre el amor se convierten, en otras palabras, en otro instrumento musical, y las canciones de amor se vuelven, de algún modo, pura canción. Tal vez sea esto lo que da a “You Had Time” su punto: nuestras rupturas, al final, llevan más melodía dentro de ellas que nuestro trabajo.
12. “Born for me” – Paul Westerberg
Pero mis solos favoritos son los que muestran de algún modo que el solista ha captado el sentimiento de la canción, la letra, la música y todo, ha sentido la canción y ha comprendido su esencia auténtica, de manera que el solo se convierte no solo en una reinterpretación imaginativa de ella, sino en una contribución a su significado y su ser.
13. “Frankie Teardrop” – Suicide
14. Ain’t that enough” – Teenage Fanclub
Necesito algún sitio donde refugiarme, ahora más que nunca, y a donde corro es a canciones como “Ain’t That Enough”. “Todos somos Frankies”, era la conclusión a la que llegaban los Suicide al final de su magnum opus, pero no lo decían de verdad, realmente, a no ser que fueran más torpes de lo que dejaban ver.
15. “First I look at the purse” – The J. Geils Band
Al final de la cara dos las cosas empiezan a ponerse verdaderamente escandalosas. Para mí, en aquel entonces, esto, y no Tamla Motown, era el Sonido de la Joven América: fuerte, agresivo, exótico, enrollado, salvaje.
16. “Smoke” – Ben Folds Five
“Smoke” es, creo, líricamente perfecta, inteligente y triste y clara, de un modo que mi amigo no aceptaría; es también una de las poquísimas canciones que reflexionan sobre el proceso del amor, más que sobre el objeto o el sujeto. Y fue una compañera constante durante el final el largo, interminable final) de mi matrimonio, y entonces tenía sentido y sigue teniéndolo ahora. A una canción no se le puede pedir mucho más.
17. “A Minor Incident” – Badly Drawn Boy
Así que allá vamos. Ahí es donde reside la emoción: en las coincidencias y transferencias mágicas de la creatividad. Escribo un libro que no trata de mi niño, y entonces alguien escribe una hermosa canción basada en un episodio de mi libro que resulta tener un significado mucho más personal para mí de lo que nunca ha atenido el libro.
18. “Glorybound” – The Bible
Y eso es lo que la música necesita: esta clase de devoción, este decidir que los artistas saben lo que hacen y que, si les das tiempo y la confianza que necesitan, te entregarán algo a lo que acabarás teniendo cariño.
19. “Caravan” – Van Morrison
…me suena como pudiera sonar sobre los títulos de crédito al final de la mejor película que hayas visto en tu vida; y si a ti algo te suena así, entonces seguro que por extensión eso significa que también podrían tocarlo en tu propio funeral. Y no creo que eso sea exagerar demasiado la importancia de la propia vida.
20. “So I’ll run” – Butch Hancock y Marce LaCouture
(Refiriéndose a la historia contada en “Alta Fidelidad”): Así que gracias, Marce y Butch. Sin vosotros, Rob nunca hubiera llegado a acostarse con una cantautora, e indudablemente habría sido el que más lo hubiera sentido.
21. “Puff the magic Dragon” – Gregory Isaacs
En realidad, ahora que lo pienso, es por lo que me encanta la relación que cualquiera tiene con la música, porque hay algo en nosotros que está más allá del alcance de las palabras, algo que elude y desafía nuestros mejores intentos de soltarlo por la boca. Probablemente es la mejor parte de nosotros, la más rica y la más extraña.
22. “Reasons to be cheerful, Part 3” – Ian Dury & The Blockheads
23. “The Calvary Cross” – Richard y Linda Thompson
¿Importa? Probablemente no, nunca he querido vivir en Mali, ni tampoco en Trenchtown, Jamaica, pero tengo algunos buenos discos que han salido de esos sitios. De todos modos es un poquito incómodo oír música de y sobre tu tierra natal que hace que tu tierra natal suene al lugar más frío y deprimente del planeta. Yo quiero vivir donde vivía Ian Dury; y espero seguir aquí.
24. “Late for the sky” – Jackson Browne
Y sí, por supuesto que fueron los prejuicios los que me impidieron escuchar a Jackson Browne. No era punk. Llevaba un corte de pelo redondo, de tazón, nada rockero. Escribió “Take it easy” cuando yo no quería tomármelo con calma.
(…)
Creo que tienes que haber vivido un poquito para ser capaz de reconocer la profundidad de sentimientos que ha dado forma a esos momentos, y a esas canciones, y si “Late for the sky” es el acompañamiento perfecto para un divorcio no es porque esa letra de arrepentimiento encaje; es porque el divorcio te arranca otra capa más de piel (¿quién sabía que teníamos tantas y que quitarlas producía tanto malestar?), y eso nos permite oír correctamente cosas, acordes, solos y armonías y lo que sea.
25. “Hey Self Defeater” – Mark Mulcahy
No puedes mantenerte toda la vida con tu música de siempre, sobre todo si eres alguien que escucha música todos los días, en cualquier ocasión. Necesitas recarga, porque la música pop tiene que ver con la frescura.
26. “Needle in a haystack” – The Velveletess
No hay nada major que mirar desde la galería del Town & Country Club, escuchar buena música y contemplar a varios cientos de personas disfrutar de la mejor noche de viernes que probablemente puedes pasar en Kentish Town.
27. “Let’s straighten it out” – O.V. Wright
Empieza con un solo de piano oscuro, como de blues, que inmediatamente establece un tono de seriedad nada ambigua, y la letra habla de sentarse e intentar aclarar lo que resultarán ser graves problemas en una relación ya muy estable, quizás incluso un matrimonio…
28. “Röyksopp’s Night Out” – Röyksopp
Pero eso es lo que pasa ahora: la música pop está en todas partes. Si te gusta una canción, entonces es prácticamente seguro que le gustará a alguien como tú que trabaja en anuncios de televisión, o en el cine, o que edita paquetes de grandes momentos deportivos, o graba recopilaciones para hoteles, o cadenas de tiendas, o compañías aéreas, o cafeterías. (…) ¿Cóom es posible amar o conectar con una música que está tan omnipresente como el monóxido de carbono?
29. “Frontier Psychiatrist” – The Avalanches
30. “No Fun / Push It” – Soulwax
No estoy seguro de estar de acuerdo con ellos, pero en cualquier caso el Too Many DJs de los Soulwax es de esos discos que se empiezan y no se pueden dejar, y la decisión de emparejar la energía de Sal ‘N’ Pepa con la ferocidad de The Stooges fue especialmente inteligente, el sueño de una fan de la música: embutir hip hop en punk de garaje es como aquellas discusiones que tenían los chavales sobre qué pasaría si Spiderman y Superman formaran equipo.
31. “Pissing in a river” – The Patti Smith Group
Fue uno de esos raros momentos – milagroso, en el context de un espectáculo de rock – que te hacen sentir agradecido por la música que conoces, por la música que todavía no has oído, por los libros que has leído y los que vas a leer, quizás incluso por la vida que vives.
(…)
Incluso así, escuchar “Dancing Queen” es poco probable que te deje con ganas de leer, escribir, pintar, ir a una galería, o correr deprisa, y ese es el efecto que Smith produjo en este miembro de su público (y, sospecho, en unos cuantos más). Este tipo de inspiración es rarro en cualquier ámbito de las artes.
(…)
Es una canción pop, en otras palabras, y como un montón de otras canciones pop, es capaz de prácticamente casi todo.
Podéis encontrar la lista de reproducción en Youtube, sin necesidad de ir mirando cada vídeo por separado.
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: Bueno, hoy voy a hacer una reseña literaria un tanto atípica, pero es que el libro en sí mismo es …Continuar leyendo »…
[…] las más conocidas , versioneadas y pinchadas en bares y radios), Caravan ( Nick Hornby en su libro 31 canciones dice que quiere que le entierren con esta canción),Brown Eyed Girl (su más conocido hit) y mi […]