A quemarropa (The Hunter), de Richard Stark

Poco sabía yo donde me metía cuando me puse a leer esta novelita de Richard Stark. Y digo novelita porque se me ha hecho bastante corta, aunque tiene 192 páginas y eso lo convierte en corta, pero no en «novelita». Se trata de la primera de una saga, titulada con el nombre de su protagonista, Parker, y que se compone de 24 novelas que giran en torno a este criminal. Su autor, que en realidad se llamaba Donald E. Westlake, escribió estas y decenas de otras novelas, con al menos otro seudónimo y con algunas sagas más. Os juro que no recuerdo cómo llegué a leer este libro, pero para mí ha sido impresionante descubrir todo lo que llegó a escribir este hombre en su vida. Seguro que leeré más libros suyos, pero ¿me dará la vida para terminármelos si no me pongo a ello en exclusividad? Bueno, para acabar de hacer la introducción a la reseña diré que – y no la he visto – hay una película bastante conocida que adapta la historia de esta novela, es Payback y la protagonizó Mel Gibson en 1999.

Parker es un criminal independiente. No forma parte de la Familia del crimen (Familia, así es como le llaman), y realiza trabajillos ocasionales para vivir cómodamente hasta el siguiente golpe. En esos golpes le acompaña Lynn, su mujer. Pero así no es como comienza la historia en el libro, así que no contaré mucho más que algunas líneas generales. Durante toda la novela Parker busca venganza y recuperar un dinero. Para ello no dudará en matar, torturar o utilizar todo tipo de trucos sucios. Nada le detiene frente a su objetivo. Parker no siempre ha sido así, pero hay algo que hace que cambie su código de conducta. Antes, solo le preocupaba ir viviendo al día, con lujos, y realizar algún pequeño trabajillo de vez en cuando sin preocuparse de nada más. Pero todo se complica, y en el libro nos encontramos con un criminal implacable, alguien a quien han traicionado y exige justicia y venganza. Y su manera de conseguirlo da un nuevo sentido a eso de «tomarse la justicia por su mano».

Parker es un anti-héroe del hard boiled, esas historias de novela negra donde los personajes son casi más importantes que la historia. A pesar de eso, la historia es una excusa perfecta para el lucimiento de Parker, un tipo enorme y lleno de músculos. Un tipo brutal y que habla lo justo, aunque siempre tiene la frase oportuna para cada situación. Pero el ser un energúmeno no hace que por ello tenga menos cerebro, que lo tiene y además lo utiliza de una forma genial. Parker se enfrentará a matones de poca monta, a mafiosos de barrio, a mujeres de mal vivir e incluso a las altas esferas de la cúpula de la Familia en Nueva York. Todo ello repartiendo hostias como panes, tiros a mansalva y con la policía pisándole los talones. A pesar de ser frío e implacable, uno no puede evitar comprender y simpatizar con Parker, pues lo que le motiva a hacer todo lo que hace tiene lógica. Y además, está el hecho de que las personas a las que fastidia son incluso peores que él. Eso sí, si tiene que meter el miedo en el cuerpo a algún que otro inocente, no dudéis que lo hará.

Así que estamos con una novela de clásica novela negra, donde los tipos son muy duros, violentos y malhablados, donde las mujeres suelen moverse en un reducido espectro de actitudes que derivan de «putón» a «mujercilla asustada». Donde hay tiros, muertos y mucha violencia. Y el alcohol no hace acto de presencia para Parker hasta que su trabajo está hecho (lo primero es lo primero 🙂 ). Y aunque no sé mucho de novela negra, a mí me ha parecido de una maravillosa calidad. Descripciones necesarias y bien planteadas; diálogos agudos y naturales hasta el punto en que pueden serlo; y flash-backs de vez en cuando para explicarnos cómo hemos llegado a este punto.

Me ha parecido una novela más que interesante, un buen inicio de la enorme saga pero también muy entretenida y adictiva para leerse de forma independiente. Parker ha pasado a mi Olimpo particular de tipos duros, y Donald Westlake pasa a mi lista de escritores de los que quiero leer más… mucho más.

FRAGMENTOS DEL LIBRO

Las oficinistas le miraban y se estremecían. Sabían que era un granuja, sabían que sus manos habían sido hechas para abofetear, sabían que su rostro jamás se iluminaría con una sonrisa al mirar a una mujer. Sabían lo que era, daban gracias a Dios por tner un buen marido, y no obstante se estremecían. Porque sabían cómo caería, de noche, sobre una mujer. Como un árbol.
(…)
– Está preocupado, el hijo de puta. -Asintió. Tamborileó en el borde de la mesa con los primeros dos dedos de cada mano-. Piensa que quizá regresaré de la tumba -dijo. Se echó a reír y concluyó el tamborileo con un rítmico golpe de ambas manos sobre la mesa-. Tiene razón ¿eh? Sí. He regresado de la tumba.
– ¿Qué vas a hacer, Parker? -preguntó ella, con voz a la que finalmente había llegado el estremecimiento del miedo.
– Voy a chuparle la sangre -contestó él-. Le masticaré el corazón y lo escupiré en una cuneta para que los perros levanten una pata encima de él. Le desollaré y le arrancaré las venas y le ahorcaré con ellas.

(…)
Ella fue la culpable de eso, como de tantas otras cosas. Le había traicionado, engañado y encarcelado, y puesto sus huellas en los archivos de Washington D.C. Le había obligado a atravesar un continente. Ella lo había hecho.
Ninguna otra mujer habría podido. Nunca había existido una mujer capaz de interesarle, hasta conocerla a ella. No volvería a haberla.
(…)
Consultó su reloj y vio que eran las siete y cuarto. Eso significaba que Pearl se retrasaba quince minutos y Mal volvió a sonreír. Pearl se retrasaba y Pearl sería castigada. Ella lo sabía y no obstante acudiría, y cualquiera que fuese el castigo elegido por él, ella lo aceptaría.
(…)
Era un impulso, nada más. Dieciocho años en un negocio, haciendo una o dos operaciones limpias, rápidas y sencillas al año, viviendo relajado y cómodo en hoteles de lujo durante el resto del tiempo con una mujer que le gustaba, y de repente todo cambiaba.  La mujer había desaparecido, la línea de conducta había desaparecido, el relajamiento había desaparecido, la limpia rapidez había desaparecido.
(…)
Todo el mundo seguía una línea de conducta. Ellos también; una línea de conducta muy sencilla, que sin duda cambiaría. Él también; una línea de conducta muy complicada, que sin duda cambiaría. Muy pronto.

Título: The Hunter (Parker #1)
Autor: Donald E. Westlake (con el seudónimo de Richard Stark)
Año de publicación:
Editorial en castellano: RBA
ISBN: 9788490061060
Número de páginas: 192
Leído en… español

10 comments

  1. Pues sí que tiene buena pinta, jajajajaja! Seguro que está entretenida. Lo malo es esa superproducción. Si me engancha me pasaré una larga temporada leyéndolo solo a él. Tendré que apuntarlo para después del examen, ;))

    • Ya, Vir, tantos libros de un solo autor… uff, pereza. Y eso que King también ha escrito unos cuantos, pero madre mía, encontrarme con otro King. Si lo supiera no sé si me hubiera metido.
      Eso, después del examen, mientras céntrate todo lo que puedas. 😉

  2. Puedes echarle un vistazo a las adaptaciones en cómic también, debidas a Darwin Cooke, hasta ahora dos publicadas en castellano por Astiberri, EL CAZADOR y LA COMPAÑÍA. Son estupendas! Salu2 desde aquí!

  3. Yo vi la peli, dentro de lo que es, no esta mal, puede (no se) que un poco fantástica en comparación a la novela; pero para pasar un rato, merece la pena.
    P.S.: ¡Veinticuatro novelas! ¿Esta gente no vive?

    • Bueno, pues me apuntaré la peli. A ver si me acuerdo de buscarla, ahora que me he leído el libro siento curiosidad.
      ¿Vivir? Qué va, este hombre tuvo que pasarse la vida escribiendo, jeje. 😉

  4. Información Bitacoras.com…

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  5. Hace poco me leí y reseñé uno de Parker. Un gran autor sin duda Westlake. De esos libro/revista de Club del misterio me leí un montón. Aún andarán por casa de mi madre.

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