De vez en cuando me apetece ver una miniserie de este tipo. Cuatro capítulos, pim pam pum, ¡y ya está terminada! En este caso la miniserie no llega a las cuatro horas de duración, es australiana y en ella los protagonistas, policías, investigan una serie de asesinatos basados en el odio a homosexuales.

Las víctimas son homosexuales a los que el asesino (o asesinos) tienden una trampa y matan a golpes. A los protagonistas, Tori Lustigman (Yael Stone) y Nick Manning (Noah Taylor), les asignan el caso cuando aparece un cuerpo mutilado en la población de Bondi. Al inicio no saben si se trata de un robo que ha ido a más, o de un asesinato por odio. Pero el asesino parece seguir un ritual, y comienzan a aparecer otros cuerpos, al parecer las víctimas son atraídas a través de una aplicación para ligar. Pronto comienzan a investigar casos antiguos, y descubren que quizá el asesino lleva muchos años matando. Durante los cuatro capítulos van siguiendo diferentes pistas hasta dar con el culpable.

La serie está basada en una historia real, dado que en Australia hubo una serie de asesinatos en los 70 y los 80. Se estrenó a la vez que la miniserie, un documental del mismo título donde se habla de los hechos, dado que fue una especie de epidemia de violencia y asesinatos en contra de los gays que ocurrió en Sydney, en aquella época.

En cuatro capítulos da tiempo a que nos expliquen la investigación, pero también a profundizar y enlazar el pasado de la protagonista con todo lo que están investigando. La pareja de policías me ha gustado bastante, pues desarrollan en tan poco tiempo una buena químida de «polos opuestos», y ella, aunque como es típico es más sensible con los temas que tratan, aunque sin ser empalagosa. Mi favorito, el personaje de Noah Taylor, más pragmático y un buen complemento al personaje más emocional de ella.

Así que una serie cortita, entretenida, con buenos actores y que se ve muy rápido. Me alegro de haberla visto.