Reseñas libros leídos 2011 (9): El cementerio de Praga, de Umberto Eco



Título original: Il cimitero di Praga
Autor: Umberto Eco
Año publicación original: 2010
ISBN: 978-84-264-1868-5
Editorial: Lumen
Número de páginas: 608
Leído en… español
Más información del libro en Casa del Libro

No tiene dedicatoria. En cambio, empieza con esta cita:

…Puesto que los episodios también son necesarios, es más, constituyen la parte principal de un relato histórico, hemos introducido el ajusticiamiento de cien ciudadanos llevados a la horca en la plaza pública, la de dos frailes quemados vivos, la aparición de un cometa, descripciones todas ellas que valen las de cien torneos, y que tienen la virtud de desviar sobremanera la mente del lector del hecho principal.
(CARLO TENCA, La ca’dei cani)

Digo la verdad, este libro tenía que haberlo reseñado algo así como en el número 2 o 3 de este año, a principios de enero, pero a la hora de ponerme a reseñar semejante obra de arte me quedo muda, o, en este caso, siento una especie de parálisis a la hora de escribir la reseña. Pero intentaré ir escribiendo, escribir lo que mejor me salga y al final pondré los numerosos fragmentos que seleccioné porque me gustaron especialmente, quería enseñar, o, simplemente, porque quería tenerlos aquí y a mano para cuando venga a buscarlos. Y es que, ¿por dónde empezar a escribir esta reseña? No sé cómo hacerle justicia al libro. Y es que me ha gustado. Mucho.

Calle de París donde transcurre la acción

Umberto Eco siempre ha sido, para mí, uno de mis novelistas favoritos. A pesar de no contar con una extensa bibliografía en este género, todas sus novelas son pequeñas joyas que he leído siempre con un respeto y admiración constante. Algunas, tengo que confesarlo, me parecieron un poco y bastante tediosas (por ejemplo La isla del día de antes a ratos, o determinados trechos de El nombre de la rosa y casi toda La misteriosa llama de la Reina Loana), peeero, Umberto Eco es genial incluso cuando es tedioso. Y ya digo, tiene joyas que podría releer las veces que hiciera falta, como El Péndulo de Foucault, o Baudolino, o El nombre de la rosa mismo, o este mismo del que estoy hablando hoy, que sin duda releeré – cosa rara en mí en los últimos años – y me volverá a encantar.

El libro empieza con un misterio que pronto deja de ser tal. Vemos al abate Dalla Piccola y a Simonini despertarse en el mismo lugar por turnos, a punto de resolver un misterio que es el de su pérdida de memoria y por tanto, de identidad. Ellos empezarán a escribir un diario compartido, donde a través de sus palabras, y algunas veces corrigiéndose el uno al otro, vamos a descubrir una historia apasionante que incluye referencias históricas muy importantes, como Garibaldi, Napoleón III, la guerra franco-prusiana, la Comuna de París… y todo dotado de un interés novelesco y de cierta aventura a pesar de su fidelidad. Umberto Eco siempre es muy riguroso en lo que se refiere a los datos y personajes que participan en sus novelas. De hecho, al final del libro precisa y avisa de que todos los personajes, todos los hechos y documentos, excepto Simonini y lo que hace, fueron reales y tal y como salen reflejados. ¿No es una obra de arte, poder encadenar personajes e historias tan lejanas, hilvanar todo con un hilo conductor, llamémosle Capitán Simonini, llamémosle abate Dalla Piccola? Simonini empieza recordando su niñez, los traumas que heredó de su abuelo, un enconado enemigo de los judíos, luego su juventud y la adquisición de ciertas habilidades no muy de acuerdo con la ley ni la moralidad, y finalmente su edad adulta, que le lleva a recorrer buena parte de Italia y posteriormente, París. En el transcurso de los años se va a ver implicado en intrigas de todo tipo, conspiraciones, servicios secretos y tramas para alcanzar el poder.

Cementerio judío de Praga

Simonini, ya lo dijo Eco en una entrevista, es un tío bastante detestable. Es un falsificador incansable, un glotón, un egoísta y no duda en sacrificar o hacer daño a quien haga falta para sobrevivir, huir del peligro o sacar algún beneficio. Le encanta comer y beber bien, y durante el libro se pega varios banquetes importantes en lugares de París que en la época debían ser objeto de veneración culinaria. Es un hombre culto y va aprovechando material de aquí y de allá para utilizarlo en su trabajo (por ejemplo, juga un papel muy importante en el libro la novela José Bálsamo de Alejandro Dumas). Es extremadamente cobarde y no duda en poner en peligro o incluso en quitarse de en medio a otras personas para salvar su integridad o su estatus. Pero a pesar de todo, y siempre desde mi opinión personal, desprende un carisma innegable y su voz es una voz que nos gusta escuchar hasta el final… hasta ese final que me gustó tanto.

Sobre la escritura, no es fácil ni leve. Puede que haya quien considere que la prosa es lenta o sobrecargada de datos históricos, y al igual que las otras novelas de Eco, eso no agrada a todo tipo de lectores, depende de los gustos. A mí me encantó, y como con El Péndulo, me lo pasé como una enana. A pesar de todo, para mí no llega a la brillantez de esa otra novela, aunque sí comparte algunos lugares comunes a los que estuve encantada de volver: conspiraciones, templarios, masones, planes para la dominación mundial, manipulación de la Historia… Sobre la polémica que ha despertado el contenido de la novela, pues qué decir, yo creo que esa cita que pone al principio del libro está puesta un poco a propósito de eso.

Para mí, este libro es una pequeña joya que me alegro muchísimo de haber leído. Larga vida a Umberto Eco.


FRAGMENTOS DEL LIBRO

Empiezan a revolotear a tu alrededor nada más nacer cuando te bautizan, te los vuelves a encontrar en el colegio, si tus hpadres han sido tan beatos para encomendarte a ellos; luego viene la primera comunión, y la catequesis, y la confirmaci´`on; y ahí está el cura el día de tu boda para decirte lo que tienes que hacer en la alcoba, y el día siguiente en confesión para preguntarte cuántas veces lo has hecho y poder excitarse detrás de la celosía. Te hablan con horror del sexo, pero los ves salir todos los días de un lecho incestuoso sin ni siquiera haberse lavado las manos para ir a comerse y beberse a su señor, y luego cagarlo y mearlo.
Repiten que su reino no es de este mundo,y ponen las manos encima de todo lo que puedan mangonear. La civilización nunca alcanzará la perfección mientras la última piedra de la última iglesia no caiga sobre el último cura y la tierra quede libre de esa gentuza.
Los discursos de los médicos son interesantes porque atañen siempre a las debilidades de los demás, y en Magny, para superar el ruido, todos hablan en voz alta, de suerte que un oído adiestrado siempre puede captar algo digno de nota. Vigilar no quiere decir intentar saber algo preciso. Todo, incluso lo irrelevante, puede ser útil algún día. Lo iimportante es saber lo que los demás no saben que sabes.
– Criatura, los templarios fueron una orden poderosísima de caballeros que el rey de Francia destruyó para apoderarse de sus bienes, mandando a la mayoría de ellos a la hoguera. Pero los que lograron sobrevivir constituyeron una orden secreta con el fin de vengarse de los reyes de Francia. Y en efecto, cuando la guillotina hizo rodar la cabeza del rey Luis, un desconocido se subió al patíbulo y levantó aquella pobre cabeza gritando: «¡Jacobo de Molay, estás vengado!». Y Molay era el Gran Maestre de los Templarios que el rey hizo quemar en la punta extrema de la Île-de-la-Cité de París.
Pero claro, se pregunta cada cual, ¿por qué a mí, en cambio, la suerte me ha desfavorecido (o por lo menos, no me ha favorecido todo lo que yo quisiera)?, ¿por qué se me han negado favores concedidos a otros que se lo merecen menos que yo? Puesto que nadie piensa que sus desventuras puedan ser atribuidas a su poquedad, tendrá que encontrar un culpable. Dumas ofrece a la frustración de todos (a los individuos y a los pueblos) la explicación de su fracaso. Ha sido alguien, reunido en el monte del Trueno, quien ha proyectado tu ruina…
– Vea usted, abogado Simonini – empezó Boggio -, no hay en el Piamonte nadie que admire más que yo a ese hombre íntegro y generoso que es el general Garibaldi. Lo que ha hecho en Sicilia, con un puñado de valientes, contra uno de los ejércitos mejor armados de Europa, es milagroso.
Bastaba ese preincipio para inducirme a pensar que Boggio era el peor enemigo de Garibaldi, pero me había propuesto escuchar en silencio.
He oído decir que en la Tierra viven más de mil millones de personas. No sé cómo han conseguido contarlas, pero es suficiente con darse una vuelta por Palermo para entender que somos demasiados y ya nos estamos dando pisotones mutuamente. Y la mayoría, huele mal. Ya hay poca comida ahora, imaginémonos si seguimos creciendo. Pues eso, hace falta mermar a la población. Sí, es verdad, hay pestilencias, suicidios, condenas capitales, y también ayudan los que no dejan de retarse en duelo, o los que gustan de cabalgar por bosques y praderas partiéndose el cuello; también he oído hablar de caballeros ingleses que van a nadar al mar, y naturalmente mueren ahogados… pero no basta. Las guerras son el desahogo más eficaz y natural que se pueda desear para ponerle un freno al crecimiento de los seres humanos.

16 comments

  1. Sólo he leído el nombre de la rosa. El péndulo es uno de esos eternos pendientes, a los que por qué no añadiré EL cementerio de Praga.

    Saludos

  2. SESE, pues El Nombre de la Rosa es bastante denso también, creo que es una característica de Eco que o gusta o disgusta mucho, su «densidad». He leído críticas que hasta ponían como algo negativo que el libro es demasiado erudito… ¡si Umberto Eco es así!

  3. Sí, será muy denso… pero el día que empecé a leerme «El Péndulo…» me tuve que quitar el sombrero frente al señor Eco (eco, eco, eco).

    Con que sea la mitad de bueno, ya tiene motivos para leerlo.

  4. Casi totalmente de acuerdo, salvo por esa para mi impertinente llamada de atención del autor a cómo somos de manipulables y como si la lías bien, la adobas de miedos atávicos y resulta absolutamente increible, tu patraña se convertirá en verdad, y según quien gane incuestionable realidad.

    Eco siempre un maestro, gracias a tí por este que si no es el mejor, esta muy cerca de mis preferidos, El nombre de la rosa o El Péndulo de Foucault.

    Un beso

  5. Me acuerdo de esa «densidad» de cuando leí El Nombre de la Rosa, hace ya bastantes años. La verdad es que la densidad no me importó y el libro me gustó mucho. Tu recomendación me anima a leerme éste también.

    Feliz week!

  6. SIRWORTH, a mí es que su densidad me encanta muchísimo. ^^
    Y sí, lo recomendaría.

    PILAR, cierto, es algo imperdonable y no se me ocurrió comentar algo que es tan importante en la novela. A mí me encantó eso, ¡es tan cierto! Me encanta que te haya gustado, en el fondo temía que no te gustase.

    SUSANA, pues si no te improtaba que fuera denso, te diría que este tiene muchas papeletas para gustarte también. Besos!

  7. Aquí otro que sólo leyó El Nombre de la Rosa. 😛

    Eso sí, lo leí en dos veces, porque me encanta. Y también leí un pequeño libro de apostillas sobre el mismo. Una vez lo intenté con el Péndulo, pero me perdí desde el principio! XDD

    A ver si le doy otra oportunidad, porque no hay duda (y tu entrada lo confirma) que es un escritor fantástico. 🙂

  8. Como la mayoría solo leí El nombre de la rosa hace muchos años siendo un crío. El péndulo de Foucault lo empecé pero lo dejé porque no me gustaba. Tal vez ahora, con otra perspectiva lectora, le de otra oportunidad. ¡Gracias por la recomendación!

  9. Cachis! No puedo comentarte como me gustaría porque aún tengo esperando a Eco en la estantería. No me ha dado tiempo a leer la novela. Si es que se me acumula la literatura! Je!
    Hoy mismo empiezo que ya estoy deseando descubrir ese final…

  10. A mí personalmente me encanta «El nombre de la rosa», no me canso de leerlo. Creo que Umberto Eco no es fácil de leer, pero es genial. El cementerio de Praga no lo he leído, aún, pero está en la lista de pendientes…

  11. La reseña es estupenda. En cuanto a la obra solo añadir que coincido contigo, es excelente, y que hace reflexionar sobre muchos temas trascendentales, que desgraciadamente siguen totalmente vigentes. También que a mi modo de ver es terriblemente desesperanzadora.

  12. CALAVERA, pues espero que algún día leas el Péndulo o El Cementerio de Praga, son libros que a mí me han gustado mucho. Eso sí, densos en cuanto a carga de información. ;D

    KARLITA, pues ahora contesto el comentario tarde, pero tanto si lo has leído, como si lo vas a leer, espero que te guste. ^^

    ALCORZE, pues algún día podrías intentarlo de nuevo con El Péndulo, quizás esta vez sí te guste. ;D

    LOLA, jeje, igual a estas alturas sí lo has leído ya. A mí también se me acumula… leer es un vicio que ocupa mucho tiempo! xD

    PROMETEO, el últimod e Murakami también lo tengo yo pendiente… demasiados libros!

    SUPERAMATXU, tienes razón, Umberto Eco es genial, pero difícil de leer.

    JUAN CARLOS, gracias, y es verdad que trata desde una óptica de otra época temas que siguen muy vigentes. A mí me encantó el final, pero es verdad que no es una novela muy esperanzadora, desde luego, los errores se repetirán una y otra vez en la historia, y las personas seguirán siendo desleales e interesadas.

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