Bueno, pues aquí estoy por fin comentando lo que me ha parecido la quinta temporada de Mad Men. 🙂
Aviso desde ya que no pongo spoilers súper gordos, pero sí que cuento cosas de la temporada (solo algunas) y de las historias de algunos de sus personajes. Quien avisa no es traidor.
Cuando una serie se va superando a sí misma con cada temporada, siempre presentando capítulos que son como pequeñas obras de arte, con elementos e historias que no se suelen ver en otras series, tramas que rozan lo perfecto, y desarrollos de personajes como no he visto en otro show… es difícil empezar a ver una nueva temporada. ¿Por qué? Pues porque inconscientemente, se tiene el miedo (al menos yo lo tenía) de que esa será la temporada que nos saque del embrujo. Por suerte, esta no ha sido esa temporada, pero terminarla ha sido bastante duro y me ha llevado tiempo escribir esta reseña que os traigo. No es que el final de temporada haya sido de esos que le dejan a uno sin aliento por el «qué pasará» o el «qué cabrones, mira lo que han hecho», sino que ha sido un final pausado que ha puesto perfectamente la guinda a esta tarta perfecta de la quinta temporada de Mad Men.
Como comentaba cuando la serie volvió con sus capítulos 5×01 y 5×02, empezamos con muchos cambios. Don Draper recién casado con su segunda mujer, Megan. Betty con Henry Francis (aunque no vimos a ninguno de los dos en la premiere, luego sabríamos por qué), Peggy establecida en su nueva vida, Peter con su mujer e hijo y vida en las afueras, Roger también casado y también con una mujer más joven… Todo empezaba de una manera muy rara e inesperada, no sabíamos por dónde iban a ir los tiros, qué pasaría en los siguientes capítulos, y en resumen, cuál sería el eje central de esta temporada. Al igual que en temporadas anteriores pudimos ver cómo Don hacía las paces con secretos de su pasado, se divorciaba o conciliaba vida familiar con
infidelidades y juergas, al empezar esta temporada parecía que ya no nos podía sorprender demasiado lo que le ocurriese. Casado, y de manera feliz, además, ¿qué emoción tiene eso? Pues sí, la ha tenido, porque en esta serie las personas nunca son completamente felices, y cuando lo son, es porque están ignorando queriendo o sin querer el lado feo de su felicicidad. Ningún matrimonio es feliz del todo, ninguno de los hombres o mujeres que aparecen son perfectos, y no existe el «y comieron perdices». En la temporada, veremos cómo los protagonistas hacen frente de nuevo a sus problemas personales y de soledad, cómo y con qué medios intentan buscarse una vida mejor, y como siempre, como se enamoran de las personas equivocadas y en los momentos equivocados. Así, el arco argumental de Peter nos va a dar otra visión de su personaje. Desmejorado, infeliz, casi al borde de cometer alguna locura en algún momento, creerá encontrar una solución parcial a sus problemas de vacío personal. Peggy se verá en un callejón sin salida, en declive, hasta que se ve forzada a tomar una decisión. ¿Y Joan? Sola, rodeada de hombres, en cierto modo desesperada… su personaje cada vez me cae mejor. Don y Megan (y en un segundo plano, Betty y Sally) tendrán un gran protagonismo esta temporada. Uno de los grandes ejes es su historia, y cómo
cada uno de ellos intenta seguir siendo él mismo a pesar de estar juntos. Megan es un nuevo tipo de mujer en la serie, una que quiere realizar sus sueños y no vivir a la sombra de Don ni estar viviendo a la expectativa de qué querrá su marido. En uno de los mejores capítulos de la temporada (si es que no es el mejor), el 5×06, «Far Away Places», vemos en paralelo cómo Roger y su mujer y Don y Megan realizan viajes. Pero son viajes muy diferentes. Roger y su mujer probarán el LSD por primera vez con unos amigos, mientras que Don y Megan harán un viaje en el cual tienen su primera gran pelea. Es, en cierto modo, una buena muestra de la temporada: la felicidad que se trunca, las cosas que no salen como uno espera, la desgracia y el sufrimiento (incluyendo a Peggy, que es el tercer eje en este capítulo). Y cuando hablamos de sufrimiento y problemas, seguro que habría que ponerle cara en esta quinta temporada con la foto de Lane Price, un personaje absolutamente brillante que en otras temporadas, en cierto modo, parecía algo distante. Es aquí donde lo vamos a ver descender a los infiernos, donde se va a revolcar en el barro de sus errores y donde… bueno, tampoco quiero que nadie lea lo que no debe sin querer. Y «The Other Woman» ha sido el otro capítulo clave – para mí – en esta temporada.
Aparte de las historias personales de los protagonistas, como siempre la serie está magníficamente ambientada en su época. Frente a conceptos un poco más sociológicos como es el cambio de paradigma de la femineidad, el rol de la mujer que trabaja en casa, madres solteras, o la integración de personas negras en los lugares de trabajo, hay temas culturales muy interesantes en la temporada. Por ejemplo, veremos que la ciencia ficción está en auge en ese momento. No es que se introduzca directamente en el trabajo habitual de la agencia de publicidad, pero sí hay ciertos empleados que desarrollan actividades paralelas a su trabajo. Por ejemplo, Paul escribe un guión para Star Trek, una de las amigas de Megan hace una audición para Dark Shadows, y Ken Grosgrove le cuenta a Peggy que en realidad escribe novelas de ciencia ficción con el seudónimo de Ben Hargrove. Genial. Me encantan esos toques, y me encantó ver a Ginsberg (un nuevo personaje, pro cierto, que me ha parecido genial y con mucho potencial) haciendo menciones a Marte.
Y después de haber terminado los trece capítulos, y al margen de lo que muchos se preguntan después del capítulo final (básicamente y sin spoilers, si la respuesta de Don será un ‘sí’ o un ‘no’), yo me quedo con la sensación de que he visto una temporada muy muy triste de Mad Men. Y no es que Mad Men haya sido nunca algo diferente a una serie triste… sus tramas no son alegres, pero es como si cada vez más, los protagonistas se fuesen resignando a ser infelices o se acostumbrasen más a la idea de que cada vez tienen más difícil llegar a ser quienes desean ser. Como ocurre en la vida real.
Así que en resumen. Me han gustado mucho las nuevas incorporaciones, me ha gustado mucho cómo llegan a algunas de las despedidas (con algunas aún no se sabe si realmente lo son ¿?), me ha gustado cómo continúan evolucionando los personajes, la lógica y coherencia que muestran los guionistas. Me ha parecido genial cómo se ha manejado la historia de Don, Megan, Peggy, Joan, Lane, Peter, y en menor medida, Roger (en esta temporada en segundo plano), y de qué manera tan genial los actores y actrices realizan su trabajo. Me han encantado las canciones elegidas para acompañar las escenas, los temas que se tratan y el trasfondo social. No sé si me ha parecido la mejor temporada, lo tendría muy difícil para elegir una, pero esta ha sido buenísima y con cada temporada nueva se superan. Así que estoy deseando que llegue la próxima.
Y para despedirnos, un vídeo donde los protagonistas hablan un poco por encima de la temporada.
Ficha de la serie en IMDB
Web oficial de la serie
Número de capítulos de la temporada: 13
Información Bitacoras.com…
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Reconozoc que es una serie con clase aunque nunca me ha atraido demasiado. Tal vez dentro de algún tiempo le de una oportunidad. El problema que siempre le he encontrado es que el contexto histórico no es de mis favoritos. Además, me dan un poco de grima tanta gente fumando y dándole al whisky on the rocks.
Gran reseña!