…El material para dicho campamento habría de transportarse desde la terminal ferroviaria de Tekhonmiel, a 500 millas de distancia. Harían falta 5 porteadores. Serían necesarios dos más para acarrear la comida de los cinco primeros y otro para llevar la de los dos segundos. La comida de este último la llevaría un niño. El niño llevaría su propia comida. Esta primera avanzadilla se instalaría a 38.000 pies y estaría igualmente abastecida con provisiones para dos semanas, lo que haría necesarios 8 porteadores más y otro niño. En total, para el transporte de tiendas, material, comida, radios, instrumental científico y fotográfico, efectos personales y todo lo demás, se requerirían 3.000 porteadores y 375 niños.
Reconozco que cuando vi este libro en la librería me motivaron a comprarlo dos factores: 1) en la contraportada pone que es «un clásico del humor británico» y 2) la edición tan bonita que han preparado los de Blackie Books. Sin embargo, al comenzar a leer me costó un poco arrancar a leer a buena velocidad y meterme en el libro.
Dicen que el libro puede tener más sentido para quien haya leído alguna vez obras sobre alpinismo. Yo desconozco bastante el mundillo, dado que lo poco que sé ha sido por verlo en películas. ¿Por qué iba a interesarme? Pensaba a las pocas páginas que me había equivocado, que realmente esta historia no era para mí y no conseguiría engancharme. Pero entonces ocurrió, me metí en el ritmo, y disfruté el libro hasta el final, terminándolo en pocos días.
La historia tiene en el centro a un narrador, líder de un grupo de alpinistas ingleses que tratan de coronar una cumbre dificilísima, el Kurda Rarí. La expedición la forman un jefe bonachón, que siempre piensa lo mejor de todos y al que nadie hace caso, también un médico que siempre está enfermo, un lingüista que constantemente provoca malentendidos con los porteadores por sus errores con el idioma, un experto en orientación con habilidad especial para perderse en cualquier sitio, el científico incapaz de tomar bien las medidas con su instrumental, el fotógrafo que por múltiples accidentes siempre pierde las fotografías o grabaciones… y treinta mil porteadores, nada menos, cantidad exagerada que llevan con ellos debido a un malentendido del intérprete con los nativos.
Los porteadores eran de natural soso. Para ellos el montañismo era un negocio, nada más. Habíamos pactado una jornada de ocho horas, por la que cada uno recibiría cinco oolonguis cinco (37 centavos y medio). Por nada del mundo aceptarían hacer horas extra, excepto por dinero. Cuando la marcha se detenía, se acluclillaban en grupos y fumaban un tabaco infame llamado atufo. Su actitud era hosca hasta decir basta; difícilmente puede imaginarse una cuadrilla con un aspecto más desolador.
El libro es difícil de describir, simplemente he de comentar que aunque como he dicho, al principio me costó un poco sentirme en sintonía con lo que estaba leyendo, acabé enganchada, leyéndomelo en pocos días y en algunas ocasiones incluso riéndome (y bueno, eso no significa nada para quien lea esto, pero yo, que me conozco, sé que eso es algo muy difícil para mí mientras leo un libro…). Tengo un sentido del humor que seguramente hace que me sea más fácil sintonizar con este tono de parodia, este humor inglés que lleva todo hasta el absurdo.
La traducción pierde el doble sentido que en inglés tiene la expresión «high» en inglés. Tanto puede referirse a que los protagonistas suben alto en la montaña, como que se emborrachan. Y creedme, el champán corre en abundancia a lo largo de esta expedición (siempre por motivos medicinales, por supuesto). Nunca es fácil que en la traducción no se pierda parte del espíritu del libro, sin embargo la traducción da la impresión de estar muy cuidada en esta novela.
Las situaciones provocaron en mí reacciones diversas, entre risa y pena, y el resultado final del conjunto es el de una historia entrañable, divertida. Los personajes son entre mezquinos y achuchables, incluso el mítico y terrorífico cocinero Puag, del que todos en la expedición huyen, por la horrible comida que prepara. Así que finalmente, he pasado muy buenos ratos con este libro y estoy contenta de tenerlo en mi biblioteca.
Autor: W.E. Bowman
Año publicación: 1956
Número de páginas: 192 páginas
País del autor: UK
ISBN: 978 8416290536
Leído en: español (edición Blackie Books)
Dedicatoria:
Para George y Margot
Curioso libro para tener en cuenta. Me lo apunto 🙂