
La serie va cogiendo un ritmo interesante. Aunque no se abren muchas tramas nuevas, las que teníamos desde un inicio se consolidan y van cogiendo fuerza, y nuevos matices. En La Casa del Dragón, tenemos la vertiente más política que habíamos visto en Juego de Tronos (que después derivó a mucha acción y guiones un poco atropellados… pero bueno, ese no es el tema). Lo que quiero decir es que me está gustando mucho la temporada. Me gusta el equilibrio entre muchos diálogos y escenas de acción espectaculares. Y sobre todo me gustan los personajes, varios de los cuales están espléndidamente interpretados.
Importante: todo lo que escribo aquí es un recuento de lo que pasa en el capítulo. Así que sobra decir que tiene SPOILERS sobre el capítulo… y muchos.
En este capítulo, como siempre, pasarán muchas cosas. Pero una cosa que marca y cambia todo (o parece a punto de hacerlo), es que el rey Viserys ha tenido un hijo varón. Rhaenyra sigue siendo la heredera, pero, ¿lo seguirá siendo durante mucho tiempo? La premisa además, es que se supone que hay un salto temporal de unos
En la primera escena, vemos barcos quemándose, escombros, y también al Benefactor de Cangrejos, que tortura a un hombre. Este hombre se dirige a él por su nombre real, Craghas Dahar, y le asegura que los Velaryion acabarán con él. Al pobre hombre no le quedan más que unos segundos de vida, ya que enseguida aparece Daemon a lomos de su dragón Caraxes, y arrasa el lugar. El único problema es que los hombres de Craghas ya están preparados para eso, y se refugian en las cuevas de la costa, poniéndose a disparar flechas. Una le da a Daemon, que tiene que batirse en retirada.
Salto a un lugar completamente diferente. En Desembargo del Rey, los cortesanos elogian las cualidades del hijo del Rey. Hemos de suponer que hemos saltado unos 3 años desde el capítulo anterior, y desde entonces Viserys y Alicent se han casado, y ya han tenido su primer hijo, que en este momento tiene dos años. El niño, que se llama Aegon, es el segundo de su nombre. El primero fue Aegon el Conquistador, el que consiguió poner a los Targaryen al mando de las tierras de Poniente. Justo nos encontramos en las celebraciones de su segundo cumpleaños, y por si hubiera pocas novedades, se ve a Alicent embarazadísima otra vez (¡qué capacidad!). Lo que se respira, es que hay un grupo de gente que confía que a Viserys se le quite la tontería en algún momento y nombre sucesor a su hijo (así piensan ellos, que lo de una mujer gobernando es impensable). Vienen a mencionarle que el conflicto en los Peldaños de Piedra se está agravando, pero obviamente esto a Viserys le molesta. Ya lo dijo Daemon, a Viserys no se le da muy bien reinar, normalmente suele primar la tranquilidad o los momentos de ocio sobre todo lo demás, y no le gusta tomar decisiones o tomar un papel muy activo. De eso veremos más en este capítulo. Por cierto, el que le pone al día de todo lo que ocurre en los Peldaños de Piedra es un Lannister, hermano gemelo de otro que veremos después.
Están a punto de salir de cacería, como parte de las celebraciones por el cumpleaños del niño Aegon. Viserys pregunta si alguien ha visto a su hija, pero nadie sabe por dónde anda. Lo vemos después, está leyendo en un lugar apartado del Bosque de Dioses, pero Alicent sabe dónde encontrarla. Vemos que la relación entre las que fueron mejores amigas se ha deteriorado mucho. Rhaenyra ni siquiera quiere mirar a su antes amiga cuando esta le intenta convencer de que la cacería puede ser divertida. Cuando eso no funciona, le dice que son órdenes de su padre. Entre ellas dos la situación es muy tensa, notándose que sobre todo es Rhaenyra quien se muestra más hostil. En el trayecto viajan todos juntos, Viserys le dice que debería cabalgar a su lado. Ella no quiere, no le gusta la caza. Viserys le reprocha que no cumpla con sus obligaciones.

Cuando llegan, todos les aplauden. Se ve un distanciamiento muy grande de Rhaenyra con su familia, se siente más apartada que nunca y siente que todo gira en torno a la nueva familia de Viserys. Ya instalados y a punto de comenzar la cacería, se le presenta Ser Jason Lannister, el gemelo del Lannister que está en el Consejo. Él empieza a hablarle en muy buenos términos del hogar de los Lannister, Roca Casterly, diciendo que hay muy buena caza, que es un castillo espectacular, que hasta podrían construir una dragonera. De esta manera es como le propone matrimonio a Rhaenyra, y ella hace «bomba de humo» para ir a reñir a Viserys. Le dice que no es ningún premio que ofrecer a las otras casas, al parecer la propuesta de Jason estaba aprobada por el rey. Cuando empiezan a gritarse delante de todo el mundo, Otto les interrumpe. Al parecer, se ha visto un venado blanco, cazarlo supondría un buen presagio. Y ahí se interrumpe la discusión, donde Rhaenyra ha dejado muy claro que no quiere casarse, y también Viserys ha dejado muy claro que debe hacerlo, que no está por encima de la tradición.

Rhaenyra busca irse sola al bosque, sin guardias. Criston Cole le ve, y le sigue también a caballo. Finalmente llegan a un lago, donde Criston consigue que ella se detenga. Parece que han ganado confianza en los últimos años, así que ella le cuenta qué ha pasado. Criston bromea con matar a Jason Lannister, y le dice que deberían regresar. Ella tiene otros planes, disfrutar del bosque real. Siguen hablando un poco de todo, sobre todo a ella le apena estar en muy buena posición, pero no tener poder real. Criston le está muy agradecido, pues fue gracias a ella que ha alcanzado su posición actual, es el honor más grande que ha tenido cualquiera de su familia.
Por otro lado, el rey sigue buscando al venado blanco. Otto aprovecha para hacer comentarios en cuanto a que todo eso del venado, justo en el cumpleaños del niño, podría ser una señal a tener en cuenta (buscando argumentos para convertir a su nieto en heredero). Después, vienen los regalos, hay un poco más de peloteo por parte del Lannister, que insiste en el tema del matrimonio con Rhaenyra, dando por hecho que ella acabará perdiendo su posición de sucesora. Viserys reacciona negativamente, acusando a cualquiera que diga que Rhaenyra no es la legítima heredera de rebelión. Vemos a un Viserys un poco sobrepasado por las circunstancias, agobiado, emborrachándose un poco incluso para sobrellevar todo el tema. Enseguida Otto viene a atacar de nuevo, diciéndole que debe ordenar a su hija que se case. Aquí vemos el contraste entre un padre y otro, cómo uno busca la felicidad de su hija, y el otro usa a la suya como instrumento para lograr sus objetivos. Y no hace falta decir quién es quién. Pero Otto no se queda ahí, sino que le propone a Viserys un matrimonio entre Rhaenyra y su medio hermano Aegon. Quiere que los prometa, para que cesen las presiones y las peticiones de matrimonio para la heredera. Ahí ya Viserys explota, está harto ( y es de entender) de tanto acoso y derribo que le están haciendo con el tema. Se le ve como un hombre solo, harto de la presión que recibe, a quien en estos momentos le vendría bien el apoyo de alguien, su hermano Daemon, o su hija… Todo el mundo parece muy empeñado en darle su opinión, incluido Lord Lyonel Strong, que le dice que el más adecuado para casarse con Rhaenyra sería el hijo de la Serpiente Marina Ser Corlys, Laenor Velaryon. Actualmente el hijo de la Serpiente Marina está con su padre, luchando en los Peldaños.
Rhaenyra y Criston siguen por ahí y se ha hecho de noche. Él insiste en volver pero ella no tiene prisa. Al poco rato oyen ruidos raros, es un jabalí que les ataca y se abalanza sobre Rhaenyra. Ella le acuchilla sin ningún problema y adiós jabalí.
En otra parte, Viserys sigue dándole al vino, y Alicent va a hablar con él. Viserys ha seguido dándole vueltas al tema de la sucesión, y la «profecía», que ya había mencionado en el primer capítulo, y que explica la obsesión que durante muchos años tuvo con tener un heredero varón. Ahora se arrepiente de lo que llevó a la muerte de su anterior mujer, y se pregunta si se ha equivocado al nombrar sucesora a Rhaenyra. Alicent, en estos momentos, resulta muy difícil de descifrar, pues no dice gran cosa, pero suponemos que lo que querría es que su hijo fuera el heredero. En la siguiente escena, han capturado a un venado, no el venado blanco sino uno corriente, que Viserys debe rematar. Es una escena difícil de ver, tanto por la pena que da el animal (aunque no sea un animal de verdad), como por la pena que en cierto modo da Viserys. Un rey cansado, que no acierta a rematar a su presa, al que todos miran y critican. Y da la sensación de que solo desearía no estar ahí y vivir tranquilo.
Al final son Rhaenyra y Criston quienes pueden ver al venado blanco. Aunque Criston hace ademán de querer matarlo, ella le dice que se detenga y lo dejan irse. Cuando los dos vuelven al campamento con el jabalí y cubiertos de sangre, generan una gran expectación, y muchas caras raras (entre ellas la de Jason Lannister, su fervoroso pretendiente).
De vuelta en la capital, Otto va a hablar con su hija Alicent. Sigue insistiendo en el simbolismo de la celebración que acaban de pasar, y dando por hecho que Viserys nombrará a Aegon heredero de un momento a otro. Alicent parece que es leal a Rhaenyra, y sigue diciendo que debe seguir siendo heredera, y no va a criar a su hijo para que le robe el trono a su hermana. Pero Otto le insiste, en que convenza a Viserys para que tome la decisión. En la siguiente escena vemos efectivamente a Alicent, yendo a hablar con el rey, para hablar del tema. No hablan más allá del eventual matrimonio de Rhaenyra con el Lannister. Al final Alicent acaba leyendo una carta que ha recibido Viserys de los Peldaños, donde Daemon y Corlys explican la situación (Daemon no ha pedido ayuda, es demasiado orgulloso). Él no está convencido de ayudarles, pero ella parece que le convence de hacerlo, diciendo que el pirata está perjudicando al reino.
En la siguiente escena, Viserys habla con Rhaenyra. Ella sigue molesta por el intento de casarla con un Lannister, le echa en cara que la quieren reemplazar con Aegon, que ella ya es molesta y solo le sirve como moneda de cambio. Él le explica que quiere verla feliz, que se ha dado cuenta de que ella ha estado sola y enfadada muchos años, y le insiste en que debe reforzar su posición, que puede elegir a quien quiera pero debe casarse. Pero insiste en que ella es la heredera y nadie va a cambiar eso. Eso dice, pero, ¿se lo cree de verdad?


En los Peldaños, Corlys, Daemon y sus hombres hacen balance de la situación. Les quedan pocos barcos, su posición está debilitada, están planteando la estrategia que pueden seguir. Los Velaryon están planteándose alguna solución más desesperada, una incursión casi suicida, y pensando si Daemon podría prestarse a hacerlo. Hay algunos desacuerdos entre ellos respecto a la conveniencia de la alianza de los Velaryon con Daemon, pero Corlys corta cualquier intento de motín de raíz.
Llega Daemon montando su dragón (durante la conversación, hemos visto de fondo los Peldaños y cómo el dragón escupía fuego por allí). Justo llega una carta de Viserys para Daemon ofreciéndole ayuda. Después de unos segundos en que Daemon sigue sin decir palabra, lo piensa un poco, y entonces ¡la emprende a golpes con el mensajero! Nunca mejor dicho lo de «matar al mensajero»… Parece que Daemon no está llevando nada bien los fracasos que están teniendo en los Peldaños. Claramente no quiere esperar la ayuda de su hermano, sino que lo vemos dirigirse él solo en una barca a los Peldaños.

Llega allí él solo, y no hay nadie a la vista. Evidentemente piensan que es una trampa, pero él saca una bandera blanca en símbolo de su rendición. Enseguida Craghas Dahar sale de la cueva, un poco dubitativo de momento. Daemon sigue demostrando su voluntad de rendirse, dejando su espada en el suelo. Cuando Craghas ve que no hay dragones a la vista, hace salir a los hombres, que se van acercando a Daemon. Aquí podemos ver más en detalle a Craghas, está hecho polvo, toda la piel cubierta de enfermedad, un ojo ciego y con parte del cráneo también con piel enferma y calvas debido a esta.
Cuando parece que se ha rendido, Daemon de repente apuñala a uno de los hombres y empieza a dirigirse a donde está Craghas. Él solo, supera a los hombres que se interponen en su camino, pues el jefe no se ha apartado mucho de su cueva. Perdemos la cuenta de a cuántos hombres está matando Daemon mientras avanza. Llega un momento en que le disparan flechas, haciéndole daño en una rodilla. Vemos cómo casi todos los piratas se acercan a él, y cuando están donde los querían, se desvela la estrategia. Corlys y sus hombres estaban esperando y empiezan a atacar, y a la vez el hijo de Corlys, Laenor, aparece montado en un dragón. Este dragón se llama Bruma, y realmente es una escena muy espectacular, que mezcla la batalla, con la ingeniosa estrategia, un poquito de trampa con la falsa rendición, y un Daemon que sin pronunciar palabra se come la pantalla.

Lo del dragón es un golpe de efecto y una sorpresa, pues pensábamos que era monopolio de la familia Targaryen el poder montar dragones. Sin embargo, por la relación entre familias Targaryen-Velaryon (corre sangre Targaryen también por la familia Velaryon, debido a algunas ramas de la familia), y su ascendencia valyria, el hecho de que un Velaryon pueda montar un dragón no es tan raro. Con Bruma ya tenemos el tercer dragón esta temporada, junto a Caraxes (de Daemon) y Syrax (de Rhaenyra).
Otra cosa que me ha gustado ha sido ver en algo más de detalle la espada que lleva Daemon, llamada Hermana Oscura. La recibió del viejo Rey Jahaerys, seguro que veremos algunas cosas más relacionadas con esta espada y con otra llamada Fuego Oscuro.

Así que en fin, un capítulo que comienza con tensiones familiares y políticas muy fuertes, y acaba con una muy buena escena de batalla. De momento he de decir que quizá es el que más me ha gustado de los tres emitidos, seguido del primero.
En el capítulo 4, parece que tendremos otra buena ración de política y más tensiones sobre la sucesión, y la vuelta de Daemon a Desembarco del Rey.