Esa era de esas películas que estaba deseando ver. On the road (de Jack Karouac) es uno de mis libros favoritos de todos los tiempos, de mis libros de cabecera si preferís llamarlo así. Nunca he sido especialmente viajera, ni he hecho un viaje remotamente parecido al que realiza el protagonista de esta historia, Sal Paradise. Pero todos viajamos con nuestra mente, ¿no? Y si no es así, deberíamos hacerlo.
Como he dicho, Sal Paradise es el protagonista (intentaré no hacer mención al libro más que al final, para decir si mi sensación es la de haber visto una buena adaptación o no), un chico que encontramos viajando y haciendo autostop por Norteamérica desde el principio de la película. Sal Paradise es algo así como un alter ego de Jack Kerouac.
Y viajamos a cinco meses antes de ese viaje, vemos a Sal en el entierro de Leo Paradise, su padre. Llueve. Él mira triste al suelo. Después, lo vemos intentando escribir. Nos habla en primera persona, nos habla de Dean, muy vinculado para él a la muerte de su padre porque se reencontraron en esa época. Forman un grupo curioso, Sal, Dean, Carlo y Chad King. El núcleo verdadero del grupo, al menos en lo que se refiere a Sal, es el formado por Dean y Sal, Sal y Dean, que aprenden el uno del otro en tantos aspectos de la vida. Juntos van a clubs de jazz, fuman porros sin parar, son testigos de las aventuras sexuales o amorosas el uno del otro, e incluso comparten intereses en cuanto a mujeres. Los dos también llegan a tener un extraño nexo con Marylou, una de las novias de Dean.
Para mi alegría, y ya sé que he dicho que no voy a hacer mucha referencia al libro – esta es inevitable – la película inserta a la perfección algunos fragmentos del libro que me encantan (y no voy a insistir sobre el tema, porque ya alguna vez he publicado entradas recopilando algunos de mis favoritos, hay tantos y tan buenos…). En esos momentos en que Sal se encuentra solo frente a su máquina de escribir, escucharemos su voz en off. A veces también la voz en off de Dean, que le escribe mientras están cada uno en una punta del país, pero son las menos. Aquí Sal es el narrador, el observador, y de hecho en la película me encontré más veces (que en el libro) pensando que Sal no actúa ni vive tanto como observa, que es aquí Dean el que lleva la voz cantante gran parte del tiempo. Pero matices apartes, estos chicos viven en la carretera durante el tiempo que dura el viaje, y son días intensos. En el transcurso de la historia vamos a conocer mejor a los personajes. Dean, con sus constantes líos de faldas y su cariño incondicional por Sal. Carlo, con tantas locuras en la cabeza y su admiración por Dean. Sal, siempre observando y siempre presente. Sus muchas experiencias con las drogas, sus aventuras sexuales, orgías, fiestas… toda la historia parece discurrir entre muchísimo humo y litros del alcohol. Y tiene gracia que en realidad estos personajes sean espejos de otros que existieron en realidad (Neal Cassady, Allen Ginsberg y el propio Kerouac). Con respecto a esto, tengo que volver a recomendar Howl, película que tiene como protagonista a Ginsberg y su famoso poema (la reseñé hace un tiempo), para completar la sesión de cine de la generación beat. Seguro que hay otras películas sobre estos personajes y este tema, así que estoy abierta a recomendaciones.
Si bien cuando terminé de verla no tenía muy claro si frío ni calor, al pasar unas horas ya me he decidido. Me da igual lo que se pueda decir de la peli, me da igual que no me haya transmitido lo mismo que el libro (que es de mis favoritos, ya digo). La película me ha gustado, me ha gustado la sensación que transmite, no exactamente positiva sino un poco de locura, de amistad, de sueños y corazones rotos y hormonas disparadas que forman un cóctel explosivo con todo lo demás. Me ha gustado la manera tranquila que tiene Sam Riley de dar vida a Sal Paradise, el pasional retrato de Dean que hace Garrett Hedlund. Kristen Stewart, y en menor medida, Kirsten Dunst, les dan la réplica como Marylou y Camille, y también me han convencido. Las apariciones breves de Tom Sturridge, en la que nos retrata un Carlo Marx carismático e interesante. Y entre los muchos secundarios con papeles breves tenemos muchos nombres interesantes: Viggo Mortensen, Steve Buscemi, Elisabeth Moss, Alice Braga… Vamos, que la película podría ser interesante tan solo por todos los actores que salen en ella.
Pero para mí no ha sido solo eso. Me ha gustado, ya digo, por la historia, por su ritmo, la música, la ambientación… Debe haber sido realmente difícil adaptar un libro con una estructura tan extraña como On the road, y sin embargo creo que en esta ocasión lo han hecho bastante bien. Vale que hay detalles de la historia que no salen en la peli, o cambios, pero para mí, como película, y siendo un poco flexible con respecto a la historia original (o sea, intentando no estar muy pendiente de si la fidelidad era mucha o poca), no ha estado mal. No será de las películas que se me queden marcadas, pero la he visto entretenida y apreciando sus virtudes.
Título: On the road
Director: Walter Salles
Guión: Jose Rivera, basado en el libro de Jack Kerouac
Año: 2012
Duración: 124 min.
País: USA:
Ficha en IMDB
Reparto: Garrett Hedlund, Sam Riley, Kristen Stewart, Amy Adams, Tom Sturridge, Danny Morgan, Viggo Mortensen, Alice Braga, Elisabeth Moss, Kirsten Dunst, Terrence Howard
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Pues también el libro me impactíoen su momento y me apatece ver la peli, que me decepcionaría, no tanto si no es fiel al relato como si no supiera transmmitir lo mismo que el libro, esa angustia, esa rebeldí… ese inconformismo….
Claro que igual después de verla opino y valoro otrras cosas, pero ese es el ánimo con el que la veré.
Y seguro que los que hemos leído el libro somos más magnánimos en su valoración.
y los que no lo han leído espero que tras ver la peli se animen a ello, que es un muy buen libro, un referente de la generación beat (era así?)
Saludos
A muchos nos hubiera gustado tener el valor de coger la mochila y salir por el mundo…
100% de acuerdo. 😉