Intento seguir con las buenas costumbres, y este es el segundo libro que he terminado este año. Lo he leído bastante rápido, en cuestión de pocos días… es lo que tienen las vacaciones, uno se acostumbra a este ritmo y a tener tiempo libre para variar. Pero no me voy a poner a divagar, sino que quería hacer cuatro líneas para explicar mi opinión del libro Yo, Julia. Creo que el libro fue un súperventas hace un tiempo, pero hasta hace poco no cayó en mis manos, por una serie de circunstancias en las cuales no me voy a extender. La cuestión es que, después de una experiencia no muy afortunada con otro libro del género «romanos» el año pasado, me encontré de nuevo ante una novela de intrigas políticas, batallas, etc. ambientada en la antigua Roma.
Desde la primera página se deja muy claro el porqué del título. El contexto es el siguiente, estamos en el año 191 d.C., en Roma. Para los que como yo, no estáis muy puestos en los detalles e historia de Roma, en ese momento el emperador era Cómodo (para los que hayáis visto Gladiator, sí, sería ese Cómodo). Cómodo era un déspota, despilfarraba los recursos del Imperio, y para ser sinceros, no queda muy bien parado en lo que a equilibrio mental se refiere. Pero él no es el protagonista, sino que los protagonistas son el legatus de Panonia Superior Septimio Severo y su mujer, Julia Domna. Al inicio del libro todavía gobierna Cómodo, pero a las pocas páginas, cuando sea asesinado (no es un spoiler realmente, pasa muy pronto en el libro), se iniciará una guerra por el poder que implicará traiciones, guerras, asesinatos… vamos, lo que viene siendo la Roma clásica más entretenida. 🙂
En cada capítulo contamos con una introducción desde el punto de vista de Galeno, el médico de confianza de varios emperadores y un pionero en medicina de su tiempo. Su punto de vista es el de alguien que cuenta la historia, como testigo de excepción, años después y ya con ciertaperspectiva. Es una manera interesante de hacer la introducción a la historia o hacer pequeños incisos entre capítulos, aparte de tener la visión del tiempo presente, tenemos también esta visión del largo plazo. Su punto de vista, además de dar todo esto, también marca el tono de admiración que luego se respira toda la novela hacia el personaje de Julia. Otra cosa que está bien saber cuando se comienza el libro, es que en las últimas páginas hay un glosario que permite consultar palabras específicas de la época.
Sin entrar en detalles de quién y cómo, porque eso forma parte de la historia, sí que quiero comentar mi opinión. Y digo lo de no entrar en detalles, a pesar de que la mayoría de lo que se cuenta ocurrió, y por tanto quien esté un poco al tanto en temas históricos, puede «autospoilearse» la novela.
En la novela, intrigas y guerras aparte, se quiere dar importancia y un rol clave a Julia, esposa de Severo, como auténtica mente pensante y estratega dentro de la pareja. Se quiere recalcar el binomio de marido/mujer, traducido a fuerza/inteligencia. Y ojo, no me parece nada mal, el destacar la inteligencia de una persona, en este caso una mujer que tenía muchas cosas en contra por ese mismo motivo (ser mujer), pero además por ser extranjera. Julia era de origen sirio, nacida en Emesa, y se casó siendo solo una adolescente, para acabar evolucionando de forma muy destacable como se explica en el libro. Sin embargo desde bien pronto demuestra no solo tener ideas propias sino también una visión estratégica de la que carece su marido.
Pero además de inteligente, es sumamente ambiciosa y actúa conforme a un plan que tiene pensado con mucho detalle, plan del que ninguna (ni siquiera su marido) de las personas a su alrededor es consciente. Esta visión tan favorable a Julia la comparten prácticamente todos los personajes del libro, o en otros casos la aborrecen justo por sus cualidades. El problema para mí viene en la aparente obsesión, tanto de los personajes como del escritor, en recalcar una y otra vez la belleza de Julia. Quizá a la quincuagésima vez ya había quedado claro, y estaría bien centrarse más en sus otras cualidades, mucho más interesantes. Además, curioso para mí que se hable tanto de la belleza y cualidades físicas de un personaje, cuando el resto corren por la novela prácticamente sin descripción ni apelativos en cuanto a su físico. Pero en fin, cosas mías… 😉
Mucho más interesantes que la belleza de Julia, o lo supuestamente enamorados que estaban ella y Severo (eso lo comento en breve), son las tramas e intrigas alrededor del imperio y para acaparar más poder. Y es que hay mucho de estas intrigas, los senadores de Roma no paran de conspirar, ¡y eso es muy divertido! También me ha gustado el retrato de la época, cómo se relacionaban amos con esclavos, el escalafón y jerarquías del poder en el Imperio Romano, o los engranajes que había a la hora de cambiar a un emperador por otro. Quizá me ha sobrado un poco de estrategia militar y me ha faltado conocer más el ambiente en las casas de la época, por ejemplo. No tanto historias concretas más o menos increíbles (como las de los esclavos…) sino a nivel más general y doméstico. Referente a esto, me ha descuadrado un poco más la insistencia (al igual que con la belleza del personaje), en romantizar una relación, la del matrimonio Severo-Julia, que más bien parece movida por la necesidad mutua y por el interés que por otra cosa. ¿Que además funcionaban en la cama y eso también servía a Julia para sus propósitos y virar las decisiones de su marido a favor de sus deseos? Sí, pero no por ello deja de tener todo ese aire tan interesado, y me parece exagerado cuando en varios puntos de la novela se explica lo muy enamorados que están. Da la impresión de que en aquellos tiempos, y a ciertos niveles de poder, había poco espacio para el amor… pero de nuevo, ¡cosas mías! Si es que soy una cínica. XD
Prefiero quedarme con un personaje femenino relevante cuando las mujeres lo eran bastante poco, que hizo lo necesario para hacerse escuchar, respetar y para influir en la política del momento. Ella, su marido y los que les apoyaron, dieron un giro bastante interesante a la Historia en aquel momento, y la novela resulta muy interesante y sobre todo, entretenida. Quizá más difícil de creer que ella fuera el centro y la más lista de todos, con una visión a largo plazo cuando los demás tenían dificultades para asimilar el día a día (y no exagero, a veces esa era la sensación). En general la novela sabe encontrar el equilibrio entre intrigas palaciegas y acción en las grandes batallas. Además, por lo que he visto, el autor se ha documentado muy bien así que la mayor parte de lo que se cuenta es cierto y ocurrió. El ritmo está bien llevado y abarca una época y acontecimientos lo bastante interesantes para dar variedad y ganar velocidad a medida que se acerca el final. Conserva el interés en todo momento, y ya os digo, sin desvelar spoilers, que la parte final es muy trepidante.
He leído que el escritor tiene otra trilogía anterior que quizá podría interesarme más (la Trilogía de Trajano), pero he de decir que esta ha sido una lectura agradable, entretenida, y que seguramente continúe con la segunda parte de la bilogía.
Autor: Santiago Posteguillo
Año de publicación: 2018
Número de páginas: 704
ISBN: 978-8408197409
Leído en español (Ed. Planeta)
Dedicatoria: Para Lisa y Elsa, por todo
Las dos trilogías que publicó Posteguillo con anterioridad a este libro, son claramente superiores: la trilogía sobre Publio Cornelio Escipión, y la de Marco Ulpio Trajano. Este libro sobre Julia Domna no me gustó y hasta se me hizo muy pesado de leer.