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(Me encanta coger poemas y traducirlos, meterme en el ritmo y el estilo de cada autor, intentar ceñirme a su manera de contar las cosas. Y claro, es más fácil traducir uno que de por sí, no rima en absoluto. Espero que os guste, y espero que después de haber pasado por mis manos, siga siendo Bukowski. Así que para quien la quiera, regalo esta traducción)
Algo para los revendedores, las monjas, los dependientes de supermercados, y para ti…
tenemos todo y no tenemos nada
y algunos hombres lo hacen en iglesias
y algunos hombres lo hacen partiendo mariposas
por la mitad
y algunos hombres lo hacen en Palm Springs
metiéndosela a rubias mantecosas
con almas de Cadillac
Cadillacs y mariposas
nada y todo,
el rostro fundido en la última bocanada
en un sótano en Corpus Christi.
hay algo para los revendedores, las monjas,
los dependientes de supermercados y para ti…
algo a las 8 de la mañana, algo en la biblioteca
algo en el río,
todo y nada.
en el matadero viene por
el techo colgado de un gancho, y lo balanceas –
una
dos
tres
y entonces lo tienes, muerte por valor de 200$
carne, sus huesos contra tus huesos
algo y nada.
siempre bastante pronto para morir y
siempre demasiado tarde
y el golpeteo de la sangre en la palangana blanca
no te dice nada en absoluto
y los enterradores juegan al póker sobre
el café de las 5 de la mañana, esperando que el césped
rechace la escarcha…
no te dicen nada en absoluto.
tenemos todo y no tenemos nada –
días con bordes de cristal y el hedor imposible
del musgo del río – peor que mierda;
días tablero de ajedrez de movimientos y contra movimientos,
interés cansado, con tanto sentimiento en la derrota como
en la victoria; días lentos como mulas
cargados con la escoria y hoscos y cegados por el sol
subiendo por un camino donde un loco se sienta esperando entre
urracas azules y cucaracheros cazados y chupando cocaína
buenos días también de vino y gritos, peleas
en callejones, piernas gordas de mujeres esforzándose alrededor de
tus entrañas enterradas en gemidos,
las señales en plazas de toros como diamantes gritando
Madre Capri, violetas emergiendo de la tierra
diciéndote que olvides los ejércitos muertos y los amores
que te han robado.
días en que los niños dicen cosas divertidas y brillantes
como salvajes intentando enviarte un mensaje a través
de sus cuerpos mientras sus cuerpos todavía están
lo bastante vivos como para transmitir y sentir y correr arriba
y abajo sin cerraduras ni cheques ni
ideales ni posesiones ni
opiniones de cucaracha.
días en que puedes llorar todo el día en
una habitación verde con la puerta cerrada, días
en que puedes reírte del panadero
porque sus piernas son demasiado largas, días
de mirar los setos…
y nada, y nada, los días de
los jefes, hombres amarillos
con mal aliento y pies grandes, hombres
que parecen ranas, hienas, hombres que caminan
como si la melodía nunca hubiera sido inventada, hombres
que piensan que es inteligente contratar y despedir y
sacar beneficios, hombres con mujeres caras que poseen
algo así como 60 acres de terreno para perforar
u ostentarlo o para aislarlo
del incompetente, hombres que te matarían
porque están locos y lo justifican con
la ley, hombres que permanecen en pie ante
ventanas de 30 pies de ancho y no ven nada,
hombres con yates de lujo que pueden navegar alrededor
del mundo y aún así nunca salen de
los bolsillos de su camisa, hombres como caracoles, hombres como anguilas, hombres
como babosas, y ni siquiera tan buenos…
y nada, cogiendo tu último cheque
en un puerto, en una fábrica, en un hospital, en un
portaaviones, en unos salones recreativos, en
una barbería, en un trabajo que no querías
de todos modos.
impuesto sobre la renta, enfermedad, servilismo, brazos
rotos, cabezas rotas – todo el relleno
sale como de una almohada vieja.
tenemos todo y no tenemos nada.
algunos lo hacen lo bastante bien durante un rato y
luego se relajan. la fama les puede o el disgusto
o la edad o la falta de la dieta apropiada o tinta
alrededor de los ojos o hijos en la universidad
o coches nuevos o espaldas rotas esquiando
en Suiza o nuevos políticos o nuevas esposas
o simplemente el cambio natural y el declive –
el hombre que conociste ayer aguantando diez rondas o bebiendo durante tres días y
tres noches al lado de las montañas Sawtooth ahora
simplemente es algo bajo una sábana o una cruz
o una piedra o bajo un error sencillo,
o llevando una biblia o una bolsa de golf o un
portafolios: ¡Cómo se van, cómo se van! – todos
los que pensaste que nunca se irían.
días como éste. como tu día de hoy.
puede que con la lluvia en la ventana intentando
llegar a ti. ¿qué ves hoy?
¿qué? ¿dónde estás? los mejores
días son algunas veces el primero, a veces
el de en medio e incluso algunas veces el último.
las parcelas vacías no están mal, las iglesias de
Europa en las postales
no están mal. la gente en
los museos de cera congelada en su mejor esterilidad
no está mal, es horrible pero no está mal. el
cañón, piensa en el cañón, y la tostada para
el desayuno el café lo bastante caliente para que
sepas que tu lengua todavía está allí, tres
geranios fuera de una ventana, intentando ser
rojos e intentando ser rosas e intentando ser
geranios, no sorprende que a veces las mujeres
lloren, no sorprende que las mulas no quieran
subir la colina, ¿estás en una habitación de hotel
de Detroit buscando un cigarrillo? un buen
día más. un poco de eso. y mientras
las enfermeras salen del edificio al terminar
su turno, habiendo tenido suficiente, ocho enfermeras
con nombres diferentes y lugares diferentes
a donde ir – caminando sobre el césped, algunas de ellas
quieren chocolate y un periódico, algunas de ellas quieren
un baño caliente, algunas quieren un hombre, algunas
de ellas rara vez piensan nada en absoluto. suficiente
y no suficiente. arcos y peregrinos, naranjas
alcantarillas, helechos, anticuerpos, cajas de
pañuelos de papel.
en lo más decente a veces el sol
hay humo ligero emergiendo de las urnas
y el sonido enlatado de viejos aviones de guerra
y si entras y pasas el dedo
por la cornisa de la ventana encontrarás
suciedad, puede que incluso tierra.
y si te asomas y miras afuera
estará el día, y mientras tú
envejeces te quedarás mirando
te quedarás mirando
succionándote la lengua en un pequeño
ah ah no no puede ser
algunos lo hacen con naturalidad
algunos obscenamente
en todas partes.