Antes de que alguien se eche las manos a la cabeza… No, no, y no, no vivimos en un piso patera. El título es una especie de broma privada que tenemos Carlos y yo, pero es por un motivo y lo voy a contar, por supuesto.
Como algunos sabéis, hace dos meses que nos mudamos a nuestro flamante piso recién adquirido en propiedad. Como gente responsable que somos (;D) nada más firmar las escrituras fuimos al ayuntamiento a arreglar los papeles para cambiar los datos en el padrón, policía, etc. Allí, como son muy eficientes (a veces) nos dijeron que podrían arreglarme los cambios de dirección en el propio Ayuntamiento, Tráfico (los míos y los de Peugie) y Hacienda. No es mala cosa ¿no? Así que nos dispusimos a presentar cuantos papeles hicieron falta para tal trámite. No fue mucho, nos pidieron creo que el DNI, la copia de las escrituras que acabábamos de firmar, y el carnet de conducir y el permiso de circulación para lo de Tráfico. En dos minutos estaba ya todo medio hecho, peero… siempre hay un pero.
El funcionario del ayuntamiento nos dijo algo como: Humm, parece que hay más personas empadronadas en esa dirección…. A lo que nosotros contestamos que creíamos que los anteriores dueños (un chico y una chica) estaban empadronados allí y no les habría dado tiempo a cambiarse de domicilio. Cual sería nuestra sorpresa cuando nos dijo que había como 6 o 7 personas empadronadas en ese piso, y nos preguntó que si queríamos que los “borraran” de ahí en el Padrón. ¡Pues claro que sí!, le dijimos.
Pues desde entonces, no sólo han ido llegando cartas de al menos 5 personas diferentes, sino que han llegado ya varias notificaciones de Hacienda (una de ellas de las más chungas, certificadas y con el plastiquito negro) de la chica que era co-propietaria justo antes de nosotros. Así que sus cartitas (la certificada no, por supuesto) las vamos dejando en el buzón que sabemos que tienen ahora. Un show. De los demás, que se supone que no viven ahí desde hace al menos un año, han ido llegando cartas de la Seguridad Social, bancos, y cosas así. Y yo me pregunto, ¿cómo se puede ser tan irresponsable como para cambiarse de domicilio y no notificarlo en todas partes? Porque una cosa es que te vayas de casa de tu familia, donde sabes que aunque lleguen cartas, nadie las tirará y/o abrirá para luego tirarlas, que a un piso donde hasta hace poco estabas alquilado, porque allí sí las abrirán, las chafardearán, cotillearán todo lo que puedan sobre tu vida e incluso intentarán utilizar tus datos bancarios… que no ha sido lo que hicimos nosotros, pero lo que sí está claro es que todas las cartas terminaron hechas cachitos en el contenedor. La pregunta es, ¿hará bien su trabajo el Ayuntamiento y dejarán de llegarnos según qué cartas? ¿o nos seguirán llegando cartas de otras personas durante años, incluyendo borradores de Hacienda y cosas así?
Así que ya sabéis por qué era el título, no porque vivamos tropecientos en nuestro piso (ya bastante tenemos con el gato y nosotros dos), sino porque tenemos inquilinos “fantasma” a los que llega correspondencia. Pisos patera de verdad… ese es otro tema, porque conozco la existencia de primera mano, de al menos dos. Por ejemplo, en una comunidad sé que han denunciado a un propietario porque en un piso de 70 metros estaba haciendo obras para tener dos cocinas y dos cuartos de baño… ¿os imagináis para qué? La avaricia no tiene límite… En el mismo bloque, en uno de los bajos, viven unos brasileños (un número indeterminado de ellos, entre 7 y 15, más o menos) que SIEMPRE están haciendo ruido, hablando a gritos y dando por saco. Suerte tenemos que no vivimos allí…
Y sobre lo nuestro de las cartas, pues ya no sé qué pensar. Ayer estaba sola en casa, con Carlos trabajando, y alguien intentó abrir la puerta con una llave que no era la suya… espero que fuera el vecino de arriba con la caraja y no uno de estos que ha venido a buscar la correspondencia de estos meses. xD