La Casa del Dragón (HBO) – Resumen y opinión Cap. 1×05 «Iluminamos el camino» (Con spoilers)

Bueno, bueno, pues este capítulo marca ya la mitad de la primera temporada. A mí la verdad es que se me han pasado volando estos cinco primeros capítulos, pero a la vez han conseguido meterme mucho en una historia que no me era para nada familiar (no he leído aún Fuego y Sangre, el libro en el que se basa la serie). En el avance de la semana anterior, habíamos visto ya que en este capítulo íbamos a tener boda… y bueno, ya sabemos que se suele liar en las bodas de Poniente. XD

Importante: todo lo que escribo aquí  es un recuento de  lo que pasa en el capítulo. Así que sobra decir que tiene SPOILERS sobre el capítulo… y muchos.

Lady Rhea, hola y adiós

Comenzamos el capítulo casi inmediatamente cuando acaba el anterior, pero eso de momento no lo vamos a ver. Estamos en el Valle de Arryn, y vemos por primera vez a Lady Rhea, la mujer de Daemon, que se encuentra con su primo. No sabemos mucho de ella, aparte de los comentarios que ha ido haciendo Daemon en anteriores capítulos, solo que ahora mismo la vemos salir de caza ella sola. Y encontrándose con un encapuchado misterioso, que no es otro que Daemon, su marido ausente durante mucho tiempo, y que sabemos que está volviendo por orden de Viserys, no voluntariamente. No se tienen mucho aprecio, eso es evidente desde el primer momento (XD). Nos enteramos de que ni siquiera han llegado a consumar nunca su matrimonio, y que el tono entre ambos (solo habla ella) es bastante hostil. Total, que en un visto y no visto, Daemon hace que ella se caiga del caballo y quede malherida, quizá sin movilidad ya pero consciente. Cuando le dice que es un cobarde por no ser capaz de rematarla… bueno, no se ve en este momento, pero después nos enteraremos de que sí la mata.

La decisión de Viserys ya estaba tomada: Rhaenyra debía casarse con el hijo de Corlys Velaryon, Laenor. Al que ya habíamos conocido y visto cabalgar su propio dragón hacía dos capítulos, en la batalla de los Peldaños de Piedra. Así que en la siguiente escena de este capítulo vemos cómo el rey en persona se dirige en barco a Marcaderiva, tierra de los Velaryon, para proponerles el matrimonio entre sus dos hijos. Al rey lo vemos bastante desmejorado, por decirlo suave. En el barco también viajan Rhaenyra acompañada de Criston Cole.

En Desembarco del Rey, Alicent se despide de su padre, al que ha desterrado Viserys. Otto culpa a su hija de elegir a Rhaenyra por delante de él. Ella sigue defendiendo la inocencia de su amiga, cree que Rhaenyra le ha dicho la verdad, y aunque le apena que su padre se vaya, sigue creyendo en lo que la princesa le ha contado. Otto le explica que si Rhaenyra llega a reinar habrá guerra, y que a Alicent más le vale preparar a Aegon para reinar.

La actitud intrigante de Larys nos recuerda a otro cuyo nombre se le parecía 😉

En la fortaleza de los Velaryon, Marea Altaz, Lord Corlys no sale a recibir al rey Viserys, sino que le recibe su hija Laena, es un gesto feo pero Viserys decide pasarlo por alto. Se intercala una escena de nuevo en Desembarco del Rey, donde Alicent tiene una conversación con Ser Larys Strong, el hijo del actual Mano del Rey, ser Lyonel Strong. Sin que Alicent le pregunte mucho, se ofrece como «aliado» suyo. Él le cuenta que la misma noche que Viserys despidió a Otto como Mano del Rey, también hizo enviar un «té» a Rhaenyra, llevado en persona por el Gran Maestre. Alicent ya supone para qué servía el té, y que por tanto su amiga le ha mentido. Y de ese modo, ella ha contribuido al destierro de su padre, por defender y apoyar la mentira de Rhaenyra.

De nuevo en el castillo, Viserys va a ver a Corlys, que felicita a Ser Lyonel por su nueva posición como Mano del Rey. Es Corlys quien le cuenta que Lady Rhea ha muerto en un accidente de caza, algo sorprendente dadas las habilidades de ella cabalgando (insinuando sin llegar a decir nada muy claro). Entonces Viserys va al tema directamente, con la propuesta de matrimonio, también está presente Rhaenys, la prima de Viserys. Antes de aceptar, Ser Corlys quiere conocer algunos detalles, pregunta directamente por la sucesión, y también preguntando si los hijos de Laenor y Rhaenyra llevarán el apellido Velaryon. Viserys le contesta que pueden llevar el apellido del padre, pero una vez pase a ser rey el primogénito (o primogénita), pasará a llamarse Targaryen, para dar continuidad a la dinastía. Los Velaryon aceptan.

Rhaenyra y Laenor pasean a solas, y hablan del futuro que les espera. Rhaenyra sabe que cada uno tiene sus «gustos», y le propone que cumplan con su deber, pero una vez cumplan con el deber, cada uno haga lo que quiera. A él le parece bien.

Rhaena y Corlys hablan del matrimonio, y de los «gustos» de su hijo. A Rhaena le preocupa el futuro de su hijo y los hijos que puedan tener Rhaenyra y él. Ve potenciales problemas con una posible guerra por la sucesión en el trono, pero Corlys está seguro de que pase lo que pase, podrán hacerle frente.

Y ya siendo más claros con los gustos de Laenor, lo que ocurre es que tiene un novio, llamado Joffrey, con el que comenta la conversación que ha tenido con Rhaenyra. Laenor parece preocupado, pero al otro incluso le emociona la perspectiva de una vida de festines, torneos, batallas… Joffrey se pregunta quién será el amante de Rhaenyra. Y un poco más tarde vemos cómo Rhaenyra habla con Criston en el barco de vuelta. Él le dice que está a punto de hacer lo que tanto temía y odiaba, casarse para engendrar hijos, con un hombre que no ha elegido. Le ofrece una alternativa, que huyan juntos lejos de todo eso, para ser «anónimos y libres» en Essos, donde podrían incluso casarse. Ella le dice que no querría eso, que ella es la corona, pero que el hecho de casarse, no debe implicar que Criston y ella dejen de estar juntos. Pero a él no le parece una buena solución, tal como él lo ve, rompiendo el voto de castidad que tiene por formar parte de la guardia, ha perdido su honor. Huyendo y casándose pretendía recuperarlo, y ahora se lo ve de verdad desesperado. Aunque aún no sabemos hasta qué punto.

De vuelta en Desembarco del Rey. Alicent hace llamar a Criston, quiere preguntarle qué sabe de la noche en que Rhaenyra se escapó. No hace falta que le presione mucho, enseguida Criston le cuenta que fue él el que se acostó con la princesa. No era lo que esperaba escuchar Alicent, pues las sospechas eran sobre Daemon. Él le pide clemencia, y que en lugar de castrarlo y torturarlo, lo sentencien a muerte por haberse deshonrado y romper su voto de castidad.

Viserys está realmente enfermo, los médicos intentan curarlo con cataplasmas y sangrías. Él pregunta por Alicent, que al parecer no ha ido a verlo desde que ha vuelto. Viserys se pone a reflexionar sobre su reinado, un reinado tranquilo sin guerras, se pregunta qué dirán sobre él cuando haya muerto. Piensa que en cierto modo, le hubiera gustado haber tenido una encrucijada, la oportunidad de demostrar que podía ser un hombre distinto.

Maelys, el dragón de Rhaenys, y Bruma, el dragón de su hijo Laenor

Ya es el día de la boda, y los invitados van llegando, procedentes de todo el reino y representando a las grandes casas. Viserys y Rhaenyra, saludan a todos los que van llegando. Hay una escena donde se ve la flota Velaryon llegando por mar, acompañada de dos dragones. Ya sabíamos que Laenor tiene un dragón, pero no habíamos visto todavía el dragón de Rhaenys, su madre, se llama Maelys. Por cierto, un poco más tarde sueltan un dato importante, y es que la mitad de los dragones está en poder de la familia Velaryon (el resto en los Targaryen, claro!). Vemos llegar entre otros, Jason lannister, y Ser Gerold, el primo de Rhea. Poco después llegan los Velaryon, haciendo una gran entrada en el salón donde están todos los invitados. Ya están todos, menos Alicent, que todavía no ha llegado. ¿Todos? Todavía no, Daemon llega, y evidentemente nadie lo esperaba. Viserys hace que le pongan una silla en la mesa presidencial. Viserys comienza su discurso, para inaugurar las celebraciones, elogiando la casa Velaryon, y la alianza que van a hacer las dos casas.

Su discurso se ve interrumpido por Alicent, que llega tarde, y vestida de verde. El color del vestido no es casual, pues en Antigua, la tierra de los Hightower, cuando el faro de Torrealta muestra una llama verde, quiere decir que están convocando a los banderizos a la guerra. Es muy evidente que Alicent está muy enfadada con Rhaenyra. Viserys continúa su discurso, explicando al final que esperan siete días de celebraciones y festines, culminando al cabo de esa semana, con la boda real entre Rhaenyra y Laenor.

La llegada de los Velaryon al banquete nupcial (Joffrey justo detrás de Laenor, otro «hola y adiós» en esta serie)

Comienzan los bailes, siendo el primero entre los futuros marido y mujer. Enseguida Joffrey se fija en quién puede ser el amante de Rhanyra, no tarda en darse cuenta de que es Ser Criston. Hay varias conversaciones durante el baile, una entre Ser Gerold y Daemon, el primero acusa a Daemon de asesinar a Lady Rhea, pero Daemon aprovecha para sacar el tema de su herencia, y le cuenta que va a reclamar la herencia que le iba a corresponder a Lady Rhea. Por otro lado, vemos algunas miradas entre Daemon y Laena Velaryon, que acaban bailando y flirteando un poco. También, Joffrey llega a comentar a Laenor que ya sabe quién es el amante de Rhaenyra, les hace gracia conocer también el secreto de Rhaenyra. Joffrey llega incluso a acercarse a Criston, para explicarle que están en una posición similar respecto a los futuros consortes. A Criston no le hace mucha gracia que se sepa su secreto, pero de momento la cosa queda ahí.

Es entonces cuando Daemon se acerca a Rhaenyra para bailar. Empiezan a hablar en valyrio para que nadie les entienda. Ella le pide que se la lleve con él de allí, que impida la boda y se vayan juntos a casarse a Rocadragón. Viserys lo observa todo desde la distancia, muy nervioso porque están hablando muy cerca uno del otro, de forma muy íntima.

En un momento en que los pierde de vista, comienzan los gritos pues hay una pelea. Una pelea un poco desigual, pues es Criston que está atacando a Joffrey, con mucha saña. De hecho, la cara de Joffrey queda hecha pulpa cuando Criston termina con él.  Muere, evidentemente, Criston se va, pero tanto Laenor como Rhaenyra están a salvo. Laenor a salvo, pero desolado por la muerte de su amante. La boda se celebra en ese mismo salón, al poco rato esa misma noche, y con la sangre de Joffrey todavía en el suelo. De manera simultánea, vemos cómo Criston ha ido al bosque de los dioses para suicidarse (¡haciéndose el harakiri!), pero justo llega Alicent y se lo impide. Así que así termina el capítulo, la boda se ha celebrado y Laenor son marido y mujer. Justo cuando termina la ceremonia, Viserys se desploma, su salud ya es tan mala que ni se tiene en pie.

¿Y por qué ha hecho Criston lo que ha hecho? No lo explica, en ningún momento habla después de matar a Joffrey. Pero lo que parece es que no ha sido capaz de soportar el deshonor en el que siente que ha caído, cuya única posible solución para él era el destierro y el matrimonio con Rhaenyra. No se imagina una vida siendo «la puta» de Rhaenyra, mientras ella está casada y teniendo hijos de otro hombre. Y parece como si la gota que colma el vaso fuese Joffrey, dirigiéndose a él con poco respeto y poniendo a los dos al mismo nivel. Quizá un detonante adicional puede ser que vea a Daemon y Rhanenyra en actitud evidentemente tan cercana, quizá Joffrey acaba pagando todo lo que le está pasando a Criston por la cabeza.

En el próximo capítulo, vamos a ver ya un salto temporal importante, y un cambio de actrices. Me va a dar mucha pena el cambio, sobre todo en el caso de Rhaenyra. Milly Alcock lo ha hecho genial.

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