¿Harry quién? (Stephen King, EW, 15/10/10)

¿HARRY QUIÉN?
Por Stephen King
15 de octubre de 2010, Entertainment Weekly, Special Reunions
Traducción por Sonia Rodríguez

Según Tommy Smothers de los Smothers Brothers, su nombre provoca una de las siguientes dos reacciones en los fans del rock: reconocimiento instantáneo o una expresión vacía. John Lennon lo denominó “mi grupo favorito”, quizás porque el artista en cuestión era un genio en lo que se refería a doblar, triplicar, y cuadriplicar el tracking de su propia voz (un crítico preguntó en un medio escrito por qué no le daba más crédito a sus maravillosos cantantes de coros). Era el Howard Hugues de la realeza del rock, rechazando hacer giras o incluso actuar en directo; su ex mujer Diane lo denominó “ la persona más insegura que jamás he conocido”. El productor de grandes celebridades Richard Perry dijo que sentía un deseo de morir. El compositor Paul Williams lo calificó de “gran conejito con dientes realmente afilados”.

Todos hablaban de Harry Nilsson, el tema de la nueva película de John Scheinfeld (The U.S. vs. John Lennon), tristemente lírica, Who is Harry Nilsson (And Why Is Everybody Talkin’ About Him?). Si veis un documental de rock este año (este saldrá en DVD el 26 de octubre), probad con Harry Nilsson. Proyectado como un “trabajo en marcha” en 2006 en “localizaciones selectas” – traducción: en casi ninguna parte – ha sido retenido hasta ahora por problemas de derechos de las canciones. Dada la desagradable decadencia de Nilsson y su muerte prematura, esto podría haber sido el material de un capítulo de VH1 Behind the music, pero Scheinfeld ha hecho algo mejor. Mucho mejor. Próximo a la genialidad, en realidad.

Nilsson nació en 1941; su padre murió tres años después, dejando al pequeño Harry al cuidado de una madre alcohólica. Vivían en una zona de Brooklyn en la que las señales colgadas en los callejones decían PRIVA DE COMIDA A UNA RATA – TAPA TU BASURA. Aproximadamente a los quince, el chico que algún día ganaría un Grammy por su versión de “Everybody’s Talkin’” de Fred Neil (que se hizo famosa en Midnight Cowboy) supuestamente asaltó una licorería para pagar el alquiler.

Aquí hay una historia que todos conocemos. Nuestro héroe se mete en líos. Se muda a la Costa Oeste a buscar fortuna. Trabaja en puestos mal pagados – ayudante del encargado de un cine, empleado de banca. Tiene un pequeño éxito como compositor (los Monkees versionaron su canción “Cuddly Toy” en 1967), luego consigue su gran éxito en solitario con hits como “Everybody’s Talkin’” y “Coconut”. Hace amigos famosos como Ringo Starr, Terry Gilliam, y Robin Williams. Después el alcoholismo se le acerca sigilosamente por detrás. Primero le besa en la nuca, luego lo atrapa con un abrazo estrangulador. Un gran fumador; desperdicia su voz en gran parte porque echa los pulmones gritando con John Lennon mientras lleva a cabo un disco totalmente olvidable llamado Pussy Cats. (Al final de la sesión, según uno de los muchos narradores de la película, “había sangre en el micrófono”). Le sigue la ruina financiera, como la noche sigue al día. Al final nuestro héroe muere de un fallo cardiaco a la edad ridículamente temprana de 52. En el funeral, George Harrison lidera a los dolientes con uno de los estribillos más enfermizos del artista: “You’re breaking my heart/You’re tearing it apart/So f— you [Me estás rompiendo el corazón/Lo estás partiendo en pedazos/Así que, que te j—]”.

Conocemos el cuento, pero pocas veces ha sido contado con tanto corazón, o sobre un cantante con una voz tan angelical. Probablemente no hay suficiente música –solo se nos han dado fragmentos de clásicos como “Coconut” (“You put he lime on the coconut, drink ‘em both togedda [Pon la lima sobre el coco, bebételo todo junto]”), “Jump Into the Fire”, “Me and My Arrow”, y el desgarradoramente bello himno de sub-rock “Without You”. Pero esta no es realmente una película sobre música, aunque el modo en el Scheinfeld establece la voz de Nilsson como un bello instrumento es importante (mi viejo compañero de banda Al Kooper llama a A Little Touch of Schmilsson in the Night “uno de los mejores discos apasionados jamás hechos”). Esta es una historia brutal pero encantadora sobre el picnic caníbal al que los americanos llamamos fama. Lo que impacta con más fuerza son los fotogramas, que retratan la transformación de Nilsson, de un niño de coro delgado y rubio hasta un colérico hombre con kilos de más que se vio reducido a carraspear canciones atemporales como tonadas publicitarias a cualquiera que se las comprara. El Nilsson que tuvo su gran éxito en 1969 se convirtió en una pastosa sombra de lo que fue 20 años después, recordado principalmente por las personas que escuchan las emisoras de canciones antiguas.