Terence Fletcher: Not my tempo.
¿Una película sobre la lucha de un batería de jazz para abrirse paso y alcanzar el éxito? ¡Compro! Precisamente esa es la premisa de esta película, cuyo protagonista es un joven que quiere estar en una de las mejores escuelas de música del país bajo la tutela de un maestro del jazz bastante tiránico.
El director y guionista de la película, Damien Chazelle, parece que formó parte de una banda de jazz muy competitiva y se inspiró en la experiencia de «pánico puro» que experimentó en esos años. El personaje de JK Simmons está basado en un profesor que tuvo pero un poco exagerado y añadiendo elementos de Buddy Rich y otros directores de banda. La financiación la consiguieron haciendo un corto previo y en el que también salía el actor J.K. Simmons; el éxito del corto atrajo inversores y de ese modo consiguieron algo más de tres millones de dólares para financiar la película. La película fue rodada en diversas localizaciones de Los Angeles, como el Hotel Barclay, Palace Theater y el Orpheum Theater.
El protagonista se llama Andrew Neiman (Miles Teller) es un batería de jazz de 19 años que, al principio de la película, es aceptado en el Conservatorio Shaffer, la mejor escuela de música de los Estados Unidos. Era su sueño ingresar en esa escuela, así que no podría estar más contento… al principio. Además, le pide salir a la chica que le gusta, Nicole (Melissa Benoist), que trabaja en un cine que frecuentan él y su padre. Así que en principio le va bien, porque está en el buen camino para convertirse en uno «de los grandes», como Buddy Rich. El director de su clase es Terence Fletcher (J.K. Simmons), que al principio parece ser amable con Andrew pero pronto muestra su verdadero rostro. Es un maestro manipulador de sus alumnos, a los que maltrata, amenaza e insulta de diversas maneras, llegando incluso a tirarles cosas cuando se equivocan tocando. En su primera clase, Fletcher les hace tocar la canción «Whiplash», de Hank Levy, y pronto demuestra lo cabrón que puede llegar a ser.
Pero Andrew no se amilana y convierte en su objetivo y su misión estar a la altura de las exigencias de Fletcher. Dedica gran parte de su tiempo libre a practicar, aunque en el seno familiar no se entiende demasiado bien su enfoque y dedicación. Así que no considera necesario tener amigos ni buenas relaciones, solo alcanzar el máximo nivel de exigencia para su instrumento (cueste lo que cueste, ya sea a nivel físico como mental). Y se ve inmerso en la férrea y tiránica disciplina de su nuevo maestro, a la vez que va viéndose inmerso en una rutina de ensayos y concursos con la que a veces será complicado cumplir. Además de «Whiplash», en la película se toca la canción «Caravan», compuesta por Juan Tizol y tocada por primera vez por Duke Ellington en 1936. Y también «Upswinging» casi al final.
La historia es una locura. Es sencilla y no del todo original, ya que en otras ocasiones podemos haber visto dinámicas similares entre dos personajes. La competitividad extrema, los métodos cuestionables y los genios locos también nos pueden sonar. Pero en esta ocasión la conjunción entre música y sensaciones, la buena química entre Miles Teller y J.K. Simmons, y la espectacular actuación de este último hacen que se opere la magia. Y es que se respira tal amor por la música (el amor muchas veces puede ser malsano y obsesivo, lo sabemos). Una anécdota contada durante la película es la de un Charlie Parker adolescente al que le tiraron un plato de batería por equivocarse en una canción. Lo que se dice es que Parker, indiscutible leyenda del jazz, se lo tomó muy mal y prometió «volver». Se centró en ser el mejor, practicó y practicó y se convirtió en el mejor del mundo. Me ha gustado ese planteamiento central sencillo pero a la vez perverso, mucho muchísimo. La pasión como obsesión y como enfermedad, apisonadora que suprime cualquier otra clase de pasión. La música concebida como maquinaria que fulmina y aparta de su camino a los que no son los mejores.
La banda sonora, consistente básicamente en las tres canciones que he mencionado y pequeñas variaciones y fragmentos de estas, es poderosa y va «in crecendo» para rematar con un clímax musical y emocional como pocos he visto últimamente.
Intensísimas interpretaciones de Miles Teller y J.K. Simmons, genial banda sonora y una producción asfixiante y oscura que sumerje al espectador en una historia de loco perfeccionismo.
Terence Fletcher: No hay dos palabras más dañinas en el lenguaje que «buen trabajo».
Director: Damien Chazelle
Guión: Damien Chazelle
Año: 2014
País: USA
Duración: 107 minutos
Ficha IMDB
Reparto: Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser,Austin Stowell, Jayson Blair, Kavita Patil
Me gustan las historias de superación y lucha, me la apunto
Verás que aquí, aparte de la superación, hay un punto de obsesión malsana. Espero que te guste!
Información Bitacoras.com
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El momento final de la película cuando pasa de tocar lo más rápido posible, a frenar progresivamente hasta casi detenerse para volver a aumentar, me parece impresionante. Por todo, la música, los planos de los platillos, la cara de esfuerzo…Una gran película.
Espectacular la última escena, y una gran demostración del saber hacer de los protagonistas… genial!