Seguro que a la mayoría os suena el argumento de esta historia, ya sea por la peli, o por el mismo libro que os vengo a reseñar hoy. Es simple, el protagonista es Rob y el libro comienza con una carta que le escribe a su ex novia más reciente, Laura. Tan reciente que, como quien dice, acaba de salir por la puerta con las maletas. El problema que tiene y siempre ha tenido Rob es que todas sus novias le abandonan, desde su primera novia en el colegio hasta Laura.
Rob es muy aficionado a confeccionar listas de los “top 5” de todo lo que se le ocurre. Por eso, con motivo del abandono de Laura, confecciona una lista con el Top 5 de sus peores rupturas (dentro de las cuales no está ella… según dice él). Así, conoceremos a Rob por sus rupturas y sus peores fracasos amorosos, que como vemos, son uno de los rasgos que según él le definen. Pero también le definen otras cosas, y de ellas la más importante es la música. De hecho, piensa que la música le define hasta el punto en que escuchar tanta música le ha convertido en más propenso a la melancolía.
El repaso a sus cinco ex novias – que supone la primera parte del libro y nuestra particular introducción al personaje de Rob – es muy divertido, y de forma cronológica, enumera sus peores rupturas. Creo que este es un libro que se puede disfrutar igualmente aunque ponga unos cuantos fragmentos que me han gustado, así que iré ilustrando la reseña con algunos de los que más me llamaron la atención. Y vamos con las rupturas, a saber.
Alison Ashworth es una chica de su instituto, con la que tiene un idilio pasajero de nada más que tres tardes. Aún así, ya sabemos que a esas edades los desengaños son tremendamente dramáticos ¿no? Así que lo que podría haber pasado como un affair de lo más tonto ya empieza a marcar al “pequeño” Rob.
En cambio, con Alison Ashworth no quería lo que se dice nada que tuviera que ver con todo eso. No quería tener hijos, está claro, porque los dos éramos unos críos; no quería ir al cine con ella los viernes por la noche porque íbamos al cine los sábados por la mañana, y no quería que me trajese Beecham Lemon a la cama porque de eso ya se ocupaba mi madre, y dudo mucho que quisiera tener una relación sexual, por favor, Dios mío, ¿para qué iba yo a querer una relación sexual, que no en vano era el invento más repugnante y más aterrador de principios de los setenta?
Y con un Rob ya más mayor, pasamos a la siguiente ruptura, que coincide con una etapa, digamos, más sexual, y cuyo desencadenante tiene mucho que ver con la reticencia de su novia a dejarse tocar los pechos. En este caso, sin embargo, el abandonado no es él. Ella es Penny Hardwick.
Si alguien me hubiese preguntado por qué carajo estaba tan empecinado en agarrar a manos llenas un pedazo de pecho de Penny Hardwick, no habría sabido qué contestar. Y si alguien le hubiese preguntado a Penny por qué estaba ella tan empecinada en no dejarme, me juego cualquier cosa a que tampoco habría tenido una contestación a punto.
Y como Rob nunca ha sido (ni es) un santo, su tercera ruptura importante fue de Jackie, novia de su mejor amigo, Phil, con la que se estuvo acostando a espaldas de él.
Lo que no sabía aún es que salir con alguien puede ser igual de penoso. Lo que pasa es que Jackie y yo tuvimos una relación triste y penosa, sí, pero de una manera apasionante, adulta. Nos veíamos en secreto, nos llamábamos en secreto y nos acostábamos en secreto; nos decíamos en secreto cosas como “¿Qué vamos a hacer ahora?” y hablábamos de lo agradable que sería todo cuando ya no estuviéramos obligados a guardarlo en secreto.
La siguiente novia es ya una relación adulta, aunque como explica Rob, algo descompensada. Charlie Nicholson le parece una chica muy interesante, muy divertida, dinámica… tanto, que casi es un poco demasiado para él.
…me resultaba fácil acordarme de sus cosas, de lo que le importaba, de lo que ella era, porque en realidad no pensaba en nada más, y porque de hecho estaba convencido de que era preciosa, y tampoco habría podido controlarme y dejar de comprarle pequeños regalos, y nunca tuve que fingir la menor dedicación.
Cuando Charlie le abandona, como siempre pensó Rob que iba a suceder, él se queda hecho polvo, le cuesta muchísimo recuperarse y cuando se da cuenta, ha abandonado los estudios y se encuentra trabajando en una tienda de discos, sin demasiadas perspectivas de futuro y hecho polvo emocionalmente.
Y cómo son las cosas, al final él se monta su propio negocio, y es dueño de una tienda de discos en Candem, una tienda que no va todo lo bien que podría ir.
Mi tienda se llama Championship Vinyl. Vendo música punk, blues, soul y rythm&blues, un poquito de ska, algunas cosillas indie, pop de los sesenta, en fin, de todo un poco…

Y llegamos a la última de las 5 peores rupturas de Rob, Sarah Kendrew, una mujer a la que conoce y con la que tiene algo en común: los dos han sido abandonados y los dos están destrozados por eso.
Y era una chica triste, en el sentido original que tiene la palabra. La había dejado dos años antes una especie de equivalente masculino de Charlie, un tío que se llamaba Michael y que quería llegar a ser alguien en la BBC.
Pero ni eso consigue que la cosa dure demasiado.
No os preocupéis, porque con todo esto de las cinco peores rupturas tan solo estaríamos como al 10% del libro, no os he contado detalles demasiado importantes. Es en ese momento donde la narración pasa completamente al presente y la acción avanza. Todo el tiempo Rob sigue contando lo que ocurre en primera persona, y mezcla los hechos de su día a día con reflexiones ingeniosas sobre la música, la cultura, el amor, el sexo…
Me pregunto si ya conozco a la siguiente chica con la que voy a acostarme, o si será alguien que todavía me es desconocido; me pregunto qué aspecto tendrá, y si lo haremos aquí en su casa, y me pregunto, en tal caso, cómo será su casa.
Como digo, Rob es un apasionado de la música y por eso a lo largo de las páginas del libro encontraremos muchas referencias musicales y reflexiones interesantes acerca de la música, y también de lo que no es música. Por ejemplo, esta que pongo a continuación, que a mí me hace muchísima gracia porque también escucho mucha música: ¿la gente triste acaba escuchando música triste, o la gente se pone triste por escuchar la música que escucha? Sería un interesante debate, la verdad.
Hay quien se preocupa, y mucho, de que los niños pequeños jueguen con armas de fuego, de que los adolescentes vean vídeos en los que la violencia es moneda corriente; nos da miedo que esa especie de cultura de la violencia termine por tragárselos como si tal cosa. A nadie le preocupa en cambio que los niños escuchen miles, literalmente miles de canciones que tratan siempre de corazones destrozados, de rechazos y abandonos, de dolor, tristeza, pérdida. Las personas más desgraciadas que yo he conocido, románticamente hablando, son las que tienen un desarrollado gusto por la música pop.
Pero Rob no habla siempre de la música como de algo necesariamente negativo. La música, como todos sabemos, nos ayuda a enamorarnos, o en todo caso, a estar en el estado de ánimo adecuado para enamorarnos. ¿Nunca habéis ido por la calle con auriculares puestos y como caminando en otra realidad?
Está visto, los discos me han ayudado a enamorarme, sin duda. Oigo un tema nuevo, con un cambio de acorde que me derrite las entrañas, y sin darme cuenta ando buscando una chica, y antes de que me dé cuenta la he encontrado. Me enamoré de Rosie, la de los orgasmos simultáneos, justo después de enamorarme de una canción de los Cowboys Junkies; la ponía sin parar, una y otra vez, y necesitaba una chica con la que soñar, y la encontré, y … bueno, todo un problemón.
Como personajes importantes, aparte de a Rob, tendremos a su ex, Laura, y también a sus dos empleados de la tienda: Dick y Barry.
Mientras que Dick es un tío más bien reservado al que no le gusta demasiado hablar de temas que no sean musicales:
A Dick no se le dan nada bien estas cosas; de hecho, si alguna vez le confesara algo de naturaleza lejanamente personal – por ejemplo, que tengo madre y padre, o que iba a la escuela cuando era más joven -, imagino que se pondría colorado, tartamudearía algo y terminaría por preguntarme si he oído el último álbum de los Lemonheads.
…Barry es un bocazas, un tío con un temperamento que oscila entre los extremos. Muestra un entusiasmo desmedido por según qué cosas, se enfada por los motivos más absurdos, a veces es borde con los clientes, es un talibán de la música… Ah, y confecciona en un plis un top 5 de canciones para un funeral, canciones sobre la muerte, o una cinta con canciones para un lunes por la mañana. Tremendo el dominio de los personajes de todo lo que tiene que ver con música.
– Fabuloso – dice Barry -. Una lista en homenaje al padre de Laura. Vale, entendido. “Leader of the Pack”, la primera. El tío de la canción se mata en un accidente de moto, ¿no? Luego está “Dead Man’s Curve”, de Jan and Deadn, y “Terry”, de Twinkle. Mmmm, a ver… Aquella de Bobby Goldsboro, “And Honey, I Miss You”… – tararea desafinando más incluso que de costumbre, y Dick se echa a reír – ¿Y qué os parece “Tell Laura I love Her”? Con esa se vendría la casa abajo.
Pero aparte de música, y rupturas, el libro nos habla de lo que es estar solo. Rob, con todo su historial de parejas y relaciones esporádicas, tiene momentos en que está muy solo. Es más, por su personalidad, necesita estarlo. La individualidad es algo que a veces se pierde un poco en las relaciones largas, y Rob, después de esta ruptura, volverá a recuperarla… a su modo.
… pienso poner algo de los Beatles. Seguramente Abbey Road, aunque a lo mejor programo el compact para saltarme “Something”. Los Beatles eran como los cromos que venían con los chicles, o eran Help un sábado por la mañana en el cine del barrio, y aquellas guitarras de juguete con las que cantaba “Yellow submarine” a voz en cuello cuando íbamos de excursión con el colegio, siempre en el último asiento del autobús. Son sensaciones que me pertenecen por entero, que no son mías y de Laura, ni mías y de Charlie, ni mías y de Alison AShworth. Aunque me hagan sentir algo, no será nada malo.
Esta es una novela en que se habla mucho de sentimientos, de soledad, de sexo, de personas imperfectas y de situaciones tristes que son cómicas y situaciones cómicas que son tristes. Son personas como yo, y no digo como tú, porque no sé quién puede acabar leyendo esto. Pero sí como yo, treintañeros con muchas satisfacciones y que no tienen muy claro que viene después. Así que… ¿será mejor disfrutar en lo posible del presente?
…recordé qué es lo que de veras me gusta del sexo: lo que más me gusta del sexo es que me puedo soltar, me puedo perder por completo. El sexo, a decir verdad, es la actividad más absorbente que he descubierto desde que soy un adulto. Cuando era niño, sentía eso mismo al pensar en otras cosas, cosas de lo más diverso: los mecanos, El libro de la selva, Biggles, The Man from U.N.C.L.E, los dibujos animados de los sábados por la mañana… Era capaz de olvidar dónde estaba, qué hora era, con quién estaba. El sexo es la única actividad semejante que he descubierto de adulto.
Me ha encantado la novela por eso, porque me he sentido reconocida en Rob, incluso en Dick. Seguramente otras personas se puedan ver reflejadas en Laura, en Charlie o en Barry… y eso es lo mágico del libro. Pasan un montón de cosas y para mí todas han sido interesantes. Los personajes están tan bien dibujados y parecen tan cercanos que me podría ir con ellos de cañas o a uno de esos conciertos cutrecillos a los que van en el transcurso de la narración. Y aunque hay muchas situaciones hilarantes, divertidas, también hay otras tristes y descorazonadoras. La manera en que está contado todo es amena, con un estilo ágil y punzante. Mientras lo leía, tenía ganas de leer más, y más, y no terminarlo nunca. Pero se terminó, y por eso ahora me veo obligada a conseguir más libros de este autor, del que ya soy fan incondicional.
Y termino la reseña con una reflexión de Rob que tiene mucho que ver con la satisfacción y la infelicidad.
A lo mejor es que todos vivimos la vida a una intensidad excesivamente alta, al menos los que nos pasamos el día entero absorbiendo cosas de alta carga emocional, y es consecuencia lógica que no podamos sentirnos meramente contentos: tenemos que ser infelices, o si no vivir en éxtasis, en un estado de completa felicidad, y esos estados son difíciles de alcanzar dentro de una relación de pareja sólida y estable.
Seguro que pronto me veré la peli, que no dudo que me gustará pero sí dudo que lo haga más que el libro. ¿Conocéis la historia? Si es así, ¿os gustó tanto como a mí?
Ah, por cierto, he visto que en Wikipedia salen recopilados algunos de los «Top 5» que salen en el libro. Si queréis echadle un vistazo, algunos son para partirse, como por ejemplo, cantantes o bandas que habría que acribillar a tiros cuando llegue la revolución musical. xD
Autor: Nick Hornby
Título original: High Fidelity
Año primera publicación: 1995
País del autor: UK
ISBN: 9788433974631
Número de páginas: 360
Ya lo sabes. A mí Hornby me flipa. Sobre todo porque es capaz de hablar de sentimientos muy en serio sin ser nada cursi. Ahora cambia y lee «En picado» o «Cómo ser buenos» que son otro rollo, más divertidos.
Sí, me ha encantado su estilo y cómo es capaz de hablar de los temas más diversos sin dejar de ser fresco y entretenido. Es que en este libro se habla de la muerte, del sexo, la soledad, el compromiso… un montón de cosas y todo de una forma súper interesante. Me apunto esos dos, espero que no pase mucho tiempo antes de que pueda leer alguno, mi versión particular de la «balda» está a reventar! 😉
Hornby es un escritor que me encanta porque es muy fácil de leer. Es como si escribiera sus libros pensando en la película. Este no lo he leído pero sí vi la peli, aunque no entera. Sí me leí el de «Érase una vez un padre», el de la peli «Un niño grande», la de Hugh Grant, que me encantó (ambos, aunque los finales son diferentes) y el de «Todo por una chica», sobre un adolescente skater que deja a su novia embarazada.
Sí, es fácil de leer pero trata temas que no siempre son fáciles. Quiero decir, que aunque escribe «fácil» no cae en lo blandengue ni en los temas también fáciles.
Me apunto estos también, porque leeré más cosas de Hornby sí o sí. 🙂
Es obvio que no toca temas simplones. Ser padre a los 16 no es cosa de broma, aunque en ese libro tiene unos diálogos tronchantes. Es muy bueno pero tiene partes que le sobran, ya te lo adelanto. En mi biblioteca, aparte de ese, tienen uno titulado «31 canciones», donde escribe un artículo para cada una de esas canciones que tanto le gustan.
Este fin de semana pasado me acabé 31 canciones, me gustó mucho!
El de «Érase una vez un padre» sigue estando entre mis pendientes, tengo ganas de leerlo.
Gracias!
No he leído nada del autor, pero por tu reseña y por los comentarios que estoy viendo, creo que es algo que tengo que solucionar pronto.
Besotes!!!
La verdad es que está muy bien, Margari, un estilo muy fresco. Espero que te guste cuando lo leas, un beso!
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