Una de estas series que descubrí ya entrando en el 2017 fue esta de Netflix, que fue estrenada (de forma bastante discreta, añadiría) a mediados del pasado diciembre. Ya sabemos todos que las series de Netflix se estrenan con temporadas completas, por lo cual, cuando empecé a verla, tenía 8 capítulos disponibles si quería ir enganchando unos con otros. Pues bien, al final sí la he visto bastante rápido.
La premisa de la serie es complicada de explicar, porque no quiero revelar algunos aspectos de la misma que se van desvelando a medida que avanzan los capítulos. Comenzaré por explicar parte de lo que ocurre en el primer capítulo, así que no hay riesgo de spoilers. La serie comienza cuando vemos a una mujer que se arroja al vacío desde un puente; salva la vida aunque con algunas heridas, y resulta ser una persona que desapareció siete años antes, Prairie Johnson (Brit Marling). Sus padres, Abel (Scott Wilson) y Nancy (Alice Krige) la reciben con los brazos abiertos, pero ocurre algo muy extraño: Prairie era ciega, y ahora ve. Será solo la primera de las cosas extrañas que ocurrirán. Porque Prairie parece guardar muchos secretos, y le está costando adaptarse. Eso se lo explican los que la rodean por la experiencia traumática que ha vivido (poco a poco se va explicando todo), pero hay otros comportamientos que se escapan a la razón.
En el momento presente Prairie (que se hace llamar «OA») conoce a un grupo variopinto de personas. Tenemos al malote del instituto, al que sus padres quieren enviar a un internado militar, es Steve Winchell (Patrick Gibson), y a pesar de vivir con el miedo de que lo envíen a ese lugar donde los chicos sufren tanto, no endereza su manera de actuar en el instituto o con sus padres. ¿Por qué? Porque ya lo han dado por perdido. También está está Jesse (Brendan Meyer), un chico cuya ocupación básica era fumar porros hasta que se embarca en esta aventura con el grupo. Y «French» (Brandon Perea), un estudiante modélico que toda su vida ha luchado con la difícil situación que tiene en casa, con una madre alcohólica en el paro. También Buck (Ian Alexander), un adolescente transexual que hasta este momento había sufrido mucho aislamiento. Y por último Betty (Phyllis Smith), profesora del instituto al que acuden los otros cuatro miembros del grupo. Y todo porque OA quiere que sean cinco en el grupo para comenzar a contar su historia. ¿Por qué? Pues poco a poco va a explicar por qué.
OA no lo va a tener fácil, pues sus padres son tremendamente protectores con ella tras su vuelta. Debe asistir a sesiones de terapia a diario con Elias (Riz Ahmed), y parece tener problemas mentales, no solo debidos al trauma sino desde antes de su desaparición (sus padres habían comenzado a medicarla cuando era muy pequeña). Y aunque no he mencionado su nombre entre los personajes, también tiene mucha importancia el papel que desempeña el personaje de Jason Isaacs en toda la historia. Y no quiero dejar fuera tampoco la interpretación de Emory Cohen, al que no conocía en sus otros trabajos.
En la serie hay una mezcla de géneros bastante curiosa, y uno la compra o no la compra. Supongo que es de esas series que o gustan mucho, o no gustan nada de nada. Es cierto que incluso a mí, que me ha gustado la serie, se me han hecho un poco difíciles las fuertes influencias de espiritualidad ‘new age’ que siempre me resultan tan pesadas. Sí, trata temas como la fe, la fortaleza, la amistad, y sobre cómo personas muy diferentes pueden unirse y mejorarse unas a otras. Pero todo desde una perspectiva algo confusa y pasada por un tamiz de extraña mitología. Creo que no sería preciso decir que me ha encantado la serie, pero también es totalmente cierto que ha despertado mi intriga lo suficiente como para verla hasta el final, y sin esfuerzo. Los actores trabajan bien, el ritmo está bien llevado y es ágil, lo que puede no convencer son ciertas partes de su contenido, o cómo está ejecutado. Pero para comentar lo que no me ha gustado de la serie tendría que contar spoilers que aparecen bastante entrada la temporada.
Pero es lo que digo, hay elementos de la historia que parecen un poco difíciles de tragar para cualquiera, demasiado forzados, demasiado exagerados. Sin embargo la serie tiene otros muchos valores positivos, y uno de los más potentes es la capacidad de jugar con la ambigüedad, de jugar con el espectador y lo que cree hasta el final. Ya os digo, la serie es un poco una fumada de los guionistas (por cierto, guioniza la actriz protagonista, Brit Marling, junto a Zal Batmanglij, los dos son creadores y también productores de la serie). La serie no es un producto para todos los gustos, y no creo que nunca la recomiende; aun así, he pasado un buen rato viéndola. Además, uno le coge bastante cariño a algunos de los personajes secundarios (sigo sin saber qué me parece la protagonista). Por otro lado, y aparte de la historia, la serie tiene cualidades muy positivas, como que da gusto verla, simplemente. La fotografía es preciosa y la serie está muy bien realizada.
Una última cosa: no hagáis ni caso a los que la han comparado con Stranger Things. Las dos series no tienen nada que ver, y hay muy pocos puntos en común se mire por donde se mire… al margen de que las dos son series de Netflix.
Web oficial
Ficha IMDB
Fecha estreno USA: 16 de diciembre de 2016
Número capítulos / duración: 8 / 31-71 minutos
Información Bitacoras.com
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En casa la vimos en 3 días, también nos pasó un poco el enganche «sin querer» pero me pareció buena, sobre todo por el trabajo de todos los secundarios, como a tí, Brit Marling no termina de aterrizar, pero el grupo de los «Nuevos 5» (por llamarlos de alguna manera) me encantó y solo por ellos creo que vale la pena la serie…