Este es un fragmento de la novela The Wind Through the Keyhole, de Stephen King, que se publicará el 24 de abril de 2012 en inglés. El texto original está en la web Tor.com, y lo he traducido para quien quiera leerlo.
Las imágenes corresponden al artículo de Tor.com y están todas dibujadas por Jae Lee.
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Portada de la edición especial de Donald M. Grant (ver aquí) |
La mayoría de las personas que están sosteniendo este libro han seguido las aventuras de Roland y su banda – su ka-tet – durante años, algunos de ellos desde muy al principio. Otros – y espero que haya muchos, recién llegados y Lectores Constantes por igual – pueden preguntar, “¿Puedo leer y disfrutar esta historia si no he leído los libros de La Torre Oscura?” Mi respuesta es sí, si tenéis unas cuantas cosas presentes.
Primero, Mundo Medio está cerca de nuestro mundo, y se solapa muchas veces. En algunos lugares hay entradas entre los dos mundos, y a veces hay lugares finos, lugares porosos, donde los dos mundos pueden llegar a mezclarse. Tres de los del ka-tet de Roland – Eddie, Susannah y Jake – han sido arrastrados de sus vidas atormentadas de Nueva York a la aventura de Roland en Mundo Medio. Su cuarto compañero en el viaje, un bilibrambo llamado Acho, es una criatura de ojos dorados nativa de Mundo Medio. Mundo Medio es muy antiguo, y va hacia la ruina, repleta de monstruos y magia de la que no hay que fiarse.
Segundo, Roland Deschain de Gilead es un pistolero – uno de un pequeño grupo que intenta mantener el orden en un mundo que cada vez está más descontrolado. Si pensáis en los pistoleros de Gilead como una combinación extraña de caballeros errantes y policías territoriales del Viejo Oeste, estaréis cerca de dar en el blanco. La mayoría de ellos, aunque no todos, descienden de la línea del viejo Rey Blanco, conocido como Arthur Eld (os he dicho que había solapamientos).
Tercero, Roland ha vivido su vida bajo una maldición terrible. Asesinó a su madre, que estaba teniendo una aventura – en gran parte contra su voluntad, y ciertamente contra su mejor criterio – con un tipo que conoceréis en estas páginas. Aunque fue por error, se siente responsable, y la infeliz muerte de Gabrielle Deschain lo ha obsesionado desde su temprana juventud. Estos eventos está completamente narrados en el ciclo de La Torre Oscura, pero para nuestros propósitos aquí, creo que es todo lo que tenéis que saber.
Para los lectores antiguos, este libro debería guardarse en la biblioteca entre Mago y Cristal y Lobos del Calla… lo que lo convierte, supongo, en La Torre Oscura 4.5.
En cuanto a mí, he estado encantado de descubrir que mis viejos amigos tenían un poco más que decir. Fue un gran regalo encontrarlos de nuevo, años después de que pensara que sus historias ya estaban contadas.
Durante los días posteriores que abandonaran el Palacio Esmeralda que no era Oz, después de todo – pero que era ahora la tumba del tipo desagradable que el ka-tet de Roland había conocido como el Señor Tic Tac – el chico Jake empezó a caminar cada vez más lejos por delante de Roland, Eddie y Susannah.
– ¿No te preocupa? – le preguntó Susannah a Roland-. ¿Ahí fuera solo?
– Tiene a Acho con él -dijo Eddie, refiriéndose al bilibrambo que había adoptado Jake como su amigo especial-. El Sr. Acho se lleva bien con los buenos, pero tiene una boca llena de dientes afilados para los que no son tan buenos. Como ese Chirlas ha descubierto para dolor suyo.
– Jake también tiene la pistola de su padre – dijo Roland -. Y sabe cómo utilizarla. Eso lo conoce muy bien. Y no abandonará el Camino del Haz-. Señaló hacia arriba con su mano mermada. El cielo cercano estaba en su mayor parte inmóvil, a excepción de un solo pasillo de nubes que se movían a ritmo constante hacia el sureste. Hacia la tierra de Tronido, si la nota que les había dejado el hombre que firmaba como RF decía la verdad.
Hacia la Torre Oscura.
– Pero, ¿por qué…? – empezó a decir Susannah, y entonces su silla de ruedas golpeó un obstáculo. Se volvió hacia Eddie-. Vigila hacia donde me empujas, cielo.
– Lo siento -dijo Eddie-. El Departamento de Obras Públicas no ha estado haciendo mucho mantenimiento en este trecho de la autopista últimamente. Deben estar lidiando con recortes de presupuesto.
No era una autopista, pero era una carretera… o lo había sido: dos surcos fantasmales con una casucha en ruinas ocasional para marcar el camino. Más temprano esa mañana incluso habían pasado por una tienda abandonada con una señal donde se leía a duras penas: TOOK’S OUT – LAND MERCANTILE. Investigaron el interior buscando provisiones – Jake y Acho todavía estaban con ellos – y no habían encontrado más que polvo, antiguas telarañas, y el esqueleto de lo que había sido un mapache grande, un perro pequeño o un bilibrambo. Acho había dado un olfateo rápido y luego se había meado en los huesos antes de salir de la tienda para sentarse en el montículo en medio de la vieja carretera con su cola alrededor de él. Se puso de frente al camino por el que habían venido, olfateando el aire.
Roland había visto al brambo hacer eso varias veces últimamente, y aunque no había dicho nada, había reflexionado sobre ello. ¿Alguien que los estaba siguiendo, quizás? En realidad no creía eso, pero la postura del brambo – nariz levantada, orejas levantadas, cola curvada – le trajo algún viejo recuerdo o asociación que no acababa de captar.
– ¿Por qué quiere estar solo Jake? – preguntó Susannah.
– ¿Lo encuentras preocupante, Susannah de Nueva York? – preguntó Roland.
– Sí, Roland de Gilead. Lo encuentro preocupante. – Sonrió de manera bastante amistosa, pero en sus ojos, la antigua luz malvada centelleó. Era la parte Detta Walker, reconoció Roland. Nunca se iría del todo, y él no lo sentía. Sin la mujer extraña que una vez había sido todavía enterrada en su corazón como una esquirla de hielo, solo habría sido una guapa mujer negra sin piernas a partir de las rodillas. Con Detta a bordo, era una persona a tener en cuenta. Una persona peligrosa. Una pistolera.
– Tiene muchas cosas en las que pensar – dijo Eddie en voz baja-. Ha pasado mucho. No todos los niños vuelven de entre los muertos. Y es como dice Roland – si alguien intenta hacerle frente, ese alguien va a sentirlo. -Eddie dejó de empujar la silla de ruedas, se quitó el sudor de la frente, y miró a Roland-. ¿Hay alguien en este barrio en particular de ninguna parte, Roland? ¿O todos se han mudado?
– Oh, hay unos cuantos, lo sé.
– Era algo más que saberlo; se habían dejado ver varias veces mientras proseguían su carrera a lo largo del Camino del Haz. Una vez una mujer escalofriante que rodeaba con los brazos a dos niños y un bebé que colgada de una eslinga de su cuello. Una vez un viejo granjero, un semimutante con un tentáculo vibrante que colgaba de una comisura de su boca. Eddie y Susannah no habían visto a ninguna de esas personas, ni sentido a los otros de los que Roland estaba seguro que, desde la seguridad de los bosques o altos matojos, habían seguido su progreso. Eddie y Susannah tenían mucho que aprender.
Pero habían aprendido al menos algo de lo que necesitaban, parecía, porque Eddie ahora preguntó: – ¿Son los que está olfateando Acho detrás nuestro?
– No lo sé. -Roland pensó en añadir que estaba seguro de que había algo más en la extraña mente del pequeño bambro, y decidió no hacerlo. El pistolero había pasado muchos años sin ka-tet, y reservarse la opinión se había convertido en un hábito. Uno que tendría que abandonar, si el tet iba a permanecer fuerte. Pero no ahora, no esta mañana.
– Continuemos -dijo-. Estoy seguro de que encontraremos a Jake esperándonos más adelante.
Dos horas después, cuando faltaba muy poco para el mediodía, ascendieron a una colina y se detuvieron, mirando un ancho y lento río, gris como peltre bajo el cielo nublado. En la orilla noroeste – el lado en que se encontraban – había un edificio que parecía un granero, pintado de un verde tan brillante que parecía aullar en el día silenciado. Su boca sobresalía sobre el agua sobre pilotes pintados de un verde similar. Amarrada a dos de esos pilotes con cabos gruesos había una gran balsa, que con facilidad rondaba los treinta metros cuadrados. Estaba pintada con franjas alternas rojas y amarillas. Un alto poste de madera que parecía un hombre sobresalía del centro, pero no había ninguna señal de una vela. Varias sillas de mimbre estaban enfrente, enfrentadas a la orilla en su lado del río. Jake estaba sentado en una de ellas. A su lado había un viejo con un enorme sombrero de paja, pantalones verdes holgados, y botas altas. En la parte de arriba llevaba una prenda fina blanca – el tipo de camisa en la que Roland pensaba como un slinkum. Jake y el viejo parecían estar comiendo popkins bien rellenos. La boca de Roland se hizo agua ante la visión.
Acho estaba detrás de ellos, en el borde de la balsa pintada como un circo, mirando extasiado su propio reflejo. O quizás el reflejo del acero que se movía arriba, abarcando el río.
– ¿Es el Whye? – preguntó Susannah a Roland.
– Sí.
Eddie sonrió. – Dices Whye; yo digo ¿por qué no?2 – Levantó una mano y la agitó sobre su cabeza-. ¡Jake! ¡Hola, Jake! ¡Acho!
Jake devolvió el saludo, y aunque el río y la balsa amarrada en su borde estaban todavía a más de un kilómetro, todos tenían muy buena vista y vieron el blanco de los dientes del chico cuando sonrió.
Susannah ahuecó las manos alrededor de su boca. – ¡Acho! ¡Acho! ¡Ven aquí, cariño! ¡Ven a ver a tu mamá!
Lanzando chillidos agudos que eran lo más cercano que podía producir a ladridos, Acho voló a través de la balsa, desapareció dentro de la estructura que era como un granero, y luego apareció en el lado que estaban ellos. Venía remontando el sendero con las orejas pegadas al cráneo y sus ojos de bordes dorados brillantes.
– ¡Aminora la marcha, amor, te dará un ataque al corazón! -gritó Susannah, riendo.
Acho pareció tomarse eso como una orden para acelerar. Llegó hasta la silla de ruedas de Susannah en menos de dos minutos, saltó en su regazo, y luego bajó de nuevo y los miró con alegría. – ¡Olan, Ed! ¡Suze!
– Hile, Sir Throcken – dijo Roland, utilizando la antigua palabra para brambo que había conocido por primera vez en un libro que le leyó su madre: El Throcken y el Dragón.
Acho levantó la pata, regó un parche de hierba, y luego se giró en la dirección por la cual habían venido, oliendo el aire y con los ojos puestos en el horizonte.
– ¿Por qué sigue haciendo eso, Roland? – preguntó Eddie.
– No lo sé. – Pero casi lo sabía. Era alguna vieja historia, no El Throcken y el Dragón, ¿pero alguna parecida? Roland pensaba que sí. Durante un momento pensó en ojos verdes, vigilantes en la oscuridad, y le recorrió un escalofrío – no de miedo, exactamente (aunque podría haber algo de eso), sino de recuerdo. Luego desapareció.
Habrá agua si Dios quiere, pensó, y solo se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta cuando Eddie dijo “¿Uh?”
– No importa – dijo Roland-. Garlemos con el nuevo amigo de Jake, ¿sí? Quizás tenga un popkin de sobra o dos.
A Eddie, cansado de la comida correosa a la que llamaban burritos de pistolero, se le iluminaron los ojos inmediatamente. – Demonios, sí – dijo, y miró un reloj imaginario en su muñeca bronceada. – Madre mía, veo que es justo la hora de zampar en punto.
– Cállate y empuja, abejita – dijo Susanna. Eddie calló y empujó.
NOTAS SOBRE LA TRADUCCIÓN:
1. Posiblemente se refiera a la expresión sueca stark blåst, que se puede traducir como «tormenta» o «tempestad».
2. Juego de palabras intraducible con la palabra inglesa «why», que es el adverbio interrogativo que significa «por qué».
Gracias Sonia por la traducción!
¡¡¡GRACIASSSSSSSSSSSSSSS!!!
NETOMANCIA, DINARAMA, de nada! Si esto de traducir es un vicio para mí, me lo paso pipa! Y más si es algo que tiene que ver con mi querido ka-tet. :')
Gracias, Sonix, por la traducción 🙂
La portada no me gusta mucho, y la tipografía menos, pero el prólogo (que es lo único que he querido leer) me ha hecho revolverme en mi silla de nervios.
Madre mía, ¡por Gan! qué ganas de tener el libro entre mis manos.
Fui un devora libros de Stephen King, hasta llegar a la Torre Oscura. Ya me advirtieron que tenía que desprenderme de todos los estereotipos habídos y por haber sobre el autor, al leer la primera entrega de la Torre oscura. Por lo visto, o ne les hice demasiado caso o no pude. El resultado fue que tuve que leerme dos veces el primero. Del segundo tomo no llegué ha leer ni la mitad, con la esperanza que en el tercero se me desevelara todo. Infeliz de mí, abandoné la lectura sin apenas haber llegado a leer 100 páginas. El cuarto libro está en la estantería si desenvolver.No veía por donde coger esa trama tan… fuera de lugar y rocambolesca. Mi delirio por S.King, murió con esa entrega.
Tal vez si alcorze me allanara el camino podría reprender esa olvidada lectura ( viendo su nick, es presumible que él si haya entendido la trama). Un saludo.
ALCORZE, de nada! Aunque veo que sigues inflexible en tu política anti-spoilers y no has leído el texto. Pero la verdad es que es chulo volver a leer sobre personajes tan queridos, sobre Roland, Acho, Eddie, Jake… ^^
Qué ganas ya de tener el libro ¿eh? ;D
HEL·LÈNIC, bueno, es verdad que el estilo de los libros de La Torre Oscura es muy diferente a muchos otros de sus libros, aunque también hay otros que tienen puntos en común, relaciones, etc. El primero de los libros es el más difícil de digerir para muchos. Conozco a fans acérrimos de la saga de La Torre Oscura que dicen que el primero no les acabó de gustar demasiado, y fue con el segundo con el que se engancharon.
No sé, quizás si te gustaban otros libros suyos y este no, puede ser (que no lo sé, solo digo «puede») porque otros encajan más en la temática de terror, mientras que esta saga es más fantástica y de ciencia ficción. Es verdad que requiere que uno tenga la mente abierta, porque nos presenta una mezcla de géneros y de conceptos muy especial. Precisamente eso es lo que más me gusta a mí de La Torre Oscura. Y me atrevo a suponer que a Alcorze también, ese y otros motivos. ;D
¡Saludos!
Supones bien Sonix. A mí LTO me parece una historia mágica. Especialmente en sus tres primeros volúmenes.
Hel.lenic. En mi blog tengo alguna que otra entrada sobre La torre oscura, aunque en realidad no muchas. Mi avatar (que no mi nick que es una palabra aragonesa) es la imagen de Roland, el pistolero, me parece uno de los personajes más fascinantes sobre los que he leído. Es noble, rudo, despiadado y vive en un mundo tan parecido al nuestro y a la vez tan apocalíptico que no cuesta nada empatizar con él.
¡Muchas gracias Sonia! ¡Ya lo quiero leer! 😀
Ola sabes y cuando estara el libro en español???? yatenia mucho tiempo sin saber de roland y su ka-tet emmmm me parece que desd LTO Vlll
puff estoy ansiosos x leer
Poco hay que añadir. Como fan de Stephen King y sobre todo de la saga de La Torre Oscura, el saber que dentro de unos meses podremos disfrutar de un libro nuevo no tiene precio.
Me ha gustado mucho el prólogo. Aunque no se cuente nada del otro mundo, leer nuevas aventuras del ka-tet de Roland es algo así como volver de nuevo a casa después de muchísimo tiempo para estar otra vez con tus mejores amigos.
Ah, la portada me parece muy fea y rompe con el estilo de los siete libros anteriores. Espero que la edición normal traiga su Torre Oscura de rigor, o en su defecto una puerta con un agujero de cerradura o algo.